Capitulo 17

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Maia Afrodita Zabat

«No, por favor no»

Mi puto diario estuvo en sus manos y lo leyó descaradamente... sabía que pensaba de él, de mi hermana, de todos en general. Y más encima me lo había refregado por la cara.

Trato de huir pero su risa me consumía a lo lejos, cuando me doy cuenta que no tengo como irme. ¿Ahora que? No tenía vehículo y tampoco con quien irme, y ni hablar de irme con Evan.

Me doy por vencida y saco mi celular para llamar a Agatha todavía evitando los mensajes que me habían llegado.

—¿Agatha?— llamó a través de mi móvil mientras escucho ruido por detrás de ella.

—Dime.—escucho la voz dormida de mi hermana y se me sale una risa.— Apura que interrumpiste mis horas de sueño.

—¿Me puedes venir a buscar?

—¿Y Evan?

—Es un gilipollas... ¿por favor?

—Ya bueno... voy pero en 15

Le corto con una sonrisa en la cara y me siento en uno de los bancos de la salida. Todavía quedaban muchos alumnos y el estupido grupo de Evan también.

Saco mi libro "Maze Runner" y me pongo a leer para matar el tiempo mientras el ambiente se va tornando silencioso.

—Así que ¿"Maze Runner"?—Ya podrán adivinar quien es.—Pensaba que eras más chica de novela romántica y de principes azules.

—Dios que eres insoportable. Juraba que eras buen chico y por eso me gustabas.—digo rodando los ojos, pues era verdad.

—¿Abas? Tu diario decía otra cosa...— dice sentándose al lado mío mientras ríe pero no digno a mirarlo.

—Me interrumpes mi lectura.

—Por favor Afrodita. Disculpa ¿Esta bien? No quería hacerlo pero la curiosidad me mato.—Dice posando su mano en mi muslo y el aliento se me va por unos segundos.

—Emm...—musitó en cuanto aprieta mi pierna suavemente y me mira con unos ojos que nunca antes había descubierto de su parte.

De un segundo a otro, suena la bocina del auto de mi hermana y le agradezco al universo haberme salvado de este momento que ya estaba perdiendo la cordura.

Le saco la mano apresuradamente de mi y salgo hecha una bala hacia el auto donde mi hermana me estaba esperando con la música a todo tope.

En el camino a casa saco mi móvil para ver si me habían hablado además de los mensajes que ya tenía...

Hey—Evan
Tengo tu diario creo—Evan

«La vergüenza del año»

Afrodita—Leo
Llámame cuando puedas—Leo

«y ahora que?»

Hola Afrodita...—Número desconocido.

«Quien es este?»

Tenía aquellos mensajes pero no me apresuré en responder, tenía mejores cosas que hacer como leer o estudiar para mis próximas clases.

El único mensaje que me llamo la atención fue un tal número desconocido, y como sabía mi nombre.

No me doy ni cuenta y ya estábamos en casa, el auto de mi madre nuevamente desapareció y doy gracias para no enfrentarme a ella por nuestra pelea de anoche.

Por primera vez en mi vida, ayer me enfrenté a mi mamá y a sus conductas, con un miedo incontrolable pero lo hice y por Leonardo. Sabía que no era correcto llegar e irme a una fiesta, mejor dicho un club, pero con la adrenalina del momento, no pensé bien mis acciones aunque lo pase, pues bien.

Salimos del carro y en la entraba me topo con un paquete rojo cuadrado con una etiqueta por fuera con mi nombre.

—¡Mírate! ¿Tienes un admirador secreto?—Agatha se ríe mientras tomo el paquete y lo noto ligeramente liviano pero no le respondo.

Entrando, me detengo a verlo y se veía mas expenso de lo que era, tenía pequeños detalles en aquel papel y la letra de la tarjeta era hecha a mano.

—Maia van a...—Escucho a Agatha a lo lejos pero no logro distinguir lo que dice cuando me voy corriendo a mi habitación.

Llegando hecho pestillo y dejo aquella caja en los pies de la cama para sacarme ya el incómodo pedazo de tela llamada falda de mi cuerpo.

Incomoda de todo me pongo una camiseta mia roja de una maratón y me quedo en pantys. No había nada más cómodo que aquello...

Tiro la ropa dentro del vestidor y prendiendo la lamparita de mesa me siento en la cama cruzando las piernas.

Saco el listón que llevaba por fuera y la tapa continuamente para encontrarme con una carta y papel rojo cubriendo lo que escondía por debajo.

Afrodita:
Luego de tal ajetreada conocida, cumplo con informarle de la junta anual de los Ledger.
Esta cordialmente invitada como invitada (novia) de Leonardo Romano.
-Patrick Ledger.

«Esto no puede ser real.»
Recuerdo aquella gala donde esos azules ojos me cautivaron al instante. Donde la confusión se apoderó de mi...

Patrick Ledger, el tal amigo de Leonardo, aunque se odiaban aparentemente, me había enviado una caja con una puta invitación a una junta.
Si, una puta junta de jodidos mafiosos.

Saco aquel papel negro con legra cursiva blanca, que me informó la invitación, y el papel rojo que cubría todo para encontrar un brazalete plateado con la letra "L" colgando de ella.
Me preguntaba de que se trataba aquella letra pero algo me distrae la vista y al ver más abajo veo una carta de póker dorada. Era una "A" de corazones completamente dorada por ambos lados. Sin saber de que se trataba había un vestido negro brillante con dos tiras. Era hermoso y de muy buena confección, tenía un escote en V y su elegancia me mataba.

Dejo todas las cosas en la cama confundida y por fin me digno a tomar mi móvil y marcarle a Leonardo para que me explicara tal sorpresa.

—¿Si?— la masculina voz de Leonardo me perfora los oídos. Era un sonido muy, diría, demasiado agradable de oír.

—Leo... soy yo. Afrodita.

—Hasta que te dignaste a contestar cria.—«De nuevo como gilipollas»

Te llamaba para saber acerca de una ¿junta donde los Ledger?— digo tomando la tarjeta leyendo bien el apellido mientras la volteo para ver si había escrito algo por detrás pero no había nada.

—Así que Patrick...— Se bufa mientras ruedo los ojos y me acuesto de estómago mirando hacia la ventana.

—¡Joder! Invitación como novia tuya imbecil.—digo mientras escucho su melódica risa.

—Lo se... te estaba tomando el pelo. Bueno ¿y? ¿Vas?

—¿Como que voy? Ni me haz explicado. ¿Porque me enviaste esta caja?

—Pues deberás venir al Casino "Rodos" si quieres averiguar más nena...— «Nena... mierda» sus palabras me afectaban increíblemente y no podía hacer nada en contra.—Aunque yo no te mande esa supuesta caja. Talvez fue Patrick.

—Pero Leo.— suena el pitido de corte y bajo la cabeza hacia el colchón.

Continuará...

Sombras que aman (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora