Maia Afrodita Zabat
—Maia.—la voz de Jaden suena lejana, muy lejana a mi mente y a mis pensamientos. Sonaba como si estuviera a mil muros lejos de mi.
Desde que me monté en el auto rojo que estaba aparcado a las fueras de la gran casa de los Ledger no había pronunciado ninguna palabra, no había suspirado, pestañeado, tal vez ni respirado.
Solo me limitaba a sentir como un cosquilleo me invadía todo el cuerpo adormilandolo poco a poco, aunque mis ojos y mi mente seguían igual de alerta que antes.
No lograba procesar lo sucedido, menos el por qué. ¿Porque me había expuesto en peligro?
—Maia necesito saber si estás respirando.—Jaden vuelve a sacarme del oscuro vacío donde estaba cayendo mientras veía como agitadamente movía su mano hacia el panel del carro prendiendo el aire caliente a tope.—Ponte esto.
Me pasó su chaqueta mientras seguía manejando abilmente por la carretera. Sin que me hubiera percatado mis manos estaban tiritando y pellizcando mi cuero desnudó de mi antebrazo. La espalda la tenía mojada en sudor helado y mis ojos se encontraban totalmente perdidos en cuanto me veo al espejo.
—¿Donde quieres ir?—preguntó un poco más calmado pero igual de preocupado. Según yo hablaba, es decir formulaba las palabras en mi mente pero mis cuerdas vocales no ayudaban en estas ocasiones.
—Afrodita di algo por favor.
—A casa.—respondí dos simples palabras, aunque no sabía si era el mejor lugar donde ir actualmente.
Los faroles de luz iluminaban el camino pero no mi mente. La sensación de correr peligro por alguien que te menosprecia no es de las mejores cosas que uno puede ver sinceramente, menos si pude haber muerto o ser abusada hoy.
La noche ya estaba oscura por completo, casi negra dejándonos sin luz alguna más que la del carro. Estaba temblando pero no por frío, llorando pero no por tristeza, desvaneciendo pero por Leo.
En cuanto menos me percaté, ya estábamos fuera mi querido hogar, con el corazón a dos manos y mi madre dentro seguramente esperando para matarme a gritos, no me sorprendería se me pegaría una bofetada por lo estupida que fui.
—Te acompañaré hasta la puerta. ¿Esta bien?—me preguntó Jaden y con un tonto gesto moviendo mi cabeza de arriba a abajo le di la señal de afirmativo.
—¡Maia! Llegaste temprano y...—Agatha me comenzó a hablar en cuanto abrió la puerta viendo que mi madre no se encontraba, otra noche mas.
Sin saludarle o despedirme de Jaden, me saque las botas que llevaba y corrí hacia mi habitación escuchando un "pasa por favor, ¿quieres algo?" de Agatha a nuestro invitado.
No quería ver a nadie la verdad, menos alguien que fuera de aquella macabra familia.
Un poco cansada tire mi celular en mi cama y me desnude para irme a la ducha.
El agua me pegaba fuerte en los hombros pero no lo suficiente para relajar mis tensos músculos, no me había movido desde que entré bajo el agua, hasta que algo me saco de mi cabeza. Miraba hacia arriba tratando de encontrar algo en que pensar que no fuera como mi vida había cambiado rápidamente, estaba siendo irresponsable con todo...
Pero seguía parada e inmóvil bajo el agua y sin expresión alguna o sentimiento.—Báñate rápido y sale.—una voz conocida y más grave que la de Jaden me interrumpió. En mi alusinasiones casi pensé que se pudo haber tratado de mi padre pero sacudiendo la cabeza y recordando que no era posible, corrí un poco la cortina para responderle a la persona.
—¡Déjenme!—grite con un hilo de voz impresionada a que dije algo por mi voluntad. Cada vez que volvía a la realidad me imaginaba la pistola de Federico apuntándole a Leo que estaba como armadura protegiéndome.
—¡Ya llevas 50 minutos dentro!—gritó Agatha esta vez y quede confundida por la cantidad que menciono. Según yo llevaba apenas unos minutos...
—Los suficientes para que viniera.—aquella voz vuelve a resonar por las paredes de losa blanca de mi baño, dándome una idea de quién era.
—¡Váyanse!—volví a gritar esta vez volviéndome al chorro bajo mi cabeza para no seguir escuchando.
—Tienes 10 segundos para salir si no quieres que entre a la antigua pateando la puerta y rompiendo el seguro.—bramó Leonardo a través de la puerta, mientras sabía que si era capaz de hacerlo. Deje pasar 3 segundos contándolos con las gotas que caían desde mi mano a la otra cuando escuché un estruendo enorme y el crujido de la puerta estallar en dos.—3..2..1, perdón, soy impaciente.
Me impresione por lo controlador de la situación en cuanto ni me podía dar una ducha tranquila. Tal vez pensaban que me iba a ahogar con el humo o que resbalaría desmayándome como siempre.
La brisa me congelo por completo en cuanto vi la puerta gracias al cielo sin un hoyo entremedio pero si con el seguro astillado.Leonardo no paso al baño, si no que escuché los pisotones de sus zapatos irse por el pasillo mientras Agatha entraba con dos toallas. Casi como niña pequeña me entregó una para que me cubriera el cuerpo y con otra me secó el pelo que llevaba empapado y enredado. Me cepilló delicadamente e incluso me paso la secadora, mientras si expresión se reflejaba la preocupación no por la situación, si no por mi.
—Jaden me contó.—abrió la boca luego de apagar el motor de la secadora. En esto Leo entró hablando por teléfono fuertemente mientras en su mano se observaban sus anillos y más en cuanto entró dos segundos tirándole a Agatha la camiseta de "Guns N' Roses" de el que me había quedado la ultima vez y unas leggings negras de por ahí, y nuevamente mi hermana me había salvado ya que ella me trajo mi ropa interior al baño.—No tienes porque hablar. Pero sabes que estoy aquí, y que Leo este también es mejor.
—No me hables de el.—ladré en cuanto Agatha cerró la puerta como pudo mientras pasaba mi ropa por mi piel ya fresca.
—Pero...
—Dices una palabra más de el y yo misma le echo.—brame en cuanto ya estaba lista.—Gracias por ayudarme pero creo que puedo caminar sola a mi cama.
A paso duro salí del baño mientras notaba lo humeado y empañado que lo deje. En las escaleras estaba Jaden apoyado mientras tomaba una soda y Leo estaba al lado de mi puerta apoyando escribiendo un par de cosas en su móvil en cuanto entre y le cerré la puerta en las narices.
—Maia, vine a ver como estaban y resulta que te estabas matando en una ducha. Perdón por tu puerta.—aclaró briéndola nuevamente mientras corría todas mis cobijas hacia un lado y me metía en ellas dándole la espalda.—Agatha ya sabe todo.
—Lo se. ¿Puedes apagar la luz?—pregunté un poco más calmada, a pesar de todo me daba protección.
—Si, claro.—hizo lo que le dije mientras se iba.—Llámame mañana, o pasado. Solo para saber si estás viva, ¿si? Y hazme el favor de no matarte.
Musitó preocupado sobre mi pero me calle, casi cayendo dormida automáticamente.
Continuará...
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Sombras que aman (borrador)
RomanceSAGA SOMBRAS - Libro I (Completo) «Mafia, ¿que es la Mafia? ¿Y que lo hace tan interesante...? No lo sabía y la verdad tampoco me interesaba en esta altura. Mi vida cambio de un segundo a otro el momento que pise el club "Casa Nostra", al ver al 1.8...