Maia Afrodita Zabat
—¿hay algo de comer?— mi madre entra con una resaca de mil años, seguramente, mientras yo me servía un vaso de agua.
Llevaba ya 4 horas estudiando y haciendo mi trabajo que debía entregar el lunes, sentada con mis cosas en la encimera de la cocina.
Luego de tal ajetreada mañana, la ducha fue mi salvación, agarre unos audífonos y mientras me arreglaba escuchaba diversos temas para despejarme.
Decidí por llevar un cómodo pantalón de chándal negro con una polera de tiras blancas. Todo esto con mis enigmáticas botas de casa.
Me hice un almuerzo y después, dedicada y concentrada, me la pasé estudiando como si no hubiera un mañana. Era lo mínimo que podía hacer luego de tal escapada de fin de semana que tuve.
—No mamá, Agatha se acabo el almuerzo.— respondo subiéndome los lentes que se me resbalaban.
—Dios... me duele la cabeza como si tuviera mil pulsares.—musita en cuanto agarra un vaso de agua y se lo toma de golpe.
—Pues deberías dejar de salir si duele tanto.— me empieza a recorrer la decepción por las venas al verla así.
Por parte la entendía, sufría de un gran dolor por la pérdida de mi padre pero la solución no era el alcohol. No teniendo hijas y teniendo que mantenerse a ella misma. Nosotras nos iremos eventualmente a la universidad y luego conseguiremos nuestros trabajos pero ella no, se quedaría nuevamente sola y no deseaba aquella vida para ella.
Aunque a veces estaba borracha a morir, mi madre siempre fue una mujer exigente y dura con nosotras. Se la pasaba bajo los efectos del alcohol pero igualmente nos llamaba la atención por nuestras acciones.
—No me digas que hacer jovencita.— dice señalándome con un dedo.— Soy tu madre, no tu amiga.
Callo antes sus palabras, no tenía ganas de discutir con ella. Por lo menos ahora no.
Entre la guerra de miradas que tuvimos termino el trabajo por fin, y cierro mi computadora feliz mientas mi madre se calentaba una sopa que había en el congelador.
Apenas el pitido suena concuerda con el timbre que nuevamente interrumpía nuestra rutina.
—Buenas...— Leonardo el gilipollas nuevamente venía a molestarme.
—¿Tú quien eres?— abre mi madre con la cabeza bien puesta y no hago más que rodar los ojos y tomarle del brazo para que se alejara.
Ante la corriente fría de aire me abrazo a mi misma, se había oscurecido y la ciudad pintaba de invierno.
—Un amigo de Maia.— dice firme pero de manera amable.
—Maia no tiene amigos.—«Lo borde aqui me supera»
—¿Que sabes mamá?— me aprecipito en contestarle para que Leo no se le tirar encima y me fulmina con la mirada.
—Maia juro que me hables así de nuevo...— no termina de decir aquella frase y vuelve su mirada hacia Leonardo.— ¿Que quieres?
—Vengo a buscar a Maia para una salida, cita o digo salida...—se estaba poniendo nerviosa a lo que me rio por detrás procurando que mi madre no se diera cuenta.
—Ella no saldrá.— dice alejándose de la puerta y Romano entra sin permiso previo.
—Si lo haré mamá.— digo al ver la mirada de Leo y me volteo hacia ella que ya tiraba humo por sus orejas. No tenía el derecho de criticarme lo que hiciera.
—Acabas de sentenciarte niña.— me susurra Leo a lo que suelto una pequeña sonrisa y lo agarro de la mano para subir hacia mi habitación mientras veía la expresión de mi madre boquiabierta.
Caminamos por los escalones y enojada a morir seguía tirando de el por el pasillo hasta llegar a mi habitación. Le empujó que hace que rebote en el pequeño colchón que tenía en mi cuarto con las cobijas blancas con negro.
—Entonces, debes sacarte tu ropa.— me dice mientras volteo cerrando la puerta con una expresión de impresionada.
—¿Disculpa?
—¡No! No me malinterpretes. Donde iremos tienen código de vestimenta.— me aclara a lo que quedo más tranquila.
—¿Donde iremos? Olvídalo... solo he dicho que iría a salir para molestar a mi madre.— digo mientras doblo la ropa que estaba en el suelo.
—Se te... ha olvidado esto.— Leo levanta unas bragas negras que tenia encima de mis sábanas a carcajadas. Se las arrebato de sus manos, roja hasta el cuello y no dejaba de verme.
—Ya te puedes ir.— exclamó con vergüenza a flor de piel mirando hacia mis cajoneras y arreglando el desorden que tenía a espaldas de el pero me toma de la cintura desprevenidamente.
—Vamos Afrodita... lo pasarás mejor que acá discutiendo con tu madre.— tenía razón.
—Es domingo Leo... mañana tengo escuela. Lo siento.— digo en cuanto me gira con sus grandes manos y esta vez me apreta más hacia el.
—Nos vamos temprano.— dice como crio pidiendo permiso y siento la presión que se me acumulaba bajo vientre.—No tienes excusa.
«Mierda...»
—Hasta las 1 de la madrugada. Y si eres borde me voy.— doy un ultimatum y se acerca delicadamente mientras pone una de sus manos en mi nuca para darme un profundo beso.
«Nunca me cansare de esto»—Me gusta este.— dice estirando una mano hacia detrás mío que se encontraba mi closet. Saca un vestido que el mismo me había comprado en Toscana, era plateado brillante con un escote acentuado.
—Entonces a mi me gusta este.— digo contradiciéndole sacando un vestido burdeo con un corte en la pierna.
—¿Siempre haces lo contrario que te digo?— me pregunta a lo que suelto una pequeña sonrisa.— Amo cuando sonríes...
Me toca la nariz con sus labios y hace que me ría nuevamente. Nunca había conocido esta faceta de el. Siempre es borde o provocador... pero no de esta manera. Extrañamente me gustaba.
—Y ahora te vistes, ¿o lo hago yo?— me pregunta transformando su mirada de ternura a una sonrisa pícara que me ponía nerviosa de pies a cabeza.
—Tengo manos.—musitó a lo que corre sus manos me mi cintura y las pone en mi culo apretándolo fuertemente.
—Yo también. Y sirven para muchas cosas...
—¡Dios! Saca.— digo arrebatándoles las manos de mis muslos pero me agarra de la cintura tomándome y me tira en la cama como juego.
—Ya vístete.— me dice mientras sale de la habitación no sin antes dar una última mirada.
Continuará...
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Sombras que aman (borrador)
RomanceSAGA SOMBRAS - Libro I (Completo) «Mafia, ¿que es la Mafia? ¿Y que lo hace tan interesante...? No lo sabía y la verdad tampoco me interesaba en esta altura. Mi vida cambio de un segundo a otro el momento que pise el club "Casa Nostra", al ver al 1.8...