MAIA
El día llegó. Me levante con una resaca enorme en mis ojos y cabeza que amenazaba con dejarme el resto de la semana en la cama. El tequila no me había caído bien y menos la fiesta que nos dimos en casa luego del baile con amigos conocidos.
Recuerdo pequeños fragmentos. Entre ellos como Atenea me lanzaba el florero lleno de energética y Ron o como Jeremy bebía tequila del estómago de Rena.
Mala idea...
La cabeza me pulsaba como mil demonios y no había notado el ente caluroso a mi lado hasta que acostumbré mi visita a los rayos que entraban de la ventana hacia mi habitación. Estaba desnuda...
«Mierda»
Abrí los ojos pensando casi que se saldrían de su órbita por lo impresionada que me vi metida en mis sabanas, con un hombre dado vuelta también desnudo.
Evan estaba en mi cama sin ropa, y yo con suerte con mis bragas y las botellas que seguían en los tablones de mi cuarto...
Esto solo significaba algo, algo que ni si quiera recordaba.
«No... no... ¡no!»
Me revise los brazos por reacción ya que las veces que lo hice con Leo, me dejó marcada completa a su merced casi como si fuera un puto perro marcando territorio orinandome, pero estaban normales y sin ningún rasguño.
Evan seguía durmiendo y las nueve de la madrugada marcaban en el reloj de mi mesa de noche. Salí cuidadosamente encajando mi sujetador nuevo, junto a unos pantalones cortos de jean y una camiseta grande.
Salí de puntas de la habitación hasta que encontré mis zapatillas tiradas en el pasillos.
No entendía ni cómo habían llegado ahí, pero tampoco me interesaba saber.
El olor a alcohol inundaba la residencia, y por si mamá no estuviera aqui, esto hubiera sido la mayor cagada de nuestras vidas.
Me asomé por las habitaciones deleitándome con los efectos del licor bebido. Puros cuerpos dormidos y apagados junto a ropas mal puestas y... ¿ese era Jeremy con una polla dibujada en su cara?
Reprimí una carcajada y como buena persona me acerqué a sacarle una foto. Esto calmaba mis nervios de solo pensar que me folle a Evan.
Agatha estaba en su cama con Jaden como era de esperar. Atenea se encontraba con una camisa desconocida en el sillón mientras sostenía un trofeo de patinaje artístico de Agatha. Encontré a varios amigos en todos lados de casa, pero a Rena no.
Me preocupe cuando abrí la puerta del baño para admirar mi depavorable aspecto, pero un golpe fuerte y hueco contra la madera de la puerta me saco de mi estado crítico.
—¡Au!—aulló una voz ronca. Asome la cabeza para ver que bloqueaba la pasada, cuando vi a Rena por fin todavía en su vestido pero esta estaba tirada en el suelo y lo que estaba bloqueando el camino era su cabeza.
Solté una risa que tuve que tapar con mi mano para no despertar al resto. Se levantó acariciando su cabeza cuando se apoyó al lavamanos con la cabeza baja y cuando la levantó viendo su reflejo salió volando.
—¡Joder! Parezco la niña del aro.—soltó cuando entre y cerré la puerta detrás de mi.—Tú no te quedas atrás.
Me divisé con mi maquillaje corrido por completo, ojeras prominentes y mis labios rojos e hinchados...
—Rena...
—Yo.—susurró mientras metía la cara en el agua helada del grifo. Repetí la acción cuando me senté en el retrete con tapa apoyando mis manos en mi frente.
ESTÁS LEYENDO
Sombras que aman (borrador)
RomanceSAGA SOMBRAS - Libro I (Completo) «Mafia, ¿que es la Mafia? ¿Y que lo hace tan interesante...? No lo sabía y la verdad tampoco me interesaba en esta altura. Mi vida cambio de un segundo a otro el momento que pise el club "Casa Nostra", al ver al 1.8...