Capitulo 48

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Maia Afrodita Zabat

—Me encanta.—Rena salto al ver el resultado que me había hecho en la cadera. Unas manchas de tinta negra, letras que significaban más de lo que pensé. Me gustaba, y representaba más de una cosa para mi aquel detalle.

El hombre lleno de tatuajes bajo su cuello en forma de rosas y calaveras, y un piercing en su labio el cual ya había flirteado con Rena aunque ella no le tomó importancia, empezó a ponerme un ungüento para luego taparme mi nueva adquisición en un plástico trasparente.

***

Tres semanas después

—¡Maia!—Cynthia, la chica que ya me había entrenado la primera semana para atender a las mesas VIP, normales y la barra, me llamó la atención mientras una ves más caía observando su cabello color lavanda claro y su tez pálida casi como la nieve.—La mesa 1 del VIP, pidieron unos tragos y una botella. Son muchos, ¿me ayudas?

—Claro.—asentí cuando me amarre nuevamente el cabello solo que esta vez bien fuerte para no volver a hacerlo. Mi uniforme trataba ni más ni menos que una prenda vestido negra. Este bar traía normas exactas y precisas con la vestimenta y mantenimiento del lugar. Cada una traía un vestido diferente de la misma tela, misma altura pero distinto diseño. Tacones altos negros y pelo recogido en un moño griego. Al igual que los hombres, todos con camisas negras arremangadas únicamente por estilo hasta el codo y pantalones formales negros de la misma forma que sus zapatos.

Agarré la bandeja negra redonda cuando ya asumí mi lucha contra los tacones de cinco metros subiendo por las escaleras y saludando a Jason, el guardia que compartía los mismos horarios conmigo.

Eran las doce de la noche y era domingo. Mi turno iría a terminar en una hora más y Evan me vendría a recoger para irnos a casa, al igual que las últimas semanas...

Las nubes de tabaco mezclados con alcohol me pegaron como abofeteada cuando llegue hasta el salón VIP. Un hombre paso al lado mío golpeando mi hombro donde casi caí, estaba muy débil y delgada, tanto que creo que había bajado unos cinco kilos en la ultimas semanas pero logré mantener el equilibrio. Tosi por el humo que se había infiltrado en mis pulmones y seguí mi marcha hacia la mesa indicada junto a Cynthia y los tragos.

—Señor Mascabi.—dijo mi compañera de pelo colorido cuando depositó un vaso frente a un hombre con cabello oscuro castaño y una barba ya bastante notoria.—Su orden.

—¡Cynthia!—llamó Dimitri que también estaba metido en la mesa vestido de traje. Poco común pero necesario tal vez mientras observaba la mesa llena de billetes y papeles con cuentas encima del vidrio de negro.

Requisitos...

Visitas...

Cedes... clubs...

—Atiende a los que quedan.—Cynthia me golpeó cuando agarré la lista que salían los nombres con los pedidos y me puse en marcha.

—Señor Fiorella.—musite el nombre entregando un vaso con una aceituna dentro, cosa que me dio asco, y lo entregué a su dueño.

«¿Quien come aceituna con alcohol?»

Seguí leyendo y mi mundo casi se me nublo o tal vez mi anatomía reaccionó ante las letras. Las luces me habían estado cegando todo este tiempo y cuando levante mi mirada los faroles azules que me atormentaban mis sueños indebidos estaban revisando desde mis piernas hasta mi busto prominente. Trague grueso cuando mencione el nombre.

—Señor Romano.—entregue su típica copa de whiskey doble The Macallan. No sonrei, aunque debería tal como Dimitri me enseño. Su mano se posó en mi muslo cuando me agaché a entregar el vaso pero me revolví sintiendo un respingo por todo mi cuerpo que el último mes no había ni experimentado con Evan. Me separé pegándole intencionalmente con la mesa cuando se río tapando una carcajada con el torso de su mano.—Disculpe.

Sombras que aman (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora