—George...
El mundo me empezó a dar vueltas.
Me iban a mandar a un internado del que probablemente no salga. Cedric me había engañado. Pero aún así le seguía queriendo. Luego me había echado a sus brazos al enterarme de la noticia del internado. Luego había salido corriendo.
Y ahora George estaba frente a mí.
Al igual que con Cedric, nada más verle tuve las mismas ganas de pegarle un puñetazo que de echarme a sus brazos. Pero la última ya había pasado con Cedric, y no pensaba volver a meter la pata con ahora con George también.
Pero al verle ahí de pie, mirándome fijamente con sus ojos castaños, su rostro lleno de adorables pecas, su pelo pelirrojo echo un nido de pájaros, sus manos que jugueteaban entre ellas por el nerviosismo... las piernas se me debilitaron.
¿Por qué tenía que ser tan frágil?¿Por qué tenía que sentir con tanta intensidad? Era una maldición y bendición al mismo tiempo.
—Dahlia...—él murmuró mi nombre.
—George...—repetí, casi sin aire—. Por favor, ahora no...
«Ahora no puedo porque siento que estoy a punto de desmayarme. Ahora no porque me duele el cuerpo, el corazón y la cabeza. Porque solo quiero estar sola, gritar y llorar con todas mis fuerzas. Porque no puedo soportar que mi corazón se rompa en más trocitos después de hablar contigo.»
Empecé a ver borroso.
—¡Dahlia!
No me di cuenta de que mi cuerpo había perdido todas sus fuerzas hasta que noté como los brazos de George salvaban rápidamente a mi cuerpo de estamparse contra el suelo.
Podía sentir mis poderes como la otra vez, rondando alrededor de mi cuerpo, esperando a que dejase aunque sea un hilo abierto de mis barreras para poder salir de ellas. Me resistí mientras sentía como todo mi cuerpo se elevaba. George me estaba llevando en brazos.
Lo que ocurrió desde que George me cogió en brazos hasta que acabé sentada en el sillón de la sala común con una toalla húmeda en la cabeza era demasiado borroso para recordarlo.
Yo solo estaba tan agotada...
Sentía que todo a mi alrededor daba vueltas y vueltas. Y que avanzaba. Avanzada a muy rápido y muy alto, tanto que me daban náuseas y vértigo.
—Bebe un poco de agua, Lia.—la voz de George me sacó de aquella terrible montaña rusa en la que estaba metida mi cuerpo y mi cabeza—¿Necesitas que vaya a llamar a Madame Pomfrey? O puedo mandar a alguien a buscarla. O si quieres algo de comer, de beber...
Negué con la cabeza sin parar, lo que solo hizo que mi mareo aumentase. Me llevé las manos a la frente y apreté la toalla húmeda contra ésta hasta que un par de gotas de agua resbalaron por mi piel.
—Estoy bien, solo... —«rota»—, solo un poco cansada...
—Bebe agua—los ojos castaños de George miraron al vaso lleno que había en mis manos y luego a mi. Estaba demasiado cansada para hacer otra cosa que no fuese obedecerle.
Un silencio tenso se instaló entre nosotros mientras yo me bebía hasta la última gota del vaso. Tragué con más lentitud a posta.
—Perdona el espectáculo que acabo de dar, es que no he desayunado y...—me excusé.
—No tienes que pedir perdón por nada.

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Bajo las estrellas {Cedric Diggory}
Fanfiction«El corazón me latió más deprisa cuando él se giró para que nuestros ojos se encontrasen una vez más, con aquella sonrisa dibujada en sus labios que me volvía tan loca que las piernas me empezaron a temblar. Y entonces extendió su brazo hacia mi, y...