Amiga

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Daniel calló al suelo sangrando, César abrió los ojos como platos, no podía creerse lo que había pasado, por acto reflejo fue corriendo hacia donde había caído su amigo, le agarró y presionó la herida:
- Efectivamente, amigo de tu prometido, que rápido se os pilla.
Henrique reía mientras que César lloraba por su amigo, le miró con mala cara, Fernando sujetaba la pistola como podía, le temblaba, la agarró con las dos manos porque ya notaba que le pesaba, César dejó a su amigo y se acercó a Henrique con rabia, Fernando que le vio le intentó parar, se acercó a él lo máximo que pudo:
- César para, tranquilo.
Henrique se levantó agarrando fuerte del brazo a Gisela para que se levantase con él, ella gemía de dolor:
- César para, no te acerques más.
- Yo que tú haría caso a tu amigo.
Henrique soltó el cuchillo y puso la pistola en la cabeza de Gisela, ella miraba a César con pena. Fernando no sabía que hacer, veía que César estaba fuera de sí, se acercó a él y le agarró del brazo como pudo:
- Tranquilo César, está Gisela en medio, la puedes hacer daño a ella, piensa por favor.
- Este hijo de puta a matado a mi amigo.
- Lo se... pero estate tranquilo, pon la mente fría, somos dos contra uno.
Henrique volvió a reír, pero parecía que César iba entrando en razón, se paró en seco:
- Muy bien, al final os hacéis amigos y todo. Ahora me vais a escuchar. Voy a salir despacio y me vais a dejar pasar.
- Eso no va a pasar.
- Claro que si, sino la mato. Está claro que habéis venido a por ella, la mato y se acabo vuestro viaje.
Fernando miró de reojo a César y bajo su arma, César le miró de malas, Fernando le agarró su arma despacio:
- Baja el arma César .
- Ni de coña, este no se va a salir con la suya otra vez.
- César por favor... no arriesgues a Gisela. Por favor.
- Tenéis dos opciones, dejarme salir y todos vivos o seguir poniéndome trabas y la mato.
César miró a Gisela, estaba tan pálida, tan nerviosa, derramó una lagrima por su mejilla. César terminó bajando el arma rendido, no se creía lo que había llegado ha hacer, pero no podía arriesgarla, Fernando tenía razón:
- Muy bien chicos, ahora apartaros que nos vamos.
Henrique paso por el lado de ellos mientras tiraba de Gisela como si fuese una muñeca, agarró de la mesa las llaves del coche y salió sin dejar de mirarlos, ellos subieron el arma y comenzaron a andar en su dirección sin dejar de apuntarlo:
- Quietos donde estáis, no deis un paso más o muere.
Los dos hombres pararon, se sentían destrozados por no poder hacer algo más. Cuando Henrique salió se encontró con una voz conocida que también le apuntaba:
- Suelta el arma Henrique, y deja a Gisela.
Henrique lo miró, era Samuel que con una pistola le apuntaba, comenzó a reírse:
- El que faltaba, apártate, me estáis empezando a impacientar, apártate o la mato.
Presionó más la pistola en la sien de ella, por fin Gisela habló:
- No le dejes escapar Samuel, mátalo.
- No la escuches.
Henrique estaba nervioso, pero Samuel no podía disparar, no tenía tiro sin arriesgar a Gisela:
- A mi no me importa morir Samuel, dispara.
Samuel seguía apuntando, pero Henrique vio que no se iba a atrever a disparar, así que comenzó a andar. César y Fernando lo miraban de lejos, ya estaba cerca del coche, se iba a escapar y ninguno iba a poder hacer nada, la tenía a ella, y eso era algo que no podían evitar. Henrique se vio victorioso al acercarse al coche:
- Ahora voy a abrir el coche y la voy a subir a él, vais a estar tranquilos ahí, porque yo sí que tengo puntería.
Samuel miró a esos hombres y después volvió a mirar a Henrique, pensó que cuando soltase a Gisela iba a tener tiro para disparar. Pero alguien se adelantó, dispararon, Henrique soltó a Gisela lentamente, ella se alejó y Henrique calló al suelo, volvieron a disparar. Los tres hombres miraron en la dirección de donde habían salido esos tiros, Fermín sujetaba un arma el cual olía a plomo, tras ver a su padre caer soltó el arma, que calló al suelo.
César reparó en Gisela, pero cuando la miró ya estaba allí Fernando, abrazándola con todas sus fuerzas, ella también lo abrazaba mientras lloraba después de tanta tensión. Pensó en acercarse, pero prefirió dejarlos.
