Capitulo 53

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MAIA

Dos dias después...

Hola, ‎جميلة.—saludó una mujer alta, esbelta con piernas morenas y marcadas y unas curvas rebosantes que me intimidaban. No sabía ni como había terminado acá pero de alguna forma Rena se las arregló con un grupo de diosas al literal.—Soy Farah. Bailarina principal y jefa de las furias. Más conocida como Sheela.

Guapas en árabe original: جميلة*

«Ay mamá...»

Rena me explico su movida con las bailarinas, pero me causaba terror la idea de bailar en ropas menores en frente de mil personas únicamente para lograr nuestro objetivo. Lo único que calmaba mi mente era el hecho de que llevaríamos pelucas negras cortas y unos antifaces cubriendo nuestra identidad.

Salieron seis mujeres detrás de ellas posándose en línea horizontal como si fueran de un campo militar. Estábamos en el mismo bar donde trabajaba, solo que eran las tres de la tarde y con suerte estaba John, el fuardia cuidando el lugar. El escenario se veía más grande y peligroso estando de aquí arriba y los tubos de las mesas muy inestables para ser montados.

Las mujeres eran hermosas, e iban vestidas con enterizos especié bañadores negros todos iguales junto a tacones altos, mientras que yo calzaba una camiseta negra antigua y unos pantalones cortos de licra.

—Supongo que tú eres Afrodita...—hablo la mujer arabe cuando asentí. Agarró mi franela y la pegó a mi cuerpo viendo mi cintura mientras asentía examinándome.—Estás perfecta para hacer de mi mejor chica. Esmeralda, ven.

Una mujer rubia igual de sexy y curvilínea que todas salió dando taconazos contra el escenario. Me sacaba un par de centímetros pero más que eso, éramos similares de contextura y hasta me daba miedo la misma sonrisa que compartíamos.

—Tendrás que actuar como ella. Síguela y apréndete todos sus pasos. No puedes fallar.—me advirtió cuando asentí y una chica morena interrumpió en la práctica entrando corriendo a mil por hora hacia nosotras. Mire a Rena por lo bajo y trato de decirme algo pero no logré concentrarme en leer sus labios cuando la chica trepó hasta pararse con nosotras. Venia en leggings negras y un peto deportivo con toda una aramaña amarrada en su cabeza.

—Atenea, llegaste.—susurró Rena cuando Farah la ubicó al lado de nosotras. Mentiría si no dijera que estaba confundida.

La arabe fue a buscar a unas de las mujeres mientras sentí una voz dulce y agradable al lado mío pero no podía despegar la vista de una pelirroja con mucho busto que pasaba su lengua por una navaja. Me estremecí.

—Hola. No nos han presentado, soy Atenea. La otra reemplazó.—estiró su mano cuando la recibí volteándome hacia ella. Se veía amable y buena persona, pero seguía preguntándome de donde la habían sacado.

—Maia.—saludé presentándome cuando Farah llegó con una mujer pálida de cabello negro y ojos verdes más delgada que todas sus compañeras.

—Rena, ella es Pami. Harás de ella, es la más tímida así que el papel además te quedará perfecto.—la mujer agarró a Rena de la mano mientras se la llevaba hacia los escalones y Esmeralda hizo lo mismo conmigo.—Y tú... tienes hasta mis raíces... ¿eres arabe?

—Turca.—respondió Atenea, la chica desconocida.

—Sharlize te guiará. No creo que se te hará difícil con aquellas caderas.—recalcó la jefa.—Y considerando que te conocí mientras salías del escenario forrada en dinero...

Nos llevaron a las tres mientras las mujeres sacaban tacones de unas bolsas y nos medían las piernas y contornos. Nos dieron unos tacones de aguja negros y dejaron que nos adaptáramos cuando Sharlize se llevó a Atenea hacia el tubo de baile de una de las mesas y yo y Rena quedamos solas.

Sombras que aman (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora