Cuatro días después, todo comenzó a volver a su cauce. Bueno, no del todo. Yo volví a mi vida dividida entre ensayos con la banda, entrenamientos con Dumbledore, pasar tiempo con las chicas y pasar tiempo con Cedric. Él estaba comenzando a entrenarse para la tercera prueba del torneo, solo que con un horario y ejercicios mucho más estrictos que antes. Y eso junto a sus obligaciones como prefecto y todo lo que tenia que estudiar nos dejaba a los dos exhaustos cuando llegaba la noche.
Y es aquí cuando entra la parte distinta. Y es que sólo ayer, surgió un acontecimiento que dejó a toda la escuela sorprendida: el señor Bartemius Crouch, que trabaja en el ministro como director del Departamento de Cooperación Mágica internacional, había desaparecido en el bosque prohibido.
Las noticias volaban por toda la escuela y solo unas horas después de lo ocurrido, todos lo sabíamos ya. Cedric, Penny, Mila y yo nos enteramos por Natasha, que nos lo contó durante la cena. Por lo visto Harry Potter y Viktor Krum, el campeón del colegio Dumstrang, habían sido los últimos en verle. Natasha se había enterado de que el señor Crouch había atacado a Viktor mientras Harry iba a buscar ayuda a Dumbledore, pues el señor Crouch parecía estar loco, y ahí aprovechó para meterse en el bosque y desaparecer.
Personalmente yo no estaba muy enterada de la posición social del señor Crouch. Sabía que se encargaba de organizar el torneo de los tres magos y poco más, pero esa noticia hacía que se me revolviese el estómago.
—¿Crees que podrías hablar con Harry Potter para obtener más información?—le pregunté a Cedric, mientras pasaba por encima de un tronco caído.
—¿Por qué me iba a dar Harry tal información?
—Por tu cara bonita—me giré para mirarle con una sonrisa, y él puso los ojos en blanco—. Bueno, al fin y al cabo él te contó lo de la primera prueba...
—No es lo mismo, Lils. Además, yo creo que Potter ya está lo suficientemente abrumado como para que ahora le vaya yo a curiosear—dijo él con mirada seria—. Además, no me apetece nada hablar de Crouch en general, sobre todo mientras estamos caminando por el mismo bosque por el que ha desaparecido.
Suspiré. Un día a la semana siempre me colaba en el bosque prohibido para ir a visitar a Pritt. Y después de comer, que era mi tiempo de descanso entre ensayos y entrenamientos, decidí que iría a visitarle, porque además hacía un día maravilloso.
Y justo al salir de mi cuarto me topé con Ced, que también salía pero para entrenarse. La tercera prueba le tenía tenso y siempre hacía ejercicios cada día, a veces hasta más de una vez. Cuando le dije que iba a ir a ver a Pritt, me miró como si estuviese loca. Y al no conseguir convencerme para que no fuese, decidió venir conmigo. Estábamos ya a punto de llegar donde residía Pritt, y Cedric tenía sus dos manos ocupadas: una con su varita, y otra entrelazada con la mía.
—Ced, ya te he dicho que no hay nada de lo que preocuparse. Me conozco este camino de memoria y nunca me ha pasado nada malo.
Él gruñó, negándose a dar su brazo a torcer. Durante todo el camino había estado mirando de un lado al otro y manteniéndome cerca suyo, como si de un momento para otro la bestia más terrible fuese a atacarnos.
—Pero es que ahora hay un loco suelto por aquí, Lia.
—Yo también se defenderme—le dije, frunciendo el ceño.
—Que sepas defenderte no significa que tengas que lanzarte de cabeza a la mínima situación de peligro, sobre todo pudiendo evitarla...
El sonido de unas ramas moverse hizo que Cedric se callase de inmediato. Los dos nos quedamos quietos mientras recorríamos lo que nos rodeaba con los ojos. Se volvió a escuchar el mismo sonido, y a nos dirigimos nuestras cabezas hacia unos arbustos a unos metros de nosotros, que parecían moverse.
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Bajo las estrellas {Cedric Diggory}
Fanfiction«El corazón me latió más deprisa cuando él se giró para que nuestros ojos se encontrasen una vez más, con aquella sonrisa dibujada en sus labios que me volvía tan loca que las piernas me empezaron a temblar. Y entonces extendió su brazo hacia mi, y...