48. Baila conmigo. Baila conmigo bajo las estrellas.

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Aviso: en este capítulo hay escenas +18 que pueden resultar incómodas para el lector. Si no te sientes comod@ leyendo, siempre puedes saltarte el capítulo y pedirme un resumen o saltarte solo esa parte.
Besitos y espero que os guste <3
Pd: teneis arriba una playlist que hice para el capítulo :) besitos y espero que os guste








Siempre me había gustado la astronomía. De pequeña, sentía fascinación por aquellos puntitos en el cielo y siempre me preguntaba quién los habría puesto ahí, por qué, por qué solo eran visibles cuando caía la noche o por qué eran mucho más pequeñas que la luna, por la cual sentía también una inmensa fascinación.

Tuve que hacer el doble de tareas en la mitad de tiempo para convencer a la señora Fanny de que me comprase un libro de astronomía. Ella acabó accediendo, y al día siguiente volvió de su visita al pueblo con un libro antiguo y en muy mal estado, con la portada arrancada. Me lo tendió y dijo que había sido el más barato, y que no me molestase en pedir otro. Fue el libro que más veces he leído en toda mi vida. A pesar de lo fino que parecía, el libro contenía todos los conocimientos posibles sobre las estrellas y respondía todas mis preguntas.

Fue gracias a ese libro que conocí el término de "constelación", un conjunto de estrellas que creaban una forma. Siempre jugaba a observarlas e inventarme nuevas figuras para ellas, unas que nadie había pensado. ¿Que la gente se imaginaba la Osa Mayor como un carro o una cometa? Yo decía que eran unas gafas que habían perdido uno de sus cristales. Fue mi entretenimiento durante muchos años, hasta me inventé historias para ellas y les puse mis propios nombres.

Ahora, mirando al cielo, las veía todas. La Torre de Astronomía estaba tan alta que parecía que te metía en el cielo mismo. Veía todas aquellas constelaciones que yo había nombrado y creado por mi cuenta. Exactamente las mismas. Por un momento me volví a sentir otra vez una niña indefensa y encerrada, observándolas desde la ventana.

Era extraño de decir, pero de habían convertido en una especie de soporte. Porque todas las noches me quedaba observándolas y sentía que ellas me observan a mi, y me consolaban ofreciéndome su hermosura para entretenerme.

Mis estrellas. Mis hermosas y eternas estrellas a las que pedía deseos cada noche antes de irme a dormir. Y me estaban concediendo uno de ellos ahora.

Bajé la mirada para mirar a Cedric, que hace uno segundos también se había quedado mirando fijamente el cielo.

El corazón me latió más deprisa cuando él se giró para que nuestros ojos se encontrasen una vez más, con aquella sonrisa dibujada en sus labios que me volvía tan loca que las piernas me empezaron a temblar.

Y entonces extendió su brazo hacia mi, y pronunció aquellas palabras que sabía que se quedarían grabadas en mi memoria para siempre.

—Baila conmigo—me dijo. A pesar de estar sumidos en el silencio de la noche, él susurraba—. Baila conmigo bajo las estrellas.

Supe ahí que, quisiera o no, parte de mi corazón ya era suya.

Porque estaba pidiendo que bailase con él bajo las estrellas. No bajo la Luna, cuya figura cambiaba cada mes. Bajo las estrellas. Esas eternas estrellas que guardarían el recuerdo mucho más tiempo que nosotros, y que me lo recordarían cada noche.

Las lágrimas se formaron en mis ojos, y me pellizqué el brazo con fuerza. Cedric me miró con el ceño fruncido, aún con su mano extendida hacia mí.

—Quería comprobar que no estuviese soñando—dije.

Porque no me creía que lo que estuviese pasando fuese real. Desde que era pequeña había soñado con poder vivir una experiencia como la que describen los libros: poder luchar contra un dragón, hablar con los animales o bailar con mi príncipe azul por toda la noche. Y las estrellas me habían escuchado. Y me lo habían concedido.

Bajo las estrellas {Cedric Diggory}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora