Capitulo 6: Gracias, madre...

10.9K 1.7K 156
                                    

No sabía cuanto tiempo había pasado.

Por un tiempo había temido que el fuego alrededor mío comenzara a extenderse en dirección hacia nosotras, pero no parecía que eso fuese a suceder. El fuego más bien parecía estar tratando de protegernos.

Mi madre había dejado de moverse y cantar hace un tiempo, yo misma estaba cansada en este cuerpo de bebé, pero me obligué a permanecer despierta.

Entonces escuché gritos. Estaba asustada, no podía moverme, no quería gritar, solo quería que mi madre y yo huyésemos. Sabía que eso no era posible en su estado, pero quería huir. Después de todo, si lo intentábamos las heridas de mi madre se abrirían aún más y ella se desangraría hasta la muerte.

Esperaba que el fuego fuese suficiente para que el enemigo no se acercara a nosotros.

Entonces escuché como varias personas hablaban, las voces venían en varias direcciones.

- ¡Las encontré!

Temblé temiendo que la Emperatriz hubiese enviado a alguien para comprobar que estábamos muertas o... para hacer algo con nuestros cuerpos.

Madre, despierta, por favor...

Cerré mis ojos con fuerza esperando que lo peor pasara pronto.

- ¡Su Majestad, no puede entrar!

¿Eh?

Abrí los ojos para ver lo que sucedía.

El Emperador estaba ahí. Su cabello, que siempre había visto perfecto, en ese momento estaba revuelto en diferentes ángulos; sus ojos estaban tormentosos una vez más, pero no era de ira... parecían más de temor. Su rostro se veía afligido y cansado, como si no hubiese dormido toda la noche.

- ¡Roux! ¡Thania!

La voz del Emperador sonaba dolida, con miedo.

- ¡Papa!—grite estirando mis manos hacia él

El Emperador forcejeó con los soldados para que lo dejasen ir hacia nosotras. El fuego comenzó a extinguirse sorprendiendo a todos hasta que se extinguió por completo.

Cuando el fuego se extinguió, los soldados soltaron al Emperador permitiendo que corriese hacia nosotras.

Madre, despierta, padre vino por nosotras. ¡Él vino!

Podía sentir lágrimas de felicidad rodando por mis ojos al ver al Emperador. Regresé a ver si mi madre estaba despierta e igual de sorprendida que yo, pero... mi mirada mostraba horror. Estaba segura de ello...

Mi madre no se movía. Su rostro se veía pálido. Sabía que había perdido sangre, sabía que había una gran posibilidad de que hubiese sido herida en su pulmón. Lo sabía y aún así mantuve mis esperanzas altas.

- Roux...

La voz del Emperador sonaba herido mientras se acercaba a nosotras. Él se arrodilló mientras veía a mi madre y tocó su rostro.

Los ojos de mi madre estaban cerrados, su rostro parecía cansado. Ella había luchado contra dos sujetos sin poseer una espada propia, en una pelea justa ella habría ganado. Mi madre no solo había luchado contra aquellos tipos, sino que también parecía haber intentado luchar contra el sueño y el cansancio provocado por todo.

- Roux...

La voz del Emperador se quebró mientras levantaba el rostro de mi madre y buscaba su pulso.

Mamá...

No pude más cuando vi al Emperador abrazar a mi madre y comenzar a llorar. Ambos comenzamos a llorar.

Mamá...

Las lágrimas corrían por mi rostro. Ella me había protegido. Había dado su vida para salvarme.

Roux Amelie de Soleil...

Mi madre...

Mamá... gracias por haberme dado a luz. Mamá... gracias por haberme amado. Mamá... gracias por haberme protegido.

Puedes descansar ahora...

El Emperador se separó de mi madre para luego mirar alrededor como si buscara algo. Hasta que vio lo que mi madre había escrito en el suelo. La mirada del Emperador se oscureció por completo, me tomó de los brazos de mi madre con una increíble delicadeza, que creí que no haría debido a la situación.

- ¡General!

- ¡A sus órdenes, su Majestad!

Un hombre de cabello oscuro se arrodilló ante el Emperador. No podía ver su rostro bien debido a las lágrimas que aún tenía en mis ojos.

- ¡Lleva a la princesa de regreso al castillo! ¡Haz que el médico imperial la revise y la trate! ¡Cortaré la cabeza de todos si algo le sucede a la princesa!

- ¡Sí, su Majestad!

Aquel hombre me recibió en sus brazos con la mayor delicadeza que podía. Yo solo pude ver al Emperador cargar a mi madre con la mayor delicadeza que él podía. Podía ver lágrimas caer por su rostro.

El Emperador podía haber estado casado ya. Mi madre solo era una concubina, nada más ni nada menos que la concubina imperial. Pero...

¿Por qué le lloraba?

Solo había sido su amante... sólo habían tenido un bebé. No había más hijos nacidos de ambos que yo.

¿Por qué llora?

¿Le dolía?

La muerte de mi madre... ¿le dolía?

Mamá...

Más lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos mientras los cerraba.

Gracias por todo... Hasta luego... madre.

Reencarné como la hermana de un idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora