Estaba soñando.
Tenía que estar soñando.
Esto tenía que ser una insufrible pesadilla.
Tenía que despertarme al lado de Cedric de nuevo, que él me abátase y me tranquilizase, me dijese que estaba ahí conmigo y que todo esto había sido una horrible pesadilla, pero que ya había pasado.
Mi brazo estaba rojo de las veces que lo había pellizcado.
Y yo seguía ahí. Seguía en medio del patio, sentada en el frío suelo de piedra y temblando como si tuviese frío. Exteriormente no lo tenía, pero por dentro toda mi llama se había apagado.
Escuché como alguien me llamaba.
No era su voz.
Se había ido sin mirar atrás. Y no había vuelto.
Frío. Hacia mucho frío...
—¿Dahlia?¡DAHLIA!¡Chicas, está aquí!—Natasha—¿Dahlia? Cielo, ¿qué ocurre?¿qué ha pasado?
Miré hacia el frente. Natasha venía corriendo hacia mi con una mirada preocupada. Se agachó a mi lado y me rodeó con sus brazos. Ya estaba llorando, pero cuando sus brazos me rodearon, rompí a llorar de verdad. Mis sollozos desconsolados eran lo único que se escuchaba alrededor. Podía escucharlos por el eco de los pasillos, y ni siquiera proyectaban lo rota que me sentía ahora mismo.
—Ya está, ya está... ¡Chicas!¡Venid ahora mismo!
El sonido de más pisadas. Más figuras. Ninguna era la suya. Ninguna voz sonaba como la suya.
—¿Lia? Dahlia, mírame. ¿Qué ha ocurrido?¿Estás herida?—Penny se agachó al lado de Natasha. Yo había enterrado mi rostro en el pecho de ésta mientras Nat me acariciaba el pelo.
No podía contestar a esa pregunta. Estaba herida, pero no era ninguna herida que ellas pudiesen ver.
—¿Dónde está Cedric?—escuché como preguntaba Mila—¿Necesitas que vayamos a buscarle?
Sollocé con más fuerza. Las chicas se miraron entre ellas alarmadas.
—Él... Él... Se ha i-ido...—murmuré entre mis sollozos como pude—. Se ha ido... Se ha ido... Me ha... Me ha...—me eché a llorar.
No hizo falta decir más para que las chicas supieran lo que había ocurrido.
—¿¡Qué!?—exclamaron las cuatro a la vez.
Natasha me abrazó con más fuerza.
—Estás helada.
Solo respondí llorando. Penny se acercó a mi y también me rodeó con sus brazos. Luego sentí los de Mila, y luego los de Annika.
Seguía llorando. Seguía queriendo gritar de agonía y me seguía doliendo. Pero al menos ya no tenía tanto frío.
Ninguna de las chicas dijo nada, solo me dejaron llorar hasta que la garganta me escociese y no me quedaron más lágrimas. Hasta que dejé de temblar.
—Vamos a llevarte a la habitación, ¿vale? Ahora lo que menos necesitamos es resfriarnos y así puedes contárnoslo todo con calma y te podemos ayudar—me dijo Mila, acariciándome la espalda.
Asentí con la cabeza mecánicamente. Ellas me ayudaron a levantarme y me llevaron por los pasillos, evitando pasar por el gran comedor hasta llegar a nuestra sala común. El calor de la chimenea encendida me acogió, y por unos segundos sentí un poco de paz en medio de aquel torbellino, hasta que recordé todos los momentos que había tenido en los rincones de esta sala con Cedric.

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Bajo las estrellas {Cedric Diggory}
Fanfiction«El corazón me latió más deprisa cuando él se giró para que nuestros ojos se encontrasen una vez más, con aquella sonrisa dibujada en sus labios que me volvía tan loca que las piernas me empezaron a temblar. Y entonces extendió su brazo hacia mi, y...