19. "Vamos, preciosa, no te resistas..."

2K 135 82
                                    

Aviso: en este capítulo hay menciones de violencia y abuso. Si no te sientes comod@ leyendo, puedes dejar un comentario para que te haga un resumen del capítulo.

Mis dedos tocaron con suavidad las teclas del piano. Formaron solos la canción que tocaba una y otra vez en la casa de la señora Fanny, porque a ella le encantaba. Yo la odiaba solo por el hecho de que a ella le gustaba, pero ahora, tocándola en este piano y en este ambiente, me di cuenta de lo bonita que era.

Para mí, el piano era como una pluma para el escritor. Unas simples notas con las teclas y te transportabas a otro lugar, uno que habías creado con tu propia melodía. Aquella canción me recordaba a la primavera en la casa de la señora Fanny. A cómo yo me escondía en el bosque de ella y me ponía a leer, tumbada en el césped. Como corría con los pájaros e intentaba imitar su piar. Y ahora ya no volvería a tener nada de eso.

Me sentía rara. Siempre había odiado Loughrigg Fell y a la señora Fanny. Les odiaba por mantenerme alejada de todo el mundo. Pero el piano, los libros, el bosque... Nada de eso hubiera pasado si yo no hubiese estado en esa casa. Mientras tocaba la canción, me imaginé una vida en la que no hubiese vivido en esa casa. Tal vez viviría en la ciudad, con una familia numerosa en un pequeño piso. No tendría tiempo de leer porque estaría cuidando a los numerosos niños o trabajando, y no habría espacio suficiente para un piano.

Si no hubiese estado en Loughrigg Fell, tal vez no tendría adición a la lectura, ni sabría cantar ni tocar el piano. Si no hubiese estado encerrada en Loughrigg Fell, no me habría escapado ni habría pasado todo lo que me ha llevado hasta aquí. Tal vez ni siquiera estaría aquí de no haber sido por esa casa y por la señora Fanny.

Y era consciente de que ella no me quería, ni cómo a una hija ni como a una amiga. Y mucho menos cuando me di cuenta de que estaba sometida a la maldición imperius. Seguramente cuando murió no se acordaba ni de quién era yo. ¿Por qué sentía entonces una sensación rara en el pecho?

Repetí la canción una y otra vez, mientras rememoraba toda mi vida en aquella casa. Ahora ya no podría volver nunca. Ahora no tenía a dónde ir. No tenía a nadie que me cuidase. Estaba completamente sola.

Las lágrimas se acumularon en mis ojos sin que me diese cuenta, pero a pesar de mi vista borrosa, mis dedos siguieron tocando las teclas de memoria. Estaba sola. No me podía creer que algo que había deseado toda mi vida me diese ahora tanto miedo.

Tantos pensamientos fluían por mi mente ahora mismo, que acabé aporreando las teclas con fuerzas, creando sonidos uniformes que expresaban lo desordenada que estaba mi cabeza. Apoyé mis codos en la teclas, haciendo que sonasen las mismas durante un tiempo, hasta su el silencio volvió a reinar la sala. Me tapé la cara con las manos, sin saber muy bien que otra cosa hacer. Estaba confusa. Muy confusa. No quería salir de esta sala y hacer como si nada, pero a la vez eso era lo único que podía hacer. Nadie a parte de Cedric sabía quién era la señora Fanny, y ahora mismo mi propósito era mantenerme lo más alejada posible de él.

Decidí dejar de tocar el piano porque sabía que eso no me estaba ayudando a organizar mi mente, así que decidí que lo que necesitaba era desconectar. Y mi mejor método era la lectura.

Me levanté del asiento del piano y salí de la sala de música. Todos mi alrededor parecía tan calmado, los alumnos con los que me encontraba—que eran pocos, pues ya era por la tarde y hacía frío—parecían tan felices, tan ajenos a lo que me estaba pasando a mi. «Eso suena egoísta» pensé.

De pronto, una mano tapó mi boca.

Chillé del susto, pero la mayor parte del chillido se ahogó por la mano que tapaba mi boca. Supe enseguida que esa mano no era de alguien a quien conocía. Y, a pesar de la agitación del momento, podía notar un cuerpo masculino contra mí, pero no era ni de ninguno de los de mi casa ni de los gemelos.

Bajo las estrellas {Cedric Diggory}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora