Capítulo 47: Estoy en casa... (1)

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El rostro de mi padre se desfiguró ligeramente, pero eso no evitó que el tío Elijah soltara una carcajada.

- ¡Rápido! El hermano Marcel los envió exclusivamente para esto—pude escuchar al tío Elijah hablar entre dientes

El tío Elijah no intentó disimularlo, aunque los pintores que el tío Marcel había enviado ya habían empezado a trabajar rápidamente.

La educación era sumamente importante y antes de ser mi padre, él era el Emperador... y aún así.

Caminé para acercarme a él.

- Puedo... ¿Puedo abrazarte?—pregunté

Por alguna razón, mi voz se escuchó quebrada...

Debía estar más nerviosa de lo que creía, no sabía cómo reaccionaría mi padre y tampoco sabía sus sentimientos hacia mi.

Decían que sin importar qué los padres siempre amaban a sus hijos... pero había dejado el Imperio hace tanto tiempo que tenía mis propias dudas.

¿Mi padre me seguía amando? ¿Seguía siendo su pequeña princesa? ¿Estaba resentido porque lo había dejado?

Sentí un nudo en la garganta, sentía tanta vergüenza, estaba segura de que mi rostro estaba rojo...

Sentí como dos brazos me rodeaban y solo ahí me di cuenta de que había cerrado mis ojos con miedo a ser rechazada.

Los abrí con sorpresa soltando pequeñas lágrimas mientras sentía como me abrazaba...

- No tienes que preguntarlo—murmuró mi padre—Bienvenida a casa, mi pequeña hija.

- Papá...

Lo abracé con más fuerza.

- Te extrañé, papá—murmuré—estoy en casa...

Me separé de él sonriéndole. Mientras me sonrojaba dándome cuenta de que no estábamos solos.

- Yo... padre, permíteme presentarte a los que me acompañan—hablé tratando de recuperar mis modales

El tío Elijah había cambiado drásticamente su comportamiento. Su rostro estaba sin ninguna emoción, pero una leve sonrisa le adornaba.

- Los rostros conocidos no necesitan ser presentados nuevamente, Thania—habló mi padre sonriendo hacia mis tíos—es un gusto volver a ver a los tíos de mi querida hija. Lady Ciel, la edad solo la vuelve más hermosa...

- Digna hermana de la Emperatriz Roux—respondió mi tía—es un gusto volver a verlo, Emperador Osis.

Mi padre se tensó ligeramente cuando la tía Ciel mencionó a mi madre, pero logró sonreírle mientras le daba una fría mirada.

- Sin dudar, digna hermana de mi amada Roux—dijo mi padre de manera tensa.

Podía sentir la tensión de ambos. No era como si ellos dos no se pudiesen controlar, al menos ambos eran lo suficientemente maduros como para fingir llevarse bien cuando ese no era el caso.

El tío Sebastián también se tensó a lado de la tía Ciel y fue ahí cuando ella sonrió con verdadera amabilidad.

- Él es mi esposo, Sebastián—presentó mi tía

El tío Sebastián sonrió. Su sonrisa era cálida y dirigida hacia mi tía... y mi padre...

Su mirada era extraña. Había un ligero tono de tristeza y melancolía, aunque con sinceridad no sabía por qué. La mirada de mi padre bajo del tío Sebastián a la tía Ciel y pronto a la mano del tío Sebastián que estaba en el estómago de la tía Ciel.

Reencarné como la hermana de un idiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora