Oh. Dios. Mío.
Esto no puede estar pasando.
Tierra trágame.
Trágame mastícame bien fuerte y digiéreme hasta que se hayan olvidado de mi existencia.
O al menos hasta que yo misma me olvidase de la situación en la que me encontraba ahora mismo.
Oh Dios mío.
—¡Papá!—Cedric se separó rápidamente de mí y corrió hacia su padre con una sonrisa bien amplía dibujada en su cara, como si ésta situación fuese completamente normal.
Por el shock y la vergüenza que me sucumbían, no pude apreciar los rasgos del padre de Cedric hasta que su hijo llegó corriendo hacia él y se lanzó a sus brazos. Solo me dic sin fa de que Cedric era mucho más alto que él cuando se abrazaron y sus brazos rodearon a su padre por completo, que le llegaba por la mejilla un poco menos.
A pesar de llevar una gorra, el pelo del señor Diggory era lo suficientemente largo como para que pudiese ver sus castaños mechones por sus mejillas, con algunas canas y un poco descoloridos comparados con los mechones radiantes y con reflejos dorados de su hijo.
Madre mía. Esto no podía estar pasando.
El padre de Cedric estaba aquí. A solo unos pasos de mí. Estaba aquí y no sabía como tomármelo, no tenía ni el suficiente tiempo como para asimilar que estaba aquí pues toda mi cabeza estaba ocupada por la vergüenza.
—¿Cómo es que has llegado antes?—Cedric se separó de su padre. A pesar de que me daba la espalda, podía descifrar que su expresión sería de alegría e ilusión maxima. Siempre me hablaba con mucho cariño de sus padres y, si aquella bienvenida no lo había demostrado, no sé qué más lo haría.
En cuanto se separaron, pude ver el rostro de su padre perfectamente. Sus ojos eran verdes pero con mucha más saturación que los de su hijo. No pude evitar enternecerme al reconocer algunos de los rasgos de Cedric en su padre, como la forma de la nariz y de la barbilla.
De ropa llevaba unos pantalones marrones y una camisa blanca de manga larga, cubierta por un chaleco de punto sin mangas de color verde que me hizo preguntarme si se estaría muriendo de calor ahora mismo, más con un gorro sobre su cabeza. Sus extremidades eran cortas y un poco regordetas al igual que su tripa, pero parecía un hombre muy sano por como se movía.
—Me soltaron antes del trabajo y cuando llegué ya estaban los carruajes, así que no les hice esperar en vano—dijo el señor Diggory, apoyando una mano en el hombro de su hijo y apretándoselo con cariño—. Pero sin duda me esperaba encontrar de todo menos esto. ¿Las cocinas, hijo, enserio? Tú madre y yo siempre nos íbamos a la sala de los menesteres, ahí puedes hacer todo el ruido que...
—Papá...—le interrumpió Cedric, alarmado.
Me mordí el labio para ocultar mi sonrisa. Me había bajado de la encimera pero aún así estaba a una distancia prudencial de ellos, escondida detrás de Cedric como una niña vergonzosa. De hecho, era así como me sentía ahora mismo.
Tal vez tenía la suerte de que el señor Diggory no me hubiese visto. Tal vez podría correr ahora rápidamente detrás de una mesa y esconderme hasta que Cedric se inventase algo y me diese tiempo a ir a bañarme y a quitarme toda la harina de encima.
Pero entonces los ojos de Amos Diggory se posaron en mí.
Mierda.
Sinceramente, creo que no me caí de culo a pesar de lo mucho que temblaban mis piernas porque eso ya hubiera sido demasiado para mi dignidad. El Mundo tuvo un poco de consideración conmigo por una vez.
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Bajo las estrellas {Cedric Diggory}
Fanfiction«El corazón me latió más deprisa cuando él se giró para que nuestros ojos se encontrasen una vez más, con aquella sonrisa dibujada en sus labios que me volvía tan loca que las piernas me empezaron a temblar. Y entonces extendió su brazo hacia mi, y...