17. Siete palabras.

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Sentía que hacía siglos que no tenía tiempo libre para mí. Con las clases extra de Dumbledore, los deberes y exámenes y las clases normales, sentía que lo único distinto a estudiar que hacía en el día era comer. Y por las noches estaba tan agotada que no me daba ni tiempo a leer un capituló de mis libros.

Y, por fin, esta tarde, no tenía nada que hacer. Había conseguido terminar todos mis deberes, no tenía clases con Dumbledore porque el tenía que hacer no se que de documentos y no había terminado todos los exámenes del primer trimestre, que habían salido casi todos desastrosos. La sala común de Hufflepuff estaba casi vacía, pues casi todo el mundo estaba ahora fuera, ya sea en Hogsmade, los terrenos de Hogwarts o en el campo de quidditch. Cogí el libro que estaba leyendo y que además me estaba encantando y me senté en uno de los sofás más cercanos al fuego para leer.

—Y entonces sus dedos recorrieron lentamente la parte de atrás de mi vestido...—escuché una voz detrás mía.

Cerré el libro rápidamente y me lo pegué al pecho, creyendo por un momento que mi voz interior había cobrado vida. Sentí que el corazón me daba un vuelco cuando escuché la risa de Cedric a mi lado.

—¿Nunca te han dicho que leer por detrás del hombro está de mala educación?—le pregunté tras recuperarme del susto que me había pegado.

Él se sentó a mi lado. Aún llevaba su uniforme, y supuse que era porque acababa de llegar de terminar todas sus obligaciones. En cambio, yo llevaba unos cómodos vaqueros anchos de color marrón y un jersey de cuello alto que había cosido yo el año pasado, de un color amarillo muy oscuro. Mi pelo estaba recogido en un moño mal hecho y no llevaba zapatos.

—Estabas tan enfrascada en la lectura que me picó la curiosidad—dijo, con una sonrisa de lado—. Y ahora entiendo el porqué.

Me sonrojé, pues justo me había pillado leyendo un capituló un tanto excitante.

—Te golpearía con el libro, pero es que le tengo demasiado respeto—dije, causando una carcajada por su parte—¿Has venido aquí solo para molestarme o necesitas algo?

Cedric me miró con intensidad antes de decir:

—Quiero enseñarte algo.

—¿A mi?—pregunté extrañada. Él asintió—. Esto... vale, por qué no.

Él sonrió ampliamente y se levantó del sofá. Me puse las botas rápidamente y metí mi libro en la mochila mientras él se dirigía a la gran puerta de la sala común.

—Ven conmigo—dijo Cedric mientras yo andaba hacia él. La forma en la que su voz se agravó al decir la frase hizo que me recorriese un escalofrío por toda la espalda—. Creo que tenemos poco tiempo antes de la comida.

Asentí, ahora muerta de curiosidad por lo que quería enseñarme. Ced sonreía ampliamente mientras íbamos caminando por los pasillos, y en sus ojos se reflejaba un brillo de emoción que consiguió que me emocionase yo también, aunque no supera a dónde me estaba llevando.

Como Cedric era tan alto e iba marchando por los pasillos, yo tenía que ir casi corriendo a su lado. En el camino nos pararon algunas chicas para hablar con Cedric o preguntarle cualquier tontería. Él se paraba y pacientemente y con amabilidad les respondía, haciendo que me cuestionase si estaba siendo amable y no se daba cuenta de que las chicas estaban flirteando con él, o que simplemente quería ligar.

Bajo las estrellas {Cedric Diggory}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora