Capítulo 33: Camino a Soliel (1)

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Era el día en que debía irme. En aquel momento me encontraba en mi habitación mientras empacaban algunas cosas que posiblemente necesitaría en Soliel. Sovieshu volvió a visitarme llevando en sus manos una caja dorada y un listón rojo adornándole. Me obligué a sonreírle. Estaba casi segura de lo que era...

- Hermana, te he traído un regalo—sonrió Sovieshu

Observé la caja nuevamente y me obligué a sonreír aún más.

- ¡Es muy bonito!—dije con una gran sonrisa—¿Puedo abrirlo?

- ¡Sí!

La sonrisa de Sovieshu parecía ser sincera.

- ¡Galletas!

No me sorprendía. Ese era un viejo truco, ¿no tienen algo mejor? No lo sé... algo más... ¿creativo? Pero al recordar por qué había estado en la habitación de mi padre y en su cama decidí tragarme mis palabras.

- Las guardaré para el camino—dije mientras volvía a cerrar la caja

- Está bien, por favor, cuídate—sonrió Sovieshu—espero que te mejores en el tiempo que estés en el extranjero.

Le miré como si hubiese dicho una idiotez. ¿Mejorarme? ¿Creia que me iba porque estaba enferma? Tal vez a todos los niños les habían dicho eso para no asustarlos.

- Gracias, hermano—sonreí—espero... espero que tu madre y tú sean felices mientras no esté.

Porque cuando regrese... esa mujer deseará no haberme provocado.

- Gracias, hermana—sonrió Sovieshu

Me siento un poco culpable...

- Espero disfrutes las galletas...

Y la culpa se ha ido.

Sonreí mientras lo veía salir de mi habitación. Mi nana, quien había permanecido un poco alejada, se acercó de inmediato recibiendo la caja de galletas.

- Has que se lo entreguen a padre, e infórmale que fue Sovieshu quien me las dio—pedí mientras ella asentía

No quería creer que Sovieshu realmente sabía lo que eran las galletas... porque si él lo sabía...

Ese mocoso...

Podía sentir una vena sobresaliendo en mi frente debido a mi enojo.

Recordando el regalo de la vez pasada. Estaba bastante segura de que Sovieshu lo sabía... o al menos sabía que el contenido de aquel entonces no debía de ser consumido por alguien que no fuese yo.

Suspiré con cansancio mientras veía mis dos maletas. No era más que simples maletines, pero quería llevar algunas cosas conmigo. Aún si mis tíos habían dicho que ellos se encargarían de darme ropa y todo lo que necesitase en Soliel.

- Mi señora, su padre espera por usted afuera

Louise había estado llamándome así desde que desperté después del incidente. Me sentía un poco avergonzada, pero cuando el tío Mark y el tío Elijah explicaron que Louise llamaba así a mi madre, no tuve el corazón para pedirle que dejara de llamarme así.

- Ah, entonces le daremos la caja ahora—sonreí mientras mi nana asentía

Tomé el peluche que Koshar me había regalado. Mi padre entró a mi habitación mientras estiraba mis brazos hacia él.

Reencarné como la hermana de un idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora