CAPÍTULO 9

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Queda sólo un día para comenzar las clases y todavía no hemos encontrado con quién compartir el apartamento. Nos sobra una habitación, la habitación de Jason.

No he dejado de pensar en él ni un solo día desde que nos despedimos.

Hemos hablado un par de veces por videollamada los tres juntos y nos ha contado un poco lo que se ha encontrado en su nueva ciudad.

Comparte piso con dos chicos con los que no habla demasiado y yo me lo imagino pasando el día encerrado en su dormitorio.

Reviso mi plan de estudios por tercera vez para comprobar mis asignaturas y mis aulas. He obligado a Liam a recorrer el campus dos veces para saber dónde está cada lugar importante.

- Sabes que te sigo en todas tus rarezas, pero esto de recorrer el campus para memorizar tus clases antes de empezar, raya la locura - Liam protesta mientras camina a mi lado. Yo voy construyendo mi mapa mental del campus para saber los mejores recorridos para ir de un sitio a otro.

- No te quejes, tú me hiciste ir al campo de béisbol el primer día.

- Pero no lo hice memorizando cada camino.

- Vale, deja de protestar, te invito a una hamburguesa - la comida es su debilidad, así que sé perfectamente qué es lo que hará que deje de quejarse.

La noche antes de comenzar mis clases no puedo dormir por los nervios. Estoy a punto de cumplir con mi sueño de estudiar arquitectura. No puedo esperar para comenzar las clases.

- ¿Cuánto rato llevas despierta? - pregunta Liam cuando me encuentra desayunando en la cocina a las ocho de la mañana.

- Lo suficiente para prepararte el desayuno - señalo un plato con tortitas y una jarra de zumo.

- No sé qué habría hecho si no hubiésemos podido venir juntos - se sienta y empieza a comer como si acabase de ser rescatado de un naufragio.

- Vas a llegar la primera a clase. Te advierto ya que demostrar el primer día que eres una empollona no te hará la más popular- bromea Liam al verme salir de casa media hora antes de mi primera clase.

- Nunca he sido demasiado popular, así que me trae sin cuidado si piensan que soy una empollona.

- Tú verás, yo te lo digo por tu bien.

Lo dejo riendo y cierro la puerta.

Me gusta la sensación de caminar por el campus y no puedo evitar pensar en Charlie. Él estaba aquí hace unos años cuando tuvo que renunciar a todo por nosotros.

Al final no le ha ido tan mal. Tiene veintiséis años y ya hace tres que se hizo cargo de la empresa él solo. Al principio intentaba coordinar todas las obras y dejaba la parte más organizativa a Mitch, pero cuando Dave estuvo suficientemente preparado para ayudarle, empezaron a repartírselas. Ahora también está Andy, así que Charlie es como el jefe y Dave y Andy sus ayudantes.

Llego a la puerta de mi aula ensimismada en mis pensamientos. Necesito terminar mi carrera para estar con Mitch y no depender de otros estudios de arquitectura para cada nuevo proyecto. El primer paso es entrar en mi primera clase.

Apenas hay un par de estudiantes en el aula. Observo el aula y me siento en la segunda fila. Lo habría hecho en la primera, pero hago caso a Liam, no quiero ser la empollona el primer día.

Observo a los estudiantes que van entrando, en su mayoría chicos, tan sólo he visto a dos o tres chicas que se han sentado más atrás como si se ocultasen entre los demás.

Llega el profesor y todo se queda en silencio. Mira hacia nosotros y noto que se me queda mirando un par de veces.

- Bueno, veo que tenemos por aquí a varias señoritas. Ustedes sabrán por qué han elegido esta carrera, quizá se hayan equivocado o no rellenaron bien su solicitud.

El quinto hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora