SAGA SOMBRAS - Libro I (Completo)
«Mafia, ¿que es la Mafia? ¿Y que lo hace tan interesante...? No lo sabía y la verdad tampoco me interesaba en esta altura.
Mi vida cambio de un segundo a otro el momento que pise el club "Casa Nostra", al ver al 1.8...
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MAIA
—Entendido.—habló la voz en el comunicador y el pánico me invadió todos los sentidos. Sentí como todas las células de mi cuerpo se activaron de forma alerta ante la amenaza de la bomba en el edificio.—diez minutos. Nos vemos en otra vida, hijo. Larga vida a los Volkov.
Una mirada perversa y llena de pensamientos macabros cruzó en la cara de Maxim Volkov, y note como aquella me iba a atormentar el resto de mi vida.
—Tic tac. El reloj corre.—dijo Maxim con un tono irónico y tenebroso ante mi antes de agarrar una pistola y apuntarse a la cabeza. Módulo un adiós en ruso. Disparo y cayó desvaneciendo mientras salía sangre por doquier.
«Mierda. Mierda. Mierda.»
Leo, Patrick, Brina, Atenea, Lourdes y el resto de los hombres parecieron escuchar, estaban helados, pegados al suelo sin expresiones o pensamientos coherentes y por dos segundos juré que habían dejado de respirar. Se formó el pánico.
Nuestras miradas cruzaron por unos segundos con loa ojos bien abiertos, casi hablándonos por el aire que ya se olía la muerte en aquel.
—¡Abandonen Casa Nostra!—gritó Leonardo con un grito desgarrador y fuerte reaccionando de una vez por todas, tratando de salvar a todos.
Tratando de salvar a su gente.
Intente pararme—aunque mis piernas fallaron dejándome otra vez en el suelo frío y desolador—para escapar de la desgracia cuando vi a todos irse por los pasillos a paso firme y escaleras armados todavía mientras gritos y ordenes inundaban la estancia. Todo paso en cámara lenta.
Patrick y Leo corrieron hacia mi de una forma impresionante, y me agarraron cada uno un brazo enganchándome a sus grandes cuerpos. Caminaron o mejor dicho, corrieron, rápidamente mientras cada uno me agarraba de mi torso adolorido.
Pensé lo peor. Aquí era mi final. Nuestro final.
Pasamos el pasillo dejando los cuerpos muertos y la lucha sangrienta atrás para adentrarse en las escaleras donde con suerte llegaban los destellos de las luces gastadas o reventadas de las paredes.
La gente armada corría por los escalones sin esperar mientras lanzaban órdenes al aire desesperados, mientras yo... yo solo observaba sin poder creer que todo terminaría aquí y de una vez. Vi la cabellera negra de Sabrina correr más adelante. Suponía que el mismo pánico era para todos, el mismo miedo de saber que moríamos y fallaríamos en lo propuesto.
La bomba que ahora estaba activada era la más potente del mediterraneo. Nos volaría a todos en un solo chasquido. Al parecer la mafia italiana había hecho un muy buen trabajo, pero no tanto para evitar a algún infiltrado que ayudara a Ivan en explotar todo.