Gisela no podía parar de llorar, volvió a mirar a Henrique sin creerse todavía que estuviese muerto, que por fin era libre, por fin reparó en el hombre que la abrazaba con todas sus fuerzas, era Fernando, sus ojos azules estaban llenos de lágrimas, se mordía el labio, sin ni si quiera avisar la dio un beso ligero en sus labios, Gisela saboreó ese beso, aunque estaba tan débil que no pudo ni tan siquiera seguirlo, entonces escuchó voces, reparó en que había gente a su alrededor, se alejó un poco de Fernando y allí vio a César, desalineado y con sangre en la camisa de su amigo, a su lado estaba Samuel, que todavía sujetaba el arma mientras pronunciaba algo en bajo a César. Y giró la cabeza para el otro lado, y allí estaba su salvador, Fermín había aparecido en el momento Justo y había disparado a su propio padre, se le veía afectado, Rafael estaba a su lado intentando tranquilizarlo, tras escuchar los tiros había bajado del coche donde esperaba a Samuel. Rafael tocaba el hombro de aquel hombre destrozado y fatigoso.
Gisela se separó de Fernando como pudo, miró a su alrededor, los hombres de su vida estaban ahí, mirándola, por fin caminó, despacio se acercó a aquel hombre que la había salvado la vida. Fermín al verla bien sonrió ligeramente, en sus ojos se podía ver el dolor por lo que acababa de suceder, pero aún así la abrazó, con todas sus fuerzas se fundieron en un abrazo y los dos lloraron durante muchos minutos.
Erica amaneció temprano, tocó la cama y vio que Rafa no estaba, juraría que no había ni llegado a dormir, sonó la puerta, se levantó deprisa y fue hacia el sonido de las voces que venían del salón. Allí estaban Samuel y Rafa, con la cara desencajada. Jessica ya había preparado café, en ese instante estaba mirando a aquellos hombres también. Erica se acercó a Rafa, le dio un breve beso y le miró extrañada:
- ¿Dónde habéis pasado la noche?
Rafa fue el primero en contestar:
- Rescatando a Gisela.
Erica miró a Jessica que hacía un gesto con los brazos dando a entender que ella tampoco sabía nada, volvió a mirar a Rafa, y antes de poder hablar, él prosiguió:
- Fermín nos dijo los planes que tenia su padre, y la hemos rescatado, está sana y salva.
Erica levantó la mano para que parara de hablar:
- No entiendo, ¿Cómo que su padre? ¿Henrique estaba vivo?
Samuel asintió:
- Así es, todo el tiempo ha estado oculto, Fermín nos confesó que él estaba al tanto de todo, que Henrique quería hablar- esto lo dijo entrecomillando los dedos- total... que armaron un plan Fernando y César y bueno... pues salió. Gisela está bien y Henrique muerto.
Erica seguía sin creerse lo que estaba escuchando, así que volvió a mirar a Jessica y fue esta la que habló esta vez:
- ¿Cómo que Fermín estaba al tanto? ¿Y cómo que César y Fernando armaron un plan? ¿Juntos?
- Es largo de explicar y difícil Jess, pero lo importante es que ya nos hemos desecho de este ser maligno y que Gisela está bien.
- ¿Dónde está Gis? Quiero verla.
- Está ingresada en el hospital, estaba algo deshidratada y creen que puede tener algún problema cardíaco.
- Quiero verla, vamos.
Gisela despertó más tranquila, no sabía si lo había soñado o era verdad, pero miró a su alrededor, la habitación era blanca, miró que estaba conectada a varias vías que metían medicación, cuando giró la cabeza pudo ver que Fernando reposaba en un sillón naranja mientras la agarraba la mano, y a escasos centímetros pudo ver que en otro sillón más grande reposaba César. Los dos habían pasado la noche cuidándola. Alguien llamó a la puerta despertando a aquellos hombres, César se incorporó rápido y se sentó, mientras que Fernando la miró sonriendo gratamente. La doctora miró a Gisela, la sonrió y habló con voz angelical:
- ¿Cómo se encuentra?
- Pues... creo que bien, bastante mejor.
César miró la mano de Fernando que agarraba la de su todavía prometida. Gisela pareció darse cuenta y soltó la mano de aquel hombre que cada día era más hermoso:
- ¿Está todo bien Doctora?
