Sombras que aman (borrador)

Capitulo 40

Hola! ADVERTENCIA: este capítulo será más fuerte que cualquier otro que haya escrito, es decir lenguaje obsceno y +18. Se recomienda discreción y ojalá que tengas la edad suficiente (aunque esto es Wattpad xdxd) GRACIAS!
Pd: agárrense de sus sillas que se viene fuerte.
Pd 2: acompaña la lectura con la canción anclada. ;)
Pd 3: me esmere, este no es un estilo muy propio de mi pero disfrútenlo!

Maia Afrodita Zabat

Una hora puede ser. Una hora estuve con los nervios de punta y con el corazón en la garganta cuando escuché llegar a Leo junto a Patrick, permitiéndome por fin tragar mis miedos de la situación. Una parte de mi quería gritarle a Leonardo de porque me había dejado sola mientras el se iba a la boca del lobo, pero otra quería abrazarle como nunca y rogarle que no se fuera de ahí.

Todo confirmaba mis sospechas. Este no era mi mundo, y nunca lo sería claramente. Esto de ver como la gente se coloca, como matan, amenazan, y más, no me iba en ningún momento.
Esto mismo sentí, este dolor punzante en mi pecho por saber que una parte nueva y desarrollada en mi, iría a ser alejada por nadie más que yo.
No podía seguir con este tira y afloja, con el "soy tu novio y luego tu enemigo". Era algo tan simple como eso, menos permitir que se metieran con mi familia.

Leonardo era todo lo que no quería para mi, todo, pero de alguna forma logró que le deseara con tal intensidad de tragarme todas esas dudas e inseguridades de la oscura relación que llevábamos. Solo bastaba con ver sus ojos azulados, cosa que nunca antes había tomado en detalle, pero que amaba de el excesivamente, para que me pusiera nerviosa y me provocara tiritones involuntarios en todo mi cuerpo.

Sabía controlarme. Era un obsesivo, era un abusador, era un corrupto, era un gilipollas y un hombre totalmente lejano al respeto, pero lo amaba así tal cual era, quería que con sus manos me acariciara cada rincón de mi antes de mi, que me enseñara que me estaba perdiendo, que me dejara acariciar sus músculos tensos y grandes tatuados.

—¿Afrodita?—escuche como me llamaban de la otra habitación sacándome de mis intensos pensamientos. Me había quitado el vestido y me encontraba en una de las camisetas de Leo con unos pantalones cortos de pijama. Salí de la cama y me dirigí hacia la habitación más cercana.

Entre y con suerte Leonardo podía el peso de Patrick que estaba herido en su hombro derecho aunque ya vendado, se quejaba de dolor cada vez que se movía y por parte pensé que se lo merecía.

—¿Me ayudas?—preguntó Romano indicando si podía correr unas almohadas de la gran cama burdeos que tenía en frente. Era una habitación similar a la de Leo solo que más pequeña, por lo que debía suponer que era un cuarto de hospedaje.

Camine descalza hasta donde me pidió y saqué todo incluyendo las sábanas para meter a Ledger ahí. No se como se podía llegar a ser tan imbecil y atractivo a la vez. Patrcik tenía ese aire, ese aire de controlador al igual que su hermanastro, pero más de picardía y lujuria 24/7, sin destacar sus atributos de ojos verdes intensos, cabello ondulado castaño y una mandíbula marcada que desviaba toda tu atención en ella.

—¿Que le ha pasado?—pregunte susurrando mientras Leo terminó de acomodarlo.

—Me dispararon, nena. ¿No es evidente?—pregunto con una sonrisa dolorosa en su rostro mientras jadeaba de sufrimiento.

—Se quiso enfrentar a Federico.—me aclaró Leo esta vez.

—¡Y adivina que! Tu novio le reventó la cabeza.—soltó una risita mientras terminaba de acomodarme, algo se rompió en mi al escuchar aquello.—Ahora si no es mucho, por favor no hagan ruidos sexuales esta noche que necesito descansar.

Me sonroje hasta la punta de mis orejas mientras salía de la habitación junto a Leonardo.

—¡Por cierto! Tú trasero se ve radiante de aquí.—alcance a escuchar un grito de Ledger antes de que Leo cerrara de un portazo la puesta con la vena de su cuello hinchada a no dar más. Su ceño fruncido y sus puños apretados hasta llegar a dar ese color blanquecino me recordaban a esa noche en el yate cuando me ahogo, si, me ahogo.