CAPÍTULO EXTRA: ANDY 5

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ANDY (PARTE 5)

17 AÑOS

- Andy, esta tarde tengo una reunión hasta tarde y no puedo llevar a Liam al entrenamiento. Tienes que llevarle tú – dijo Dave mientras todos desayunaban en la cocina antes de irse unos a trabajar y otros a clase.

- Por supuesto. Ya que yo no tengo planes – me quejé molesto por tener que cancelar mi cita de la tarde con una chica que me gustaba bastante.

Liam no solo entrenaba con el equipo del instituto, sino que había empezado con un programa de perfeccionamiento al que tenían que llevarlo en coche para que no viajase casi una hora en autobús para ir y volver a casa.

- Puedo ir yo solo, no te preocupes. No me importa ir en autobús, puedo estudiar por el camino – dijo Liam sintiéndose culpable por obligar a sus hermanos a dedicarle tiempo. Nicky se le quedó mirando.

- Yo te acompaño – ofreció Nicky. Sin duda ella no iba a dejar a Liam solo.

- No pasa nada. No tenía nada importante. Yo te llevaré – dije sabiendo que no podría quedar de nuevo con Diana después de darle plantón por segunda vez en una semana.

- De verdad, que puedo ir solo, no hace falta – Liam sabía que había quedado con una chica porque lo habíamos hablado el día anterior.

Dave me dedicó una mirada cargada de reprobación por hacer que Liam se sintiera mal.

Nicky y Jason se vinieron con nosotros para acompañar a Liam al entrenamiento y él parecía sentirse tan culpable que yo lamenté haberme quejado esta mañana. Estaba seguro de que, si papá hubiera estado con nosotros, nunca lo habría dejado solo para ir a sus entrenamientos.

- Andy, siento que no hayas podido quedar con esa chica por mi culpa – Liam se disculpó mientras íbamos en el coche.

- Tampoco es que estuviera emocionado por quedar con ella. No pasa nada. Así pasaré la tarde estudiando con estos dos – le dije con una sonrisa intentando que se sintiera mejor.

- Igual no es una buena idea que siga con estos entrenamientos. Me ocupan demasiado tiempo – sabía que Liam estaba poniendo una excusa para no hacernos sentir culpables.

- ¿Qué dices? ¡Claro que tienes que seguir con estos entrenamientos! – dijo Nicky interrumpiendo su conversación con Jason en los asientos traseros – Los necesitas para mejorar y convertirte en profesional.

- No estoy seguro de que pueda ser profesional y el sacrificio que todos hacéis por mí no merecerá la pena si no lo consigo – el sueño de Lian siempre había sido ser profesional. Vivía para ese deporte y no se cansaba nunca de entrenar.

- Sí que merece la pena, aunque no llegues a ser profesional – dije muy serio sin apartar la mirada de la carretera – lo importante es que luches por conseguirlo. Tienes que hacer todo lo posible para cumplir tu sueño y vamos a ayudarte.

- ¡Eso! Nosotros vamos a ayudarte – dijo Nicky revolviendo el pelo a su mellizo. Liam se apartó molesto.

- No, no es tan sencillo. Esos chicos son muy buenos y yo apenas llego a estar a su nivel esforzándome al máximo – Liam mostró sus temores reales.

Liam tenía una buena autoestima y sabía que era el mejor jugador del equipo del instituto a pesar de ser el más pequeño y por eso le habían ofrecido estos entrenamientos completamente becado. Algunos de los chicos venían de escuelas exclusivas y sus padres se lo estaban pagando. Esos estaban en una especie de grupo de iniciación. Liam había empezado desde el principio con el grupo de promesas en el que la mayoría estaban becados como él.

- Liam, esos chicos con los que entrenas son tres años mayores que tú – dijo Jason para tranquilizarle.

- Aun así, no sé si soy bastante bueno – Liam estaba muy serio.

- Eres el mejor y deberías saberlo – animó Nicky – Ya habrían querido ellos ser como tú a los catorce así que déjate de tonterías y ni te plantees no ser profesional. Es tu sueño desde que yo recuerdo – mi hermanita tenía una manera particular de animar a los demás, pero con Liam funcionaba y cuando lo miré de nuevo, su mirada había recuperado la determinación que había perdido un momento antes.

