54. La fiesta en la sala común de Hufflepuff.

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Aviso: en este capítulo hay escenas +18 que pueden resultar incómodas para el lector. Si no te sientes comod@ leyendo, siempre puedes saltarte el capítulo y pedirme un resumen o saltarte solo esa parte.

Aviso 2: este capítulo no contiene nada relevante para la historia. Que quiere decir eso? Que es puro smut y que te lo puedes saltar entero si te sientes incomod@, pues no te perderás ningún detalle como en los otros.

Pd: tenéis una playlist del capitulo al pasar el gif.

Besitos y espero que os guste, mis pecadores favoritos <3











Entreabrí mis labios para aplicarme correctamente el pinta labios oscuros sobre mis rosados labios con cuidado de no manchar nada más. Era lo único que quedaba para completar todo mi rostro impresionantemente maquillado por mí. A pesar de que nunca me había maquillado a lo grande por mi cuenta, gracias a Natasha había aprendido más trucos de maquillaje que habían conseguido que mi rostro quedase decente. Mis pestañas oscuras estaban más alargadas y aleteaban cada vez que pestañeaba, dejando ver mi bonita sombra de ojos.

En conjunto con la sombra de ojos, estaba mi vestido. Había tardado varías horas en encontrarlo, pero en cuanto lo hice supe que era ése el que necesitaba llevar a esta fiesta.

—¿Te queda mucho?—preguntó Cedric al otro lado de la puerta. Me encontraba encerrada en su baño, negándome a salir y a qué Cedric me viese hasta estar perfecta, también así dejándole tiempo a él para ponerse el conjunto que le había elegido y que moría de ganas de ver del puesto.

—Solo unos minutos más—anuncié, guardando todo mi maquillaje en su respectivo neceser.

Mi pelo castaño estaba por primera vez recogido en un bonito moño alto, del que se me salían algunos mechones más cortos pero que creaba un bonito efecto. Llevaba puesto un albornoz blanco, pues temía manchar el vestido con el maquillaje y había decidido ponérmelo después.

Éste estaba colgado en una percha frente al espejo. Vi como incluso en su reflejo el vestido era hermoso. Me quité entonces el albornoz, dejándolo pasar por mi piel hasta llegar al suelo. No estaba completamente desnuda, bajo la tela del albornoz se encontraba la tela de mi ropa interior. La ropa interior que había elegido Cedric para mí.

Era negra como la primera que cogió, pero los detalles eran mucho más bonitos, formando pequeñas flores por mis pechos e ingles, que mezcladas con el negro de la tela me hacían sentir increíblemente sensual además de cómoda con mi cuerpo. El maldito había elegido de maravilla.

Cogí entonces mi vestido. Y me lo puse desde abajo para no estropear mi peinado, teniendo que abrirlo del todo para que no se me quedase atascado en las piernas ni en el trasero. Para mi alivio pasó casi sin problema.

Mis labios se volvieron a entreabrir, pero esta vez de la admiración a mi reflejo. La tela dorada del vestido resaltaba mi piel morena como nunca, además de combinar a la perfección con mi maquillaje y con la forma de mi cuerpo. El vestido era de brillantinas doradas, que destellaban con cada movimiento que hacía mi cuerpo bajo la luz. Se ajustaba a mis caderas y a mis piernas perfectamente, y los tirantes finos desembocaban en un escote suelto y se juntaban en mi cuello, dejándome la espalda al descubierto, mucho más ahora que la cremallera estaba desabrochada.

—A este paso la fiesta se acabará antes de que lleguemos.

—Elemental, mi querido Diggory. —supe que estaba sonriendo al otro lado de la puerta. Me llené de confianza y, tras echarme un último repaso en el espejo y ponerme los tacones de aguja que conjuntaban a la perfección con mi vestido, abrí la puerta—. Más bien la fiesta empezará cuando lleguemos. —sonreí abiertamente.

Bajo las estrellas {Cedric Diggory}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora