MAIA
Calor. Me removí sintiendo aquello por encima mío sin saber que era. Abri los ojos torturosamente por el sueño y pude divisar el cuerpo esbelto de un Dios.
Bueno no. Era Leo.
Estaba por encima mío abrazando mi cintura fuertemente mientras usaba mi estomago como almohada. Se veía muy relajado y los rayos de sol que entraban por el ventanal me dejaban ver cada una de sus perfectas y venenosas facciones.
Quedarme fue mala idea. Pero quería seguir aquí.
«¿Quien me entendía?»
Me removí lentamente mientras veía que seguía con la camisa de Leo. Su olor impregnado en ella y el mismísimo aferrándose más a mi cuerpo como si supiera que iba a escapar.
Vi al lado donde mi móvil indicaban las una de la tarde.
«¡Dios!»
Moví lentamente el brazo de Leo pero no cedió. Ya que. Mi mano fue inconscientemente a su cabello moviéndolo, negro y perfecto como siempre solo que ahora iba sin engominar. Le acaricie la frente levemente por inercia pero alejé mi mano antes de seguir, casi aterrorizada de lo sensible que me había puesto.
—Así que Wicked Game...—susurré para mi mientras el respiraba pacíficamente.—que romántico, Romano.
Suspire mientras no quería que se terminara aquel momento. Aquel único momento del día que se podía ver a Leonardo en un estado hermoso, es decir, callado y pacifico.
—Eres un maldito romanticon.—susurré riéndome de mis palabras.
—Y te encanta.—sentí la voz más sensual y ronca en mi vida mientras el habló entre labios sin abrir sus ojos.
Me asuste como mil demonios cuando me lleve la mano al pecho y este se río encima de mi con su voz rasposa.
—Casi me matas.—le pegue en su hombro cuando abrió sus ojos azules despampanantes.
—Admite que amas verme inofensivo.—sonrío cuando no evite hacer lo mismo. Que estaba haciendo. Me removí pero me agarró más fuerte.—Duerme conmigo. Hace mucho no dormía tan bien.
—Admito que me estás aplastando y estoy que...
—¿Que duermes de nuevo? Porque sigo con un sueño horrible y no te quiero soltar.
—Que me hago pis.—le solté aguantando una carcajada cuando este me observo riendo. Me libero un brazo y me paré mareándome levemente pero su mano me jaló de vuelta.
—Ey. Saluda como se debe, irrespetuosa.—volví a caer de pompas a la cama cuando me agarró por detrás y beso mi cuello.—Hola.
—Estoy que me...—empecé cuando sus labios impactaron con los míos y pude dejar ir toda la angustia que había acumulado. Su lengua se coló en mi boca fugazmente y sentí como cada tacto de el me encendía en llamas.
—Ahora si.—me soltó por fin cuando me paré y el muy mal nacido no dudo en pegarme duro con su palma de la mano en mi culo.
Era raro estar tan bien después de guerra. Y lo peor, es que lo bueno no dura para siempre.
Le saqué el dedo corazón cuando corrí al baño antes de que mi vejiga explotara. La camisa de Leo seguía quedándome enorme cuando me vi al espejo y revoloteé un poco sus mangas jugando.
Abrí la puerta tratando de ignorar la química que siempre tenía con el mayor mafioso italiano pero la imagen que menos me esperaba estaba frente a mi
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Sombras que aman (borrador)
Lãng mạnSAGA SOMBRAS - Libro I (Completo) «Mafia, ¿que es la Mafia? ¿Y que lo hace tan interesante...? No lo sabía y la verdad tampoco me interesaba en esta altura. Mi vida cambio de un segundo a otro el momento que pise el club "Casa Nostra", al ver al 1.8...