Mientras Liam entrenaba, yo me quedé con Nicky y con Jason estudiando en las gradas.

Incluso estudiando pude ver que fue uno de los mejores entrenamientos de Liam hasta el momento y los entrenadores parecían encantados con él.

Evidentemente, Diana no me perdonó que la dejara plantada, pero no me importó demasiado porque empecé a quedar con una de sus amigas a la que no parecía importarle que tuviera que ir varias veces por semana a llevar a mi hermano a los entrenamientos.

Estaba deseando terminar ya el instituto y graduarme para poder ir con mis hermanos a trabajar.

Ellos lo estaban haciendo bien y la empresa iba cada vez mejor así que les vendría bien mi incorporación para ayudarles con todo el trabajo que ya tenían.

- Si te gradúas empezarás a trabajar con nosotros en verano – me dijo una noche Charlie durante la cena. Nada podía hacerme más feliz.

- ¡Menos mal! Llevo esperando esto desde hace años – dije contento. Dave y Charlie se miraron uno a otro y no me pasó desapercibido el gesto de asentimiento que Dave hizo a Charlie.

- Antes de empezar, harás un curso de gestión empresarial – empezó a decir Charlie.

- ¿Qué? ¿Cómo que un curso? Me dijisteis que si me graduaba podría trabajar con vosotros.

- Relájate y no hables antes de hora – dijo Dave con menos tacto de Charlie.

- Entrarás a trabajar a las once de la mañana y asistirás a ese curso a las ocho de la mañana y a las dos de la tarde – informó Charlie. Me di cuenta al instante de que no iban a darme ninguna opción para negarme.

- Vale. No sé para qué va a servirme eso, pero lo haré – admití a regañadientes. Mi idea no era terminar el instituto para continuar estudiando en verano. ¡Si casi no estudio durante el curso!

- No vas a estar siempre trabajando en las obras. Te necesitamos con nosotros para llevar la empresa y no podrás hacerlo si no aprendes antes algunas cosas – explicó Charlie.

Cuando finalmente terminé mi último año en el instituto creo que todos los profesores celebraron mi graduación más que mi familia. Un Parker menos les facilitaba la vida y, sinceramente, yo también estaba bastante aliviado por no tener que volver.

El curso de gestión empresarial que Charlie y Dave me obligaron a hacer no era tan malo como pensaba y empecé a encontrar la aplicación práctica casi desde el primer día.

Mis hermanos se sorprendían al verme estudiar por las tardes al llegar a casa, aunque, sin duda, el primer sorprendido de todo era yo pues nunca había pensado que mi cabeza fuera capaz de entender y memorizar tantas cosas.

Me sentía bien trabajando con mis hermanos, mejor que nunca. Al fin empecé a pensar que mi vida tenía algún sentido y que servía para algo más que para meterme en problemas.

Empezaban a tratarme ya como a uno más entre ellos. Siempre habían sido Charlie y Dave, "los mayores", y él se quedaba con "los pequeños" aunque nunca pensase que pertenecía realmente e ninguno de los dos grupos. La relación que Nicky, Liam y Jason tenían entre ellos no fue nunca la misma que la que tenía yo con ellos. Era de los pequeños, pero con la responsabilidad de cuidarlos.

Ese verano me hice mayor, cumplí los dieciocho años y empecé a sentirme como un adulto. Bueno, más o menos. Madi decía que cada uno de nosotros teníamos un súper poder. Charlie era el mayor, el responsable y el cabeza de familia, el que cuidaba de todos. Dave era el fuerte, el deportista. Cada vez que Madison necesitaba que alguien la ayudase con la fuerza bruta, buscaba a Dave. Nicky era inteligente, brillante y Liam tenía un talento innato para el béisbol. Incluso Jason era excepcionalmente organizado y era capaz de pensar las cosas para conseguir lo que necesitaba. Sin embargo, mi súper poder era la capacidad de meterme en líos incluso mientras dormía.

El quinto hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora