¿Qué hubiera hecho mi yo de hace unos meses si le dijeran que ahora estaba paseando al lado del chico más guapo y popular del instituto rodeando su cintura con su brazo?
Si, probablemente me reiría en su cara.
Pero aquí estaba.
Noté las miradas puestas sobre nosotros nada más entrar en el Gran Comedor para desayunar, como si ya hubiesen notado nuestra presencia mucho antes. Tengo que reconocer que, muy adentro de mi cuerpo, sentía una ligera satisfacción. Pasear por el pasillo del Gran Comedor fue como mi pequeña alfombra roja al lado de Cedric, que tampoco se molestó en ocultar ni su sonrisa ni su brazo en mi cintura. Pero por fuera lo único que se veía eran mis mejillas coloradas y como inconscientemente intentaba rehuir las miradas de todos escondiéndome en el cuerpo de Ced.
—Vaya, vaya, vaya, ¡pero si es mi pareja favorita!—exclamó Natasha a viva voz.
Cedric y yo nos sentamos uno al lado del otro, y no pasó ni un segundo hasta que noté la mano de Cedric agarrar la mía por debajo de la mesa, posando ambas ya entrelazadas en mi muslo.
—¡Oye!—exclamaron Gabriel y Penny a la vez.
—¿Debería de ofenderme porque no nos consideres tu pareja favorita?—dijo Annika, mientras Cedric y yo tomábamos asiento uno al lado de otro.
—Y de pronto vuelvo a ser la soltera del grupo—dijo Mila, masticando con fuerza su manzana verde.
Natasha soltó una carcajada.
—Madre mía, me habéis iniciado tres conversaciones distintas en menos de un segundo y todo por nuestra querida y nueva parejita—me sonrojé y Cedric se rió, negando con la cabeza. Se giró entonces a su novia para plantarle un beso en los labios—. Cariño, nosotras estamos por encima de ellos, pero déjame que les de un poco de entusiasmo y protagonismo para que no se me pongan tristes.
—¿Es este el momento en el que debemos de ofendernos?—pregunté mientras llenaba mi plato de comida.
—Mila, sabes que puedo hacer de tu Celestina cuando tú quieras—siguió Natasha, haciendo caso omiso a mi pregunta.
—Oh, no, no se te ocurra. Todos los tíos con los que me has intentado juntar han acabado siendo unos cerdos.
—Bien, otra conversación resuelta—dijo, guiñando a Mila un ojo en broma. Ella suspiró pero una sonrisa se asomaba por sus labios—. Y en cuanto a vosotros dos—señaló. Penny y a Gabriel—, no me os pongáis celosos anda, que ellos son la novedad y necesitan su momento de gloria.
—Esto... ¿gracias?—fruncí el ceño.
—Bueno, ahora por lo visto ha surgido otra novedad—intervino Annika. Todos dirigimos nuestros ojos interesados hacia ella, provocando que un rubor apareciese en sus pálidas mejillas—. E-Eso he escuchado, al menos. Resulta que la profesora McGonagall tiene hoy algo importante que decirnos a los alumnos de último y cuarto curso, y también a los de Beauxbatons y Dumstrang.
Noté como el cuerpo de Cedric se tensaba a mi lado por la forma en que sus dedos dejaron de acariciar la palma de mi mano.
—¿Será sobre la segunda prueba?—inquirió Mila.
—No creo, para eso citarían solo a los campeones—intervino Gabriel—. Por cierto, Ced, ¿qué tal vas con el huevo dorado ese?
Esta vez si que pude ver físicamente como sus hombros se tensaban un poco. Me giré una milésima de segundo para observar como todos miraban a Cedric expectantes y con curiosidad. Ninguno se había dado cuenta del cambio en su cuerpo ante esas palabras excepto yo. Posé mi mano encima de nuestras manos entrelazadas y le di un suave apretón de ánimo. No me había dicho a mi tampoco nada en cuanto a sus avances con el huevo dorado, que le descifraría la segunda prueba. Tampoco quería preguntarle, pues me había fijado que se ponía muy tenso y nervioso cuando alguien lo hacía.
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Bajo las estrellas {Cedric Diggory}
Fanfiction«El corazón me latió más deprisa cuando él se giró para que nuestros ojos se encontrasen una vez más, con aquella sonrisa dibujada en sus labios que me volvía tan loca que las piernas me empezaron a temblar. Y entonces extendió su brazo hacia mi, y...