Capitulo 8: Castigo

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Mi padre realmente estaba esperando por aquel momento. Cuando la Emperatriz firmó un papel ante muchos testigos, finalmente me reconocieron oficialmente como la princesa imperial. La Emperatriz salió de inmediato de aquella habitación sin darme una segunda mirada.

No es como si yo quisiera algo de usted, señora.

Mi padre, en cambio, anunció que pronto se haría una celebración en mi nombre.

Algunas personas se acercaron a él con intenciones de verme más de cerca. Yo miraba alrededor, tal vez podría conocer a mi hermano mayor, pero aparentemente él no estaba aquí.

Tal vez la Emperatriz le impidió conocerme. Lo que es lo más probable.

Lo que me recuerda...

¿En que época estamos? Hasta el momento todo me recuerda de La Emperatriz se Volvió a Casar, pero no es como si supiese el nombre de mi padre. Solo se el nombre de mi madre. Siempre llaman a mi padre como: Emperador o su Majestad.

Tal vez pronto sepa su nombre.

Por ahora, yo me estaba quedando en la habitación del Emperador...

Había una cuna justo a lado de su cama, era bastante grande debido a que yo ya no era tan pequeña. El colchón era suave aunque no me agradaban los juguetes que colgaban por encima. No soy tan pequeña.

¡Tengo un año! ¡No soy un bebé!

Aunque no había pasado más de dos dias antes de volver a ver a la Emperatriz, quien entró furiosa a la habitación de mi padre mientras él me leía un libro bastante... interesante.

-    ¡Emperador!

Ambos observamos la puerta abrirse de golpe mientras aquella mujer de cabello oscuro entraba luciendo completamente enfurecida.

Mi padre le dio una fría mirada, tal vez había sido por entrar de golpe a la habitación o tal vez por haber interrumpido nuestro tiempo padre-hija.

-    ¡¿Cómo pudo hacer eso?!

Hera, como a mi me gustaba decirle, gritaba furiosa hacia mi padre mientras él bajaba con lentitud el libro permitiendo que yo quedara a vista de aquella mujer.

-    ¿De qué habla ahora, Emperatriz?—preguntó mi padre con tranquilidad

-    ¡El hermano Frederick!

La Emperatriz me miró con furia, pero no sabía de lo que estaba hablando. ¿Hermano? ¿Tenía un hermano?

-    ¿Es todo? Entonces sal de mi habitación—habló mi padre dándole un fría mirada

-    ¡¿Cómo puede decir eso?! ¡¿Usted?! ¡¿Fue usted?!

No entendía nada de lo que la Emperatriz quería decir, y a decir verdad tampoco era como si me interesara. Había aprendido a entender el idioma, solo faltaba que pudiese pronunciar de manera correcta las palabras, leer y escribir por lo que necesitaba que mi padre leyera para mi. Entre más leyese, podría saber como se escriben algunas palabras y leerlas por mi misma.

-    Ah, te refieres a su estado físico—mi padre le dio una sonrisa, pero esa sonrisa daba miedo y había un aire de burla hacia la Emperatriz—ese es su castigo...

-    ¡Adopté a tu bastarda!—reclamó la Emperatriz

-    Y no lo asesiné, ni lastimé a tu hijo y no pedí el divorcio—sonrió mi padre mientras me daba un beso en mi cabeza—para mi, Emperatriz, tu resultaste aún más beneficiada

-    Frederick terminó tullido—sollozó la Emperatriz

...

¿Tullido? ¿Como... mutilado?

...

¿Quién terminó mutilado y por qué?

Ahora comenzaba a poner atención a lo que la Emperatriz decía, mientras mi padre sonreía de manera burlona hacia la Emperatriz.

-    Ah, pero sigue con vida—sonrió el Emperador—sin una pierna, sin un brazo, sin un ojo, sin una oreja... pero vivo...

Abrí los ojos con sorpresa ante lo que mi padre había dicho, y lo observé: él tenía una sonrisa satisfactoria en su rostro, como si hubiese hecho algo bueno.

-    Dado que tú fuiste quien ordenó asesinar a Roux utilizando tu última inmunidad, te lo advertí Emperatriz—mi padre continuo—ya no habrá más inmunidades para ti, otro error y te juzgarán... y tu hermano solo recibió su castigo... agradece que no fue ejecutado.

¿Agradecer? Incluso yo sé que eso es peor que estar muerto en este mundo, la nobleza nunca lo tomará con seriedad incluso sus propios sirvientes podrían estar burlándose de él, nunca se casará ni tendrá una familia si es que está soltero y en caso de no estarlo, simplemente lo abandonarán.

Pero... él es el asesino de mi madre. Creo que fue un buen castigo, después de todo, si moría no hubiese sufrido lo suficiente.

¿He sonado cruel? En mi anterior vida vivía en un lugar donde no podías caminar cuando el sol entraba y el último de sus rayos dejaban de brillar, no podías confiar en algún conocido porque tenías miedo de ser apuñalado por la espalda, debías de vigilar quienes andaban a tu alrededor y estar preparado para escapar de ser necesario, había sonidos de balas donde menos te esperabas y no podías salir sin correr riesgo de no volver a tu casa. Había lugares donde te culpaban a ti misma de una desgracia, donde tú siempre serás culpable de todo lo que te suceda. Había lugares donde parecía una zona de guerra, lugares donde encontrabas muertos en algún lugar y lo tomarían como algo normal. El mundo es un lugar cruel, y yo solo aprendí a cerrar todo mi corazón a aquellos que creo que no se lo merecen.

La Emperatriz me observó con odio, yo le devolví la mirada con la misma frialdad que mi padre. Ambos le observamos con dureza mientras ella gruñía.

-    ¿Acaso el Emperador no tiene compasión?—preguntó la Emperatriz

-    La misma que la Emperatriz muestra hacia aquellos que yo verdaderamente amo—respondió mi padre con frialdad—mostraré esa misma compasión hacia aquellos que la Emperatriz ama

La Emperatriz salió de la habitación sin más. Mi padre dio un gran suspiro y al voltear a verme notó como le observaba. Mi padre sonrió y palmeó mi cabeza mientras retomaba su lectura.

Como he dicho antes, necesito aprender a leer por mi cuenta y con eso escribir. De hecho, adoro que mi padre lea para mi... Aunque a veces me preguntaba por qué leía un libro de guerra a una niña de un año...

Supongo que al final, este cuerpo tiene la sangre del Emperador. Al final... yo también puedo ser tan cruel como él.

Reencarné como la hermana de un idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora