Despertar al lado de Cedric Diggory fue como meterse en un sueño, en vez de salir de uno que era mi situación. Al abrir los ojos ya no quedaba el recuerdo del bonito sueño que había tenido esta noche, pero si la sensación en mi estómago de que lo había sido. De que no había sido ninguna pesadilla con Voldemort o la muerte, si no un tranquilo y bonito sueño que llevaba deseando mucho tiempo.
Sus brazos seguían rodeando mi cintura, por debajo de las sábanas pero por encima de mi—su—camiseta. Los rayos de sol se colaban por el enorme ventanal de su habitación, e iluminaban directamente a nuestra cama. Cedric dormitaba tranquilamente, y no pude evitar quedarme embobada de su rostro cuando dormitaba, que parecía mucho más angelical y en paz. Él soltó hacia que su pelo castaño tuviese reflejos dorados, e incluso pude notar su efecto en sus pestañas, cerradas y que rozaban sus mejillas. Pequeñas y tranquilas exhalaciones salían de sus labios rosados entreabiertos, y me di cuenta de que sus rasgos parecían muy distintos a los que vi anoche, cuando estaban potenciados por aquellas sombras que confería la blanca luz de la luna. Ahora estaban todos en las mismas condiciones, mostrando su hermosura individualmente y creando un conjunto aún más hermoso.
Quise quedarme observándole para siempre. Sus brazos enrollados alrededor de mi cintura y nuestras piernas entrelazadas la una sobre la otra entre las sábanas me invitaban a ello, pero al final tuve que levantarme.
Me libré de su agarre con cuidado de no despertarle, y estiré todo mi cuerpo mientras me dirigía a aquel enorme ventanal. Tuve que taparme la boca con las manos para ahogar mi grito de sorpresa.
Todo el exterior estaba cubierto de al menos cinco dedos de nieve, que se posaba sobre los tejados y árboles como una manta. Había dejado ya de nevar, permitiéndome afirmar las vistas de hasta la montaña más lejana, también cubierta de ese manto blanco de nieve.
Mis ojos se dirigieron hacia el reloj que estaba en su mesa. Eran las diez y veinte de la mañana, una hora bastante tardía de no ser porque ya estábamos de vacaciones.
Me acerqué de nuevo a la cama, donde Cedric seguía durmiendo. Al salir había bajado las sábanas hasta su cintura, dejando a la vista su pecho desnudo que subía y bajaba lentamente con cada respiración. Gateé con cuidado sobre la cama y me senté en su regazo. Mis manos pasaron por su pecho a la vez que mi cuerpo se acercaba a él, y le planté un suave beso en la mejilla. Él se movió un poco, pero sus ojos siguieron cerrados. Le besé en la otra mejilla. Sus manos se posaron en mi cintura y sus ojos se abrieron lentamente.
—Buenos días—canturreé en susurros. Estaba tan increíble desde aquí...—. Feliz navidad.
—Pero si fue ayer—murmuró con la voz ronca y adormilada. Sus ojos se volvieron a cerrar pero sus manos seguían firmes en mi cintura.
—Ya, pero ayer no tuvimos ocasión de celebrarlo.
—Yo creo que lo hicimos bastante bien...—una sonrisa traviesa se dibujó en sus labios. Me mordí el labio para ocultar una sonrisa.
—El día después de navidad también es importante. Además, ¡la nieve ha cuajado!—dije con emoción.
Cedric gruñó.
—¿No podemos dormir unos minutitos más?—era evidente que estaba más dormido que despierto.
—Hay muchas cosas que hacer—me quejé—. Creo que hay la suficiente cantidad de nieve como para hacer un muñeco de nieve, ¡un muñeco de nieve! Podríamos disfrazarlo del profesor Snape—una sonrisa se asomó en sus labios—. Pero si no nos levantamos pronto alguien nos quitará la idea.
—Cinco minutos más y ya—me abrazó todo el cuerpo y tiró de él para que me tumbase de nuevo a su lado, con sus brazos aferrados a mi cintura de forma que me impedían salir.
ESTÁS LEYENDO
Bajo las estrellas {Cedric Diggory}
Fanfiction«El corazón me latió más deprisa cuando él se giró para que nuestros ojos se encontrasen una vez más, con aquella sonrisa dibujada en sus labios que me volvía tan loca que las piernas me empezaron a temblar. Y entonces extendió su brazo hacia mi, y...