15. El boggart y la guerra de comida.

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Los siguientes días los pasamos ideando mi plan, aunque ya lo teníamos claro desde que el primer momento, aún había cosas por aclarar. Por ejemplo: necesitábamos saber el susto que nos iban a pegar Fred y George. Para ello necesitamos la ayuda de Natasha, que conoce a todo el colegio y que horas después de que le pudiésemos ayuda vino a nuestro encuentro con información sobre el susto que nos iban a dar.

Lo que ella nos dijo no nos alegró mucho.

Y es que, si mi broma ya era un poco cruel y perversa, la de los gemelos era el doble.

—¿Un boggart?¿Quieren ponernos un boggart delante?—me acuerdo que dijo Cedric en cuanto nos lo dijo Nat. Yo en ese momento no tenía ni idea de lo que era un boggart, y cuando me lo explicaron se me heló la sangre.

Un boggart era una criatura cuyo verdadero aspecto no se sabía, pue se mostraba de una forma distinta ante cada persona. Pero no tomaba una forma cualquiera, no, el boggart tomaba la forma de tu mayor y más oscuro miedo. Eso sí que era cruel.

—¿Estás segura de que quieres hacerlo tú? No es tarde para echarse atrás—me susurró Cedric mientras vigilábamos el pasillo del segundo piso.

Me giré para mirarle a los ojos. A pesar de que estos días habíamos tenido que estudiar y planear mucho, la escena que ocurrió en el armario estaba tan fresca en mi mente como si hubiese pasado hace unos segundos.

—¿Preocupado por mi, Diggory?—le pregunté, alzando una ceja—. Qué adorable.

—Lia, hablo enserio—me dijo Cedric. En sus ojos verdes se reflejaba una gran preocupación que hizo que dejase de sonreír.

—Estaré bien, Ced. Solo es un boggart. No es real—intentaba convencerle más a él que a mí misma.

—¿Recuerdas la palabra clave, por si necesitas ser salvada?—me dijo, aún mirándome con el ceño fruncido. Tuve que insistirle mucho para que me dejase a mi ir en vez de él, y aún así, a unos minutos de nuestra broma, seguía sin estar contento con mi decisión.

Puse los ojos en blanco.

—Amarillo—repetí esa palabra por millonésima vez—. Ya no sé si prefieres que me salga bien o que me salga mal para salvarme.

El sonrió ligeramente, mirando hacia abajo.

—Sabes que me encanta salvarte, querida Lils.

Le saqué la lengua y Cedric sonrió abiertamente, haciendo que me quitase un peso de encima. Estaba acostumbrada a su perfecta sonrisa, y odiaba verle así de preocupado.

No pudimos seguir con la conversación porque Natasha apareció rápidamente corriendo por el pasillo hacia nosotros.

—Ya vienen, ¿estás lista?—dijo, dirigiendo su mirada ansiosa hacia mí. Asentí con la cabeza—. Buena suerte, Lia, lo vas a bordar.

Le sonreí como agradecimiento y fui a salir de nuestro escondite para hacer lo que habíamos planeado: yo simplemente me sentaría en un banco de una forma casual para que los gemelos pudiesen soltar el boggart frente a mi sin sospechar.

Antes de que pudiera salir, alguien me agarró de la muñeca y tiró de mi hacia el escondite otra vez.

—Prométeme que si sientes que algo va mal o que no lo vas a conseguir, gritarás la palabra clave—Cedric me miraba con seriedad a los ojos, y entre nuestros cuerpos había alzado el brazo que no me estaba agarrando la muñeca.

Bajo las estrellas {Cedric Diggory}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora