El quinto hermano

CAPÍTULO 8

18 AÑOS (Actualidad)

Diez días para que todo cambie en nuestras vidas.

Ninguno quiere hablar de la despedida, especialmente Jason, pero es algo cada vez más evidente.

- Mañana iremos a ver un apartamento en el campus, para que no tengáis que estar yendo y viniendo todos los días - dice Charlie durante la cena.

Han decidido que lo mejor es que vivamos allí y que vengamos los fines de semana o los días que tengamos que venir a trabajar con ellos.

También hemos dado por supuesto que Liam y yo seguiremos viviendo juntos, aunque compartiremos el apartamento con alguien más. Nosotros esperábamos que fuera Jason y ahora no quiero que nadie ocupe esa habitación libre.

Liam y yo somos los primeros, después del intento frustrado de Charlie, que vamos a ir a la universidad. Ni Dave ni Andy se lo plantearon como posibilidad, nunca fueron grandes estudiantes y coleccionaron castigos y expulsiones desde la primaria, así que conforme terminaron el instituto, se pusieron a trabajar a tiempo completo en la empresa familiar.

Con nosotros, los tres han insistido mucho en que debemos estudiar para poder ocupar puestos más cualificados en la empresa. Yo siempre he tenido claro que quería estudiar arquitectura y Liam algo relacionado con la gestión de negocios y el márquetin.

- Tenemos que preparar una fiesta de despedida para Jason, se le ve decaído – dice Andy aprovechando que Jason estaba cenando en su casa.

- No quiere fiesta de despedida - aclara Liam.

- Yo creo que la tendríamos que hacer igual- es mi opinión. Conozco a Jason y sé que no quiere despedirse, pero no rechazará una fiesta.

- Si queréis, podemos organizarla aquí en casa, con vuestros amigos, como despedida de los tres, al fin y al cabo, vosotros también os vais a marchar - al fin Dave dice algo que nos sirve como solución.

No es la primera fiesta que se celebra en nuestra casa. Siempre hemos tenido cuidado, por los servicios sociales, que venían una vez al mes a hacer inspección para comprobar que estábamos atendidos, pero esas visitas se fueron espaciando a medida que íbamos cumpliendo los dieciocho y, desde que Liam y yo cumplimos la mayoría de edad, las visitas terminaron.

Aun así, los chicos siempre habían quedado en nuestra casa con sus amigos pues siempre estaba libre de adultos.

- No tengo ningunas ganas de una fiesta, no quiero celebrar nada- esa es la reacción de Jason que me sorprende hasta a mí.

Quizá Liam sabe algo que yo no y por eso decía que no quería fiesta.

- No es para celebrar nada, es para pasarlo bien antes de separarnos - le digo para intentar convencerlo.

- Prefiero no pensar en que me tengo que ir. He estado todo el verano intentando no pensarlo - me mira muy serio. Está casi a punto de llorar.

- Pero es algo que va a pasar igual -le dice Liam poniéndole la mano sobre el hombro.

- Para vosotros no es lo mismo, os vais juntos y estaréis al lado de casa, yo estaré solo y a ocho horas en coche.

- Dos en avión- aclaro para que no se mortifique.

- Sí, ya, pero no será como estar al final de la calle.

¡Ya no soporto que siga haciéndose la víctima!

- ¡Pues no te vayas! No necesitas ir a la universidad, sabes que tienes trabajo cuando quieras con nosotros- le grito y no sé por qué.

- ¡Claro que necesito ir a la universidad! – Jason también me grita.