- Bueno... hemos podido observar que tiene una arritmia cardiaca de tipo bradicardia, es decir, que el corazón la late más lento. Pero se puede controlar y tratar. Tendrá que controlar los síntomas, dolor en el pecho, falta de aire, ansiedad, fatiga, o desmayos, como los que le han dado. También pueden deberse a la cantidad de nervios que ha tenido.
- ¿Cuánto mas me tengo que quedar aquí doctora?
- Si todo sigue así, y las pruebas siguen saliendo bien podrá irse mañana mismo, pero tiene que estar tranquila y descansar. Despediros de ella que en breve vendrán a buscarla para una prueba.
Sonrió y salió por la puerta, Gisela se giró y pudo ver como los dos hombres la miraban esperando que dijese o hiciese algo. Ella miró a ambos hombres y agachó la cabeza, no sabía que decir, pero por fin habló:
- Muchas gracias a los dos, gracias por venir a buscarme y jugároslo por mi.
Fernando sonrió, esa sonrisa blanca y cálida que la volvía loca, mientras que César más serio, pero tan guapo como siempre. Llamaron a la puerta y ella agradeció enormemente esa interrupción, estaba incómoda por aquella situación. Erica apareció con un enorme ramo de rosas rojas, Gisela sonrió al verla de oreja a oreja, sin preguntar Erica la abrazó con todas sus fuerzas, Gisela hizo un amago de dolor y Erica se apartó un poco. En la habitación también entró Rafael:
- Que buena cara tienes Gisela, se nota que has descansado.
- Muchas gracias Rafa, os la habéis jugado todos y no se como os lo voy a poder agradecer.
- No tienes que agradecer nada amiga, para eso estamos.
Erica notó el silencio incómodo quede  había quedado en la habitación y miró tras ella, aquellos hombres parecían muebles de la habitación, ninguno hablaba, pero los dos sonreían, así que Erica para sacarles de allí y borrar esa escena incómoda habló:
- Bueno chicos, yo creo que lo mejor es que os vayáis a balaros y a descansar un poco.
Básicamente les empujaba para que saliesen de la habitación, Fernando seguía mirando a Gisela:
- No me quiero ir Erica, estoy bien aquí.
- Te tienes que ir, tiene que estar tranquila y somos muchos, luego venís.
Por fin los tres hombres salieron de la habitación y las dos mujeres se quedaron a solas:
- Muchas gracias Erica, tú sí que me conoces.
- Amiga menos mal que estás bien, casi me da algo cuando me dijeron que habías desparecido, ese hombre miserable...
- Ya no digas nada de él, ya está muerto y es lo mejor, por fin me libro de él Erica, todavía no me lo puedo creer, todo gracias a Fermín.
Erica se sentó incómoda a su lado:
- ¿Qué pasa Erica?
- Realmente Fermín ha sido el culpable de que Henrique se volviese a acercar a ti. Él vino con el plan estudiado, por eso te dio el trabajo con él para ganarse tu confianza y llevarte a la boca del lobo.
- También le mintió Erica, lo importante es que se dio cuenta de lo que era su padre y reaccionó. Yo ya no quiero tener rencor a nadie, quiero estar tranquila.
- Vale... rencor no quieres tener a nadie, pero... ¿amor?, ¿amor le quieres tener a alguien?
Gisela trago saliva sin saber bien que decir, puso cara de desconcierto y Erica sonrió:
- No te hagas la que no sabes... Gis... César es tu prometido, o era, ya no sé en qué ha quedado eso, pero... Fernando...
- La verdad... no quiero hablar de ellos Erica, prefiero no hacerlo.
- Como quieras... pero ellos van a venir ha hacerte la misma pregunta, ¿no les has visto? Estaban como perritos apunto de adoptar, los dos querían tu atención.
- Erica... con Fernando quedó claro que no podía haber nada, tuvimos nuestro momento y no pudo ser, además está casado y con una familia. Y en cuanto a César...
Gisela recordó las palabras de Henrique, en su cabeza retumbaba las palabras "Cesar te mintió" "él fue quien atendió a Thais":
- ¿En cuanto César qué ?
- Prefiero hablar con ellos Erica, los dos me mintieron, los dos han jugado conmigo, no quiero volver a verlos a ninguno de los dos.

 Gisela recordó las palabras de Henrique, en su cabeza retumbaba las palabras "Cesar te mintió" "él fue quien atendió a Thais":- ¿En cuanto César qué ? - Prefiero hablar con ellos Erica, los dos me mintieron, los dos han jugado conmigo, no quiero ...

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