¿Ayuda?

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Thais se quedó callada por un momento, los nervios la estaban traicionando, no podía seguir delatándose, no podía enterarse Fernando de que conocía a César. Fernando la seguía mirando extrañado:
- Thais... ¿De qué conoces a ese hombre?
- He estado escuchando la conversación, he escuchado como se llama.
- ¿Seguro?
- No me cambies de tema Fernando, nunca tendrás el divorcio, nunca volverás a ver a la niña.
- Yo no quiero ir de malas Thais, sabes que siempre he estado ahí sin que tú te lo merecieses , te recuerdo que fuisteis tú la que te fuiste, no me puedes culpar de haberme enamorado de otra en tu ausencia.
- Te puedo culpar, estamos casados...
- Yo siempre te he sido sincero, es algo que no puedes reprocharme, pero la vida me a dado otra oportunidad, quiero ser feliz, no voy a perder esta oportunidad.
Fermín llegó al hotel nervioso, ansioso y sobretodo con millones de dudas. Parecía que Erica decía la verdad, se la veía buena y con la rabia que lo contaba no parecía que estaba mintiendo. Alguien llamaba por Skype, cuando escuchó ese sonido se acercó tembloroso, sabía quién era. Agarró el ratón y desbloqueó el ordenador, ahí estaba él en la pantalla, su rostro parecía preocupado:
- ¿Qué quieres?
- Necesito tú ayuda.
- Que extraño, últimamente es lo único que sabes hacer, pedir ayuda.
- No entiendo tu reacción, pero bueno... necesito que me escuches.
- Soy todo oídos.
- Gisela está inconsciente.
Fermín abrió la boca, y en su cabeza retumbaba la voz de Erica contándole toda la supuesta verdad. "Él la violó" "solo tenía diecisiete años" "la destruyó la vida". De pronto volvió en sí, su padre gritaba llamando su atención:
- Perdón, estaba pensando en otra cosa.
- Pues piensa en esto, porque necesito que vengas, Gisela está inconsciente.
- No puedo ir, tengo a Fernando y a César pisándome los talones, se supone que les estoy ayudando a buscar a Gisela.
- Pues mándame a alguien, ten mucho cuidado.
- Intenta que reacciones, pásala alcohol por la nariz...
- Ya lo he hecho, si fuese tan sencillo no te llamo.
Henrique cortó la conversación, Fermín se quedó mirando por unos segundos la pantalla, hasta que se quedó en negro, de repente la vio, un reflejo aparecía en la pantalla en negro que había dejado la conversación con su padre. Se giró, allí estaba Mónica mirándole con lágrimas en los ojos, su cara era de desconcierto, en su mano había una tarjeta de habitación, la dejó caer mientras lo miraba callada. Fermín se levantó y despacio se acercaba a su novia con lágrimas en los ojos, ella se empezó a alejar en lo que el se acercaba, Fermín estiró el brazo para tocarla, pero ella levantó su brazo para que no se llegase a posar su mano en él:
- ¿Qué está pasando Fermín?
Sus palabras eran secas, y su mirada desconcierto, como si estuviese hablando con un extraño, Fermín cerró los ojos y respiró hondo:
- Te lo puedo explicar Mónica.
- Pues empieza, porque no entiendo nada, tu padre aparece de la nada, se supone que estaba muerto, y ahora... ¿Qué hace en la pantalla?
- Me dijo que le tenía que ayudar, que su mujer se reía de él, que le estaba engañando y que me necesitaba, que la quería recuperar.
- ¿Y por eso le has ayudado a secuestrarla?
- No, claro que no, se supone que solo quería que entrase en razón y volviese con él, pero ahora se a complicado todo.
- ¿Por qué te has metido en esto?, se supone que tu padre te había abandonado, siempre a renunciado a ti, hasta donde se le tenías manía y le querías alejado por todo lo que le hizo a tu madre.
Fermín estaba hundido, se dejó caer en la cama, lloraba como un niño pequeño asustado, Mónica que veía como estaba se sentó a su lado:
- La verdad no lo sé, yo siempre he querido a mi padre, a pesar de todo es mi padre y siempre he querido que me mirase, que me prestase atención, ahora que a vuelto... pensé que estaba arrepentido, que realmente quería recuperar el tiempo perdido, pensé que esa mujer se burlaba de él, le creí todo Moni. Pero he convivido con Gisela, ella no es mala. Aparte ahora que ha desaparecido...
