CAPÍTULO 1: INTRODUCCIÓN

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Hola, mi nombre es Nicole Parker, aunque todo el mundo me llama Nicky desde que tengo uso de razón.

Puede decirse que soy uno más de los hermanos Parker pues me he criado con mis cuatro hermanos y con mi padre desde que mi madre nos abandonó cuando Liam y yo teníamos unos dos años.

No soy exactamente la pequeña de cinco hermanos pues Liam y yo somos mellizos. Andrew es tres años mayor que nosotros, Dave se lleva dos años y medio con Andy y después está Charlie, que es como nuestro hermano-padre, aunque es tan solo un año y medio mayor que Dave.

Mi madre nos abandonó a los cinco, junto a mi padre cuando Liam y yo éramos tan pequeños que ninguno de los dos la recordamos y en casa no se habla demasiado de ella, así que crecí con cuatros hermanos y con mi padre.

Nunca me compraron un vestido ni me hicieron coletas o trenzas. Es más, Liam y yo solíamos heredar la ropa de los mayores, no porque tuviésemos problemas económicos, mi padre tenía una empresa de construcción que funcionaba bastante bien, sino porque no lo consideraban importante, así que apenas tenía algo nuevo en mis cumpleaños.

A PARTIR DE AQUÍ, OS CUENTO MI HISTORIA

2 AÑOS

Liam y yo tenemos unos dos años y esto no lo recuerdo de verdad, es lo que he escuchado en casa y lo que me han contado mis hermanos.

- Charles, ¡ya no puedo más!, no soy feliz en esta casa.

- Pero, nuestros hijos...

- Yo nunca quise cinco hijos, no decidí ser madre cuando me quedé embarazada de Charlie y, sin apenas darme cuenta, tenía dos niños pequeños y estaba embarazada del tercero.

- Creía que estábamos de acuerdo...

- ¿Acaso me preguntaste lo que yo quería?

- Nunca dijiste que no...

- Quiero tomar las riendas de mi vida, hacer lo que quería antes de quedarme embarazada y que me obligasen a casarme contigo. Necesito seguir mi camino.

- Pero ¿qué voy a hacer con los niños? ¿qué les voy a decir?

- Haz lo que quieras, son tus hijos.

- Los pequeños apenas tienen dos años, son bebés.

- Estoy segura de que lo harás bien, eres un gran padre.

Después de esta discusión ella metió un poco de su ropa en una maleta y desapareció para siempre.

Papá se quedó solo con cinco hijos pequeños, Charlie tenía diez años y era el mayor, sin embargo, siempre fue un niño muy maduro y responsable.

- No te preocupes, papá, yo te ayudo con los mellizos, ayuda a Andy. Dave, tú puedes solo, ya eres mayor.

Papá estaba perdido y completamente desbordado, pero Charlie, con esa mirada tan adulta, se hizo cargo de la responsabilidad de ayudarle con todos nosotros.

4 AÑOS

Aquí os cuento mi primer gran disgusto por los caprichos de la naturaleza de hacer que yo fuera una chica entre 4 hermanos.

Papá y Charlie habían establecido unas rutinas con nosotros.

Charlie, Dave y Andy iban juntos al colegio y nos dejaban a Liam y a mí en la guardería todas las mañanas. Papá pasaba a recogernos las tardes que terminaba pronto de trabajar, que eran las menos pues estaba intentando levantar una empresa de la nada y hay días que llega a casa casi a la hora de la cena. Los días que no venía papá, nos recogían los chicos.

Después de hacer sus tareas de la escuela, los chicos salían a jugar a la calle siempre llevándonos a Liam y a mí con ellos para no dejarnos solos.

Al regresar a casa cada tarde, llegaba la hora del baño y Charlie y papá se encargaban de ponernos en fila en la bañera para hacer que el proceso fuera mucho más rápido.

- ¿Por qué yo no tengo colita? - pregunté mirando a mis hermanos. Yo era diferente a ellos, me faltaba la colita con la que ellos muchas veces jugaban.

- Porque eres una niña- respondió Dave, pero no me convenció.

- Y, ¿qué más da eso? ¿Es que a las niñas nos sale la colita más tarde? Liam tiene colita.

- No, boba, las niñas no tienen colita- me dijo Andy con suficiencia.

- ¿Se les ha olvidado ponernos la colita? - no entendía nada.

- Nicky, las niñas no tienen colita porque son diferentes a los niños- papá sonreía al escucharme.

- Pero yo no quiero ser diferente, quiero hacer las mismas cosas que ellos, aunque no tenga colita.

- No te preocupes, no hay nada que no puedas hacer, tengas o no colita- mi padre me sacó de la bañera envolviéndome con cariño en una toalla muy suave.

Pasé enfadada toda la tarde y, cuando nos íbamos a dormir, Liam habló conmigo.

- ¿Estás muy enfadada?

Los dos dormíamos en la misma cama, en la habitación junto a nuestros hermanos, que dormían en literas. Dave arriba y Charlie y Andy bajo, juntos.

- ¡Sí! - respondí enfurruñada, como si ellos tuvieran la culpa.

- Si quieres, yo puedo darte mi colita, a mí me da igual ser un niño o una niña- ofreció Liam que siempre estaba intentando evitar que estuviera triste.

- Entonces, serías una niña.

- Me da igual, no es importante para mí, si puedo hacer las mismas cosas que vosotros, y papá ha dicho que las niñas pueden.

Me quedé pensando la oferta de Liam.

- No, da igual, creo que a mí tampoco me importa tanto ser una niña.

Y de esta manera nuestras vidas continuaron con esa misma rutina un par de años.

Los vecinos no ayudaban demasiado, más bien al contrario, criticaban a papá por dejarnos solos o por no ponerme vestidos bonitos o peinarme con trenzas, coletas y lazos.

Pero yo era feliz así, siendo uno más entre mis hermanos.

Papá había estado trabajando mucho, con Charlie y Dave ayudándole tanto en la empresa como con nosotros, los pequeños, que nos quedábamos en el despacho de mi padre mientras ellos trabajaban.

Así su empresa se encargó de construir varias viviendas en un barrio residencial de la zona y aprovechó para construir una nueva casa para nosotros, con una habitación para cada uno, que era lo que mis hermanos querían, aunque Liam y yo preferimos continuar compartiendo habitación.

Era la casa más grande del barrio y, como mis hermanos ya eran más mayores, ya no veían tan mal que cuidasen de nosotros, así que nuestras relaciones con el nuevo vecindario mejoraron bastante y siempre había alguna vecina dispuesta a traernos algo de comer preparado para ayudar a papá.


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