El quinto hermano

CAPÍTULO 34

Solo queda una semana para volver a casa. Tres días de prácticas y casi uno de viaje para estar en casa de nuevo de manera ya definitiva.

Lo único que me entristece es separarme de Sergio. Estos meses de convivencia han forjado una buena amistad y sé que lo echaré de menos, además, siento que necesita a alguien a su lado y lo veo demasiado solo.

He quedado otra vez con Noelia. Después de hablar con Mitch para organizar el trabajo de los próximos meses en los que estaré con Jason y el futuro, cuando nazca el bebé. Los dos llegamos a la conclusión de que necesitaríamos a alguien más en el equipo y yo propuse a Noelia, pues es a la única persona que conozco a la que este trabajo apasiona tanto o más que a mí.

Ella se sorprendió cuando le propuse un puesto de trabajo en la empresa, pero me prometió pensarlo con su familia. Se parece demasiado a mí y alejarse de los suyos no será fácil para ella.

- Bueno, lo he pensado mucho y lo he hablado con mi familia y, bueno, es una gran oportunidad para mí y me encantaría trabajar contigo- Noelia empieza a hablar y adivino que me va a decir que no y noto lo difícil que le está resultando darme su respuesta.

- No pasa nada, lo entiendo, a mí también me cuesta mucho estar lejos de casa y... - no quiero que se sienta incómoda.

- Nicky, te voy a decir que sí, pero necesito que me prometas que podré venir a visitarlos al menos tres veces al año- interrumpe para sorprenderme aceptando el puesto.

- ¿Qué? ¿Sí? sí, claro, las veces que necesites, la empresa puede pagar tres viajes al año - estoy emocionada de que acepte mi oferta, será genial trabajar con ella. Me falta tiempo para enviar un mensaje a Mitch y a mis hermanos para decirles que el puesto está ocupado.

- ¿Qué haces? - pregunta al verme escribir en mi teléfono de manera frenética.

- Aviso de que el puesto está ocupado y pedir que redacten tu contrato, si te parece bien, puedes empezar el uno de noviembre.

- Eso está bien, así tengo un mes para hacerme a la idea y arreglarlo todo aquí antes de irme.

Si mi conversación con Noelia me ha levantado el ánimo, ver a Sergio decaído mirando nuestras cosas empaquetadas para ser enviadas a casa, me rompe el corazón.

Me despierto de madrugada, se ha convertido en una costumbre y me asomo al salón. Sergio acaba de entrar en casa.

- Supongo que tendré que buscar otro sitio para vivir - me dice pensativo mirando las cajas.

- No hace falta, el piso está pagado hasta enero. Ya hablamos con la dueña y puedes quedarte sin problema – no le digo que he negociado con la dueña para que le rebaje el precio a cambio de que yo siga pagando una parte.

- Sí, bueno, supongo que podría buscar otro compañero de piso, ¿no? – propone. Asiento a punto de llorar. No quiero dejarlo aquí solo, no puedo verlo solo de nuevo - Nada será igual sin ti por aquí mandándome a todas horas lo que tengo que hacer.

Ya no puedo evitarlo y esta vez no estoy segura de que sean las hormonas. Me lanzo a sus brazos llorando y me abraza.

Los dos nos quedamos así en silencio unos minutos antes de que él me separe un poco. Veo cómo se limpia la cara con la mano. Está llorando, nunca llora, jamás muestra un sentimiento.

- Todavía no has visto el amanecer en la playa que buscabas el día que nos conocimos - me dice con una sonrisa - ¿Crees que Jason se enfadará si te secuestro un rato y vamos a verlo antes de que te marches?