- ¿Qué? ¿Qué pasa ahora que a desaparecido?
- Que he podido estar con su gente, con la gente que la quiere. Su amiga Erica me ha contado lo mal que lo ha pasado, mi padre es un monstruo amor, la violó cuando tenia diecisiete años, se casó con él porque era su única opción, hasta que descubrió que él fue el violador.
Mónica se levantó horrorizada, agarraba su pelo y daba vueltas por la habitación, por fin se quedó quieta mirando desde lo alto a su novio:
- ¿Te vas a convertir en su cómplice? ¿Eso es lo que quieres?
- No, esto no es lo que se había hablado Moni, te lo juro. Él solo me dijo que iba ha hablar con ella.
- Tienes la oportunidad de remediar todo, de ayudar a esa chica, y de hacer venganza por lo de tu madre.
- ¿Cómo?
Mónica se puso de cuclillas y le levantó la cara con una mano lentamente, por fin se quedó mirando sus ojos:
- Denuncia a tu padre, tú sabes dónde está ¿no? Pues díselo a la policía.
Fernando acudió con la niña al bar de Erica, esta estaba sentada en una de las mesas tomándose una tila, al verlos les saludo con la mano, Fernando de acercó y tras sentar a Ainhoa se sentó él a su lado:
- ¿Estás bien Erica?
- Ha estado aquí Fermín y la verdad que bueno... me a puesto un poco nerviosa al contarme lo que os a dicho la policía. ¿Tú que tal estás?
- Pues... la verdad no se que contestar. No sabemos nada de Gisela y eso me desespera, aparte -bajó un poco la voz ya que estaba su hija al lado- he discutido con Thais, la he dicho que quiero el divorcio, quiero estar con Gisela, y bueno... pues como era de esperar no se lo a tomado nada bien. Dice que no voy a volver a ver a la niña.
- Era de esperar, te tiene atado entre unas cosas y otras. Pero me parece genial que le hayas dicho que ya no quieres estar con ella, es lo mejor Fer, te mereces ser feliz.
- Voy a pedirla algo para merendar a la niña, Thais estaba muy nerviosa y se ha ido a correr, así que he aprovechado, ahora vuelvo.
Fernando se levantó, cuando se alejó Erica se quedó mirando a Ainhoa, la niña llevaba un Chupa Chups en la boca. Ni si quiera vio cuando volvía Fernando, ya que estaba atónita mirando a la pequeña.
- Toma mi amor, aquí tienes la merienda, suelta el Chupa Chups.
Erica acercó su plato dejando la taza sola apoyada en la mesa.
- Déjalo aquí cariño.
La niña con pocas ganas dejó el Chups Chups en el plato, mientras se metía en la boca un trozo de sandwich. Fernando parecía que estaba hablado, pero Erica no podía quitar la vista de aquel caramelo.
- ¿Me escuchas Erica?
- Perdón, es que estoy en Babia.
- Papa, se te ha olvidado traerme una pajita.
- Uy es verdad mi vida, que cabeza la mía.
Fernando se volvió a levantar, Erica lo miró y después volvió a reparar en el caramelo, agarró una servilleta y envolvió el caramelo de la pequeña, después de lo guardó.
Henrique daba vueltas como loco por aquel espacio, Gisela cada vez tenía el pulso más débil, si no hacía algo la iba a perder, se estaba agobiando, tanto que casi comete una locura, se le ocurrió llevarla a un hospital, pero de pronto se iluminó la pantalla del ordenador, Fermín llamaba por Skype, Henrique se acercó y contestó, esta vez Fermín pudo ver que estaba mucho más nervioso.
- ¿Por qué has tardado tanto?
- Mi novia había venido desde Argentina para darme una sorpresa y la sorpresa se la ha llevado ella, como comprenderás la he tenido que calmar.
- ¿Qué la has contado? En las misiones hay que tener cuidado.
- Yo no sabía que iba a venir, pero la he conseguido calmar, no va ha hablar y se vuelve a Argentina. Así no se interpone en la misión.
Eso último lo dijo con un poco de tensión, estaba incómodo, pero decidió volver al asunto, no sabía nada de Gisela y estaba nervioso.
- He conseguido un médico, pero necesito que des la ubicación exacta.
- Eso no puede ser. Mejor será que le recoja Javier. Dime donde le recoge, que sea lo más rápido posible, porque tiene el pulso muy débil.
Agachó la cabeza mientras se la frotaba, Fermín le vio angustiado y pensó que