—Tenemos que darte una enhorabuena en persona.
—No cualquiera puede vencer a los Weasleys.
—Nos pillaste desprevenidos.
Nada más acabar la cena, Fred y George se me acercaron cuando estaba a punto de abandonar el Gran Comedor. Su voz había vuelto ya a la normalidad pues sólo habían ingerido unas migas de la magdalena.
—Así aprenderéis que nunca hay que subestimarme—dije, alzando las cejas y con una sonrisa traviesa.
—Uuuu—dijeron a la vez, provocando una carcajada conjunta—. Créeme, cariño, esto sólo acaba de empezar.
Y, tras guiñarme el ojo a la vez, los gemelos se fueron por otro pasillo rápidamente, dejándome boquiabierta.
—Otros dos admiradores más que añadir a la lista—dijo Natasha por detrás de mi. Puse los ojos en blanco y solté una carcajada.
—Bueno, ¿nos vamos? Tengo que prepararme y vamos bastante justas de tiempo—dijo Mila, mirándonos con impaciencia.
—¿Prepararte para qué?—pregunté confusa, mientras recorría el pasillo con mis cuatro compañeras de cuarto.
—¡Pues para la última fiesta del primer día!—dijo Natasha, mirándome como si fuese obvio. Mi ceño fruncido la dejó muy claro que no tenía ni idea de lo que estaba hablando—. Es una tradición Hufflepuff. El último año siempre se celebra una fiesta el primer día—me explicó.
—Tampoco te imagines una pedazo fiesta—me dijo Penny—. Los de las otras casas no pueden pasar así que hacia ente estaremos nosotras y los chicos...
—¡Los cuales aún no te he presentado!—me dijo Natasha, cogiéndome del brazo—. Has estado todo el día de un lado para otro y ni siquiera conoces al sexo masculino de tu propia casa. Indignante.
Juntas fuimos hasta nuestro cuarto. Mila pronunció la contraseña y entró tan rápido a la habitación que casi se tropieza con el escalón de la puerta. Antes de que la última entrase y cerrase la puerta, ella ya se estaba quitando su uniforme rápidamente.
—¿Para qué nos vamos a arreglar si es una fiesta informal?—pregunté, viendo cómo el resto de chicas también se empezaba a quitar la ropa.
—No todos los días es tu última fiesta del primer día—me dijo Natasha, guiñándome un ojo.
Mientras las otras se vestían y se maquillaban, me acerqué a mi baúl y lo abrí. Solo tenía unos cuentos vestidos que me había hecho yo o la señora Fanny, y la mayoría eran bastante simples. Cogí entonces un vestido amarillo, que era de mis favoritos pues era muy cómodo y además reflejaba el color de mi nueva casa. El vestido lo había hecho la señora Fanny, ya que aunque la falda era muy simple, el escote lo había bordado a mano y había dibujado cierras formas con los hilos que yo aún era incapaz de hacer. El vestido era de tirantes finos y tenía un poco de escote, y lo cierto es que me gustaba mucho porque se ajustaba perfectamente a mi cuerpo.
—¡Que bonito!—me dijo Penny mientras se ponía los pendientes. Se había recogido su pelo rubio en una coleta alta y llevaba una falda blanca y un top de tirantes gruesos de color azul, casi igual al de sus ojos.
Se lo agradecí con una sonrisa. Natasha insistió mucho en ponerme maquillaje, y como no quería contradecirla, dejé que me hiciese un maquillaje casual. Era la primera vez que veía mi rostro maquillado. Mis mejillas y mi nariz estaban un poco rosadas peo el colorete, dándome un aspecto inocente. También me había espolvoreado unos polvos brillantes para emputecer mi rostro y rímel para agrandar mis pestañas. Mis ojos verdes eran hipnotizantes con las increíbles pestañas recubriéndolos. Me dejé mi pelo, que me llegaba hasta la cintura, suelto.
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Bajo las estrellas {Cedric Diggory}
Fanfiction«El corazón me latió más deprisa cuando él se giró para que nuestros ojos se encontrasen una vez más, con aquella sonrisa dibujada en sus labios que me volvía tan loca que las piernas me empezaron a temblar. Y entonces extendió su brazo hacia mi, y...