CAPÍTULO EXTRA: CHARLIE 5

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CHARLIE (PARTE 5)

18 AÑOS

Estar en la universidad era lo mejor que había hecho en mi vida. Me gustaba la carrera que elegí y se me daba bien, creo que era porque había estado trabajando con papá desde que tengo uso de razón y le vi levantar su empresa de la nada.

Papá tenía razón en que necesitaba algo de espacio para mí sin pensar en mis hermanos por encima de todo.

Encontré una cafetería cerca del campus a la que podía ir a estudiar y a relajarme un poco. Nunca había pasado tanto tiempo solo.

- Hola, ¿café solo? – me preguntó la camarera adivinando mi pedido. Era una chica agradable. Me llamó la atención el primer día que entré porque siempre tenía una sonrisa para todo el mundo.

- Sí, gracias, Madison – agradecí leyendo el cartelito identificador de su uniforme.

- ¿Estudias arquitectura? – preguntó mirando mis apuntes.

- Ingeniería de construcción- rectifiqué.

- Parece un poco aburrido, ¿no?

- Bueno, a mí me gusta.

La puerta de la cafetería se abrió y entró Adam con Kevin, mis compañeros de piso, buscándome con la mirada. Me localizaron y vinieron directos.

- ¡Eh! ¡Charlie! ¡Vamos a celebrar el final del trimestre en el apartamento con una súper fiesta! – dijo Adam interrumpiendo mi conversación con la camarera- ¿me traes un café?

- Yo quiero otro- pidió Kevin.

- Sí, ahora mismo os lo traigo- la chica sonrió, como siempre y volvió unos minutos más tarde con nuestro pedido.

- Bueno, la fiesta, contamos contigo- dijo Adam volviendo al motivo por el que han venido a buscarme.

- No podéis hacer una fiesta de fin de trimestre antes de los exámenes. Tenemos que estudiar y...

- ¡Vamos! Deja un poco de ser tan papá responsable. Tu padre es el dueño de la empresa, no es que necesites terminar los estudios corriendo para buscar trabajo. Puedes permitirte una noche como un estudiante normal.

Kevin tocó mi punto débil, estaba allí para tener un poco de libertad y yo pensaba que la tenía, pero mis idas y venidas a casa para ayudar les hacía pensar que yo no era muy normal, por eso y por mi dedicación a los estudios, no hacían más que llamarme "papá".

- Vale, noche de fiesta, yuhuu- dije celebrándolo sin mucho entusiasmo.

- Genial, avisaremos a Riley, no hace más que preguntar por ti- dijo Kevin nombrando a una de las amigas de su novia.

Era una chica muy atractiva y que me caía bien. Había estado alguna vez cenando en el apartamento con nosotros y me gustaba.

El día de la fiesta no pude ayudar a Adam y a Kevin con los preparativos pues papá me avisó que me necesitaba en casa.

- No pasa nada, si tienes planes cancelaré la reunión – ofreció cuando le dije que tenía que ayudar con la fiesta.

- No, no la canceles, estaré en casa en una hora. Se apañarán sin mí.

Estuve en casa ayudando a Liam, Nicky y Jason con sus deberes antes de preparar la cena pues Dave y Andy habían salido.

- Perdona que llegue tan tarde, la reunión se ha alargado.

- No pasa nada. Han hecho los deberes y han cenado ya.

- Lamento hacerte llegar tarde.

- No pasa nada, no creo que la fiesta vaya a terminar pronto- papá me sonrió y yo recogí mis cosas para marcharme.

- Charlie, pásalo bien y muchas gracias por todo- me lo dijo tan serio que supe que no se refería a quedarme con los niños esa tarde.

Me costó reconocer mi apartamento cuando llegué, la puerta estaba abierta y dentro había más gente de la que cabía.

- ¡Eh! ¡Charlie! ¡te estábamos esperando!

Adam llegó hasta mí y se colgó de mis hombros completamente borracho.

- Sí, ya veo – reí al ver que, evidentemente, no me había esperado para beberse hasta el agua de los floreros.

- Ven, Riley lleva toda la noche preguntando por ti. ¡Eh! ¡Riley! Mira lo que me he encontrado en la puerta.

Me dirigió tambaleándose hasta la chica, que estaba hablando con dos chicas más. Me dejó allí y se fue con las dos chicas dejándonos solos.

- Pensaba que ya no vendrías- dijo Riley para romper el hielo.

- Sí, ya, es que he tenido que ir a cuidar de mis hermanos pequeños – ella sabía que tenía varios hermanos y que tenía que ir a casa a menudo para quedarme con ellos.

- Eso ha dicho Kev, que estabas en "modo papá" esta tarde.

- ¿Quieres tomar algo? Voy a ponerme un vaso.

Riley aceptó y me acompañó a la cocina. Preparé un par de bebidas y abrí el frigorífico para coger algo de comer. No había casi nada, así que opté por un sándwich.

- ¿Tienes hambre? – preguntó Riley extrañada.

- Un poco, he cenado temprano.

- Eres un chico un poco raro, ¿no?

No podía decir que no lo era. Nunca había tenido las obligaciones normales de una persona de mi edad, así que simplemente me encogí de hombros.

- Supongo que las circunstancias nos hacen como somos, ¿no?

Fue mi única explicación.

Estuvimos bebiendo y hablando toda la noche. Realmente hablamos mucho más durante esas horas que todas las veces que nos habíamos visto hasta entonces juntas.

Una cosa llevó a la otra y me descubrí besándola en el salón.

- Eh, ¿quieres que vayamos a mi habitación? estaremos más tranquilos.

Lo propuse con miedo, pero Riley sonrió y tiró de mí hasta mi dormitorio. Cerré la puerta con pestillo y me encontré con ella a centímetros de mí.

- Quiero que sepas que yo no voy haciendo esto con todos, pero tú me gustas desde el primer día que vine con Meghan – dijo antes de besarme de nuevo. Puso sus manos bajo mi camiseta y le ayudé quitándomela.

- Bien, yo también quiero que sepas que suelo traer chicas a mi habitación- fue mi turno de quitarle el top después de pedirle permiso con la mirada para hacerlo.

Fuimos hasta mi cama y me tumbé sobre ella sin dejar de besarnos. Su mano fue directa a mi entrepierna y supe lo que quería, lo que queríamos los dos.

Por la mañana, al despertarme, ella continuaba en mi cama. Me levanté con cuidado y fui a la ducha.

El apartamento era un desastre y había visto baños en discotecas más limpios que el nuestro en esos momentos.

Retiré las toallas sucias y fui a buscar una de mis toallas limpias. En mi casa, a pesar de ser todo chicos, siempre hemos tenido unas normas básicas de higiene.

Entré a mi habitación solo con la toalla y Riley abrió los ojos y me examinó con la mirada.

- Buenos días, espero que hayas dormido bien- dije sin apartar mis ojos de los suyos.

- Muy buenos días, nunca he dormido mejor.

Me acerqué a la cama y ella me retiró la toalla.

Nunca había buscado una relación, pero con Riley las cosas eran fáciles. Quedábamos de vez en cuando, lo pasábamos bien y no nos exigíamos nada.


El quinto hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora