«Por Dios...»
Era una sensación nunca antes experimentada tener a aquel hombre, guapo y provocador encima mío besándome, se notaba que tenía más experiencia de la imaginada. Parecía un Dios bajado del cielo perfectamente hecho y derecho besándome una vez y otra al decirle que era completamente virgen. Me confundió, pero no paré y tampoco quería que parase. Sus dientes agarraron mi labio inferior con ira y apretaron de el exigiendo todo mi ser. Encorvé mi espalda inconscientemente y el soltó un gruñido.
«Wow... mucha más experiencia de la que imaginaba, este si que sabe»
En mi corta vida nunca tuve un novio, con suerte había dado mi primer beso a un puto de la escuela, que más encima fue por reto. Me sentí devastada, ya que siempre soñé que mi primer beso sería de amor verdadero, pero como no, la vida es una decepción.
La verdad los hombres son una decepción. Los humanos y los sentimientos de mierda lo son. Merecemos la extinción como me solía decir Rena.
Todos aquellos recuerdos y malas pasadas, se fueron desvaneciendo del faz de la tierra al sentir como los labios de Leo se movían ágilmente rozándolos con los míos, que no se la verdad como sucedió o como estaba llevándole el ritmo pero me encantaba. Era controlador con sus movimientos, su cuerpo exigía más del mío y aquello encendía el calor en mis piernas.
«Hostia...»
Sabía que si no salía de ahí pronto, o yo perdería la compostura de buena o el perdería la cordura ante tenerme entregada para el y solo para el. A su maldito merced.
—Joder...— gimoteó separándose por falta de aire dejando ver cómo sus labios estaban más hinchados y enrojecidos por aquel beso de mi vida. Se veía más atractivo sabiendo que aquello lo había provocado yo.
Sin dejarme modular palabra unió nuevamente nuestras bocas salvajemente, pero esta vez juguetea con su lengua dentro de mi boca... no sabía que hacer. Estaba en pánico... nunca había dado un beso de tal calibre.
Intente seguirle el ritmo autoritario que traía viendo como mágicamente una conexión extraña hizo que supiera como mover mi cabeza y mi lengua al compás de la suya. Estaba siendo realmente un momento para recordar.
Jadeante, Leo separa su boca nuevamente de mi pero no por mucho, ya que la pegó nuevamente bajo mi oreja haciendo que la piel se me pusiera como gallina ante su tacto. Empezó a dar suaves besos bajo mi lóbulo descendiendo hacia mi cuello. Sus manos ya no estaban reteniéndome, me habían soltado y yo ya las había entrelazado tras su cabeza acercándolo más hacia mi, impregnando toda su fragancia en mis fosas nasales. Por su parte, bajo las manos hacia mi cintura mientras apretaba mi vientre hacia el.
«Pero, ¿Que?»
Mientras mi cuerpo estaba a mil grados, algo más duro de lo normal se clavo cerca de mi pelvis y... no puede ser.
—¡Para!— ahogue un grito al notar aquella ereccion que sobresalía de sus pantalones de cuadros, y cabe decir que no era pequeña.
—¿Que?— preguntó confundido al poner mis manos sobre sus pectorales separándolo de mi.
—Ya te he dicho que no haré nada contigo.— dije tratando de sonar autoritaria pero sabía que estaba siendo una original cria al entrar en pánico. Lo había sentido...
Sonrió ante mi inocencia claramente dándole una idea luego de bajar la cabeza y ver para sus pantalones haciéndome ver unos pequeños hoyuelos en su rostro cuando me concentré en sus azules y profundos ojos. Me plantó un buen pico, pero tierno, en mis labios haciendo que abriera mis ojos como plato. Eso si que no me lo esperaba ni en cinco mil años luz. Luego sin modular palabra me libró dejándome con la respiración entrecortada y con mi pecho subiendo y bajando agresivamente, con la camiseta de el arriba hasta mi torso.
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Sombras que aman (borrador)
RomanceSAGA SOMBRAS - Libro I (Completo) «Mafia, ¿que es la Mafia? ¿Y que lo hace tan interesante...? No lo sabía y la verdad tampoco me interesaba en esta altura. Mi vida cambio de un segundo a otro el momento que pise el club "Casa Nostra", al ver al 1.8...