CAPÍTULO EXTRA: ANDY 6

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ANDY (PARTE 6)

20 AÑOS

Me encantaba trabajar y, después del curso de gestión empresarial, inicié otro más avanzado porque me di cuenta de que podía aplicar todo lo que iba aprendiendo casi a diario.

Necesitamos oficinas – dije una de las tardes en las que salía de la oficina móvil de la obra junto a mis hermanos. Los dos se me quedaron mirando extrañados.

Ya tenemos oficinas, hay una en cada obra – dijo Charlie señalando la caseta prefabricada que había sido instalada en un sitio tras otro a lo largo de los años.

Eso no son oficinas de verdad. Son casetas prefabricadas y están ya bastante deterioradas – señalé una de las ventanas que había tenido que arreglar esa misma mañana.

Charlie, igual Andy tiene razón. No podemos quedar con los inversores siempre en restaurantes – me costaba creer que, por una vez en mi vida, Dave me diera la razón en algo.

¡Exacto! No necesitamos nada exagerado, solo un par de despachos, un estudio para Mitch y una sala de reuniones – intenté no parecer demasiado ansioso con la idea. A pesar de que mis hermanos ya tomaban en serio mis aportaciones, esto es algo importante y que supone una inversión importante. Charlie me miró después de mirar a Dave buscando su opinión.

Bueno, encárgate de buscar algo y lo estudiamos – concedió Charlie al fin con el asentimiento de Dave.

¿Vamos a tomar algo? – era viernes por la tarde y Dave no quería meterse en casa todavía.

Yo prefiero ir a casa, estoy cansado. Id vosotros – Charlie miró a Dave y se dirigió hacia una de las camionetas. Yo asentí a Dave aceptando su plan de salir un rato.

¿Tiene algo que ver que los mellizos no estén en casa para que Charlie quiera irse antes? – pregunté a Dave que se encogió de hombros. Tenía la certeza de que estaban juntos y que Dave lo sabía y los estaba cubriendo.

Ni siquiera pasamos por casa a cambiarnos antes de ir al bar al que solíamos ir después de trabajar.

No tuvimos que esperar mucho para que dos chicas se nos acercasen y se sentasen a nuestro lado flirteando con nosotros con descaro.

Una hora más tarde salimos del bar con ellas. Eran estudiantes y compartían un apartamento cerca del campus.

¿Qué estudiáis vosotros? – preguntó una de las chicas después de contarles que las dos estudiaban psicología.

Gestión de negocios – mentí sabiendo que podría responder alguna pregunta sobre ese tema. La chica miró a Dave esperando también su respuesta.

Ingeniería de la construcción- mintió también Dave. No era la primera vez que lo hacían.

Entonces, ¿sois hermanos? – preguntó la otra chica. Los dos asentimos y las dos nos miraron con aprobación sin esconder su deseo.

Una vez en el apartamento, nos tomamos una copa más antes de ir cada uno con una chica a su dormitorio. 

A las tres de la mañana, con la chica dormida a mi lado, salí de la cama con cuidado para no despertarla y salí al pasillo con mi ropa para vestirme.

No tuve que avisar a Dave, que hizo lo mismo que yo.

Los dos salimos del apartamento en silencio para no despertarlas.

Creo que no podremos volver a ese bar – dijo Dave ya en la calle.

Y es una pena, me gustan las hamburguesas de ese sitio – dije pensativo.

¿Para ti ha merecido la pena perderte esas hamburguesas? – preguntó Dave.

No, para nada – la carcajada de Dave me indicó que para él tampoco había merecido la pena.

Somos un desastre – dijo al fin llegando al coche.

Hay que reconocer que eran guapas – esa fue mi única justificación.

Supongo que sí, hasta que le he visto a mi lado esta mañana.

Todavía tuvimos que buscar dos locales más para poder ir después de trabajar. Probablemente era lo único que compartía con Dave, nuestra falta de necesidad de comprometernos con nadie para tener sexo con chicas, cosa que volvía locos a Charlie y a Madison que, en el fondo, esperaban vernos en relaciones serias para hacernos sentar la cabeza.

Los mellizos y Jason están ya en su último año de instituto y parece mentira que hayan llegado hasta allí con buenas notas. Ellos siempre han pensado en la universidad y van a poder elegir, no como yo, que estaba deseando salir de ese infierno para poder empezar a trabajar, aunque, después de mis cursos de gestión empresarial puedo llegar a entender que les guste estudiar.

El día que llegaron los sobres con las cartas de admisión de las universidades nos sorprendimos cuando Jason no se quedó a cenar con nosotros. Vi como salía de casa y caminaba hacia la suya mirando al suelo.

Subí directamente a la habitación de los mellizos y los encontré demasiado tristes para haber sido admitidos en la universidad que los dos querían.

¿Qué pasa? – pregunté a los dos.

Jason se va, no le han admitido aquí – dijo Nicky saliendo de la habitación. Liam solo asintió.

Jason llevará a Nicky al baile de graduación – dijo Liam cuando Nicky desapareció. Le miré un poco escéptico.

Entonces, ¿han aceptado ya lo suyo? – pregunté y Liam negó con la cabeza.

No creo que lo hagan nunca – Liam salió de la habitación dejándome allí un segundo hasta que salí tras él para ir a cenar.

Jason había estado con nosotros toda la vida y a todos nos costaba hacernos a la idea de que se tuviera que marchar a estudiar fuera. Era algo que podía suceder con cualquiera de los tres, pero, realmente, no habíamos contemplado esa posibilidad.

Los vimos marcharse al baile de graduación y todos coincidimos en que Jason y Nicky eran la pareja perfecta por mucho que ellos se negasen a verlo.

Esa misma madrugada me desperté al escuchar ruidos en la escalera y me asomé para encontrarme a Nicky y a Jason subiendo a trompicones. Él la sujetaba de la cintura para ayudarla a subir mientras ella llevaba ya sus zapatos de tacón en la mano. Me pregunté hasta cuándo los había aguantado y la imaginé bailando descalza en la fiesta.

No hagáis tanto ruido, vais a despertar a todos – advertí, seguro que Dave no se despertaría, pero seguro que Charlie los había escuchado igual que yo - ¿Dónde está Liam?

Se ha quedado con Ashley- respondió Nicky sin necesidad de dar más explicaciones.

Vale, dejad de dar golpes – entré en la habitación y los escuché reír. Quizá sí que sean capaces de despertar a Dave.

Un segundo después, Dave apareció en mi habitación pensando que el responsable del escándalo era yo. Reconocí el mérito de esos dos para despertar a Dave.

¿Qué pasa con tanto ruido? – preguntó. Le hice señas para que bajase la voz.

Nicky y Jason acaban de llegar- dije empujándole hacia su habitación.

Pero, parece que …-  los ruidos que los dos escuchábamos nos indicaban que no estaban hablando.

Déjalos. Nicky tiene dieciocho años y es Jason. Podría ser peor, ¿no crees? – dije para tranquilizarlo. Asintió y se metió en la cama de nuevo.

A la mañana siguiente, todo era como siempre. No sé si fue la primera vez que se acostaban juntos, porque estaba completamente seguro de que eso fue lo que ocurrió y, para otros eso habría sido muy raro, pero no para ellos. Su amistad estaba por encima de todo.

El quinto hermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora