Maia Afrodita Zabat
—¿Sabes lo que empezaste?— Las palabras de Leo se habían tornado roncas y graves haciendo que la piel se me erizara.
—Yo solo vine aquí para festejar.— le desafió mientras una de sus manos sigue apretando mi cuello hacia el y la otra empujaba mi cadera hacia su... sus pantalones.
—Pero ahora estamos bailando en la pista de baile y actuando de forma traviesa.— sus palabras me perforan cada vez más y siento como me tiemblan las piernas.
Me separo de el cuando aprieto intencionalmente mis muslos hacia el y siento la tienda de campaña que se había formado ahí por debajo. Lo rodeo y sin moverse era mi turno de susurrarle a sus espaldas.
—Tus manos alrededor de mi cintura...— le provocó aunque no sabía si era buena idea.— Solo deja que la música suene.
Se voltea con la mirada inyectada en lujuria y bruscamente me apreta hacia el, provocando que reaccione posando mis manos en su pecho mientras sus brazos me abrazaban por la cintura.
—Quiero llevarte lejos...
—No puedo negarme.—«Dios Afrodita cállate» me obligo ante las frases que decía inconscientemente.
Sigo bailando pegado hacia el ya que el alcohol no se iría de un momento a otro y seguía deiletandose ante los roces.
—Me encanta la forma en que haces esto.— dice refiriéndose a como me meneaba y se muerde sutilmente su carnoso labio inferior.
—Lo que sucede entre nosotros nadie tiene que saberlo...— susurro y salvajemente, como nunca antes, pega su boca a la mia. Me recorre extasiado y le sigo el ritmo que estaba a mil por hora. Un calor se extiende de mis labios a mi estómago para terminar entre mis piernas. Me asustaba la realidad...
Baja sus manos pero me separo y le recuerdo:— estamos en un lugar público señor. Contrólese...
Se ríe y ve su reloj... cambia enseguida la expresión.
—Joder...— dice y me tira de la mano hacia la barra.— Son las 3 de la madrugada.
—¡¿Que?!— gritó en cuanto recuerdo que tenía un gran examen en un par de horas. El mundo me daba vueltas y agarro la primera copa que se me cruza en que la barra iluminada de distintos colores.
—Ire a buscar nuestras cosas, no te muevas de aquí.— me ordena a lo que ruedo los ojos pero la preocupación seguia presente. En busca de una solución no efectiva en absoluto me tomo una, dos copas y apenas iba a la tercera siento como se me mueve el mundo horriblemente.
—¿Estas bien?— me pregunta un hombre mayor con la barba media canosa que se me había acercado.
—si... gracias.— sigo apoyando ambas manos en la barra y el se acerca más sacando un mechón de cabello que cruzaba mi cara.
—No deberías estar sola por aquí a estas horas... hay gente muy mala por acá.
—Permiso...— digo en cuando me paro y todo se tambalea ante mi. Leo no llegaba y estaba empezando a entrar en pánico por el viejo acosador.
Me tuerzo el tobillo un par de veces consciente que me dolerá como un infierno en un par de horas pero sigo mi camino hacia las escaleras.
Siento una mano al rededor de mi culo y otra en mi cuello y pego un grito ahogado.
—No escapes de mi niñita... te puedo hacer lo que quiera... no eres nadie aquí.— «Leo llega por favor...» pensaba mientras pataleaba para que me dejara libre pero es en vano.
De un segundo a otro dejo de sentir a aquel repugnante hombre en mis espaldas y volteó para ver que Leonardo estaba encima de el destrozándole la cara una y otra vez. No le veía su rostro pero sabía que estaba descargando todo lo que podía dar.
Se acercan guardias mientras estaba parada helada ante la escena y lo sacan de encima con los nudillos rotos. La cara del señor gilipollas estaba deformada, Leo tenía un buen derechazo.
—¿Estás bien?— me pregunto luego de librarse de los guardias y solo asiento mientras el mundo se me tornaba una montaña rusa.
—Yo... necesito, se-sentarme...— digo en cuanto las piernas no me funcionaban y solo siento como los brazos de Leonardo me agarraban.
***
De vez en cuando abría los ojos y veía distintas escenas... una que recuerdo es cómo salíamos del club mientras las manos empapadas de sangre me rodeaban mientras me cargaban. Luego una imagen de Romano conduciendo se me cruza por la mente para por fin cobrar conciencia.
—¡Eeh! Deja ahí.— exclamó en cuanto abro mis ojos y veo a Leo sin su chaqueta tratando de sacarme el vestido. Ya estaba en mi cama... ¿como entre?
—Dios... pensé que estabas en coma etílico.—Suspira aliviado alejándose mientras cierra la puerta.
—¿Como entramos?— es lo primero que se me viene a la mente y sin más pregúnto.
—Tú hermana.— se sienta secándose el sudor y la sangre en su camisa.
—¿Mi hermana que?
—Estaba con un chico en la sala de estar cuando llegue contigo colgando y nos abrió.— dice como si fuera un chiste y se le sale una carcajada.
«Dios que vergüenza...»—Perdón... ¡hostia! Tus manos...—Digo viéndoselas cuando poso mis pies en los tablones para ir a verlo pero siento un dolor agudo en uno de los tobillos.
«Putos tacones»—Estoy bien.— se que miente pero me había salvado de un acosador. Le tocó las manos y hace un gesto de dolor. Cojeo hacia mi cajonera y saco un pequeño bolso.—Tú pie...
Se ríe a carcajadas al verme caminar mal pero me incorporo agarrándole y sentándolo en mi cama. Me siento junto a él y le agarro los nudillos mientras un algodón empapado en alcohol desinfectante limpiada las manchas de sus grandes manos.
—Te quedará feo.— le advierto.
—No me importa.— dice con la comisura de sus labios levantados en cuanto terminó.— ese viejo se lo merecía.
Sonrió amablemente y saco una camiseta blanca grande con unos shorts deportivos para dormir.
Salgo al baño y me los pongo para después desmaquillarme y hacerme una coleta.
Vuelvo y veo como estaba recostado viendo el techo...
—¿Te quieres quedar a dormir?— no sabía que le había preguntado.
—¿Afrodita invitándome a dormir? Que sorpresa...— dice mientras admiro los hoyuelos de sus mejillas.— Gracias pero debo irme y tú tienes clases.
Se acerca y me levanta la barbilla:—Me encanto verte disfrutando esta noche.— termina su ultimas palabras para darme un leve beso.
Se va mirándome por última vez y yo me desplomo en las almohadas.
«¿Que mierda me está haciendo este hombre?»
Continuará...
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Sombras que aman (borrador)
RomanceSAGA SOMBRAS - Libro I (Completo) «Mafia, ¿que es la Mafia? ¿Y que lo hace tan interesante...? No lo sabía y la verdad tampoco me interesaba en esta altura. Mi vida cambio de un segundo a otro el momento que pise el club "Casa Nostra", al ver al 1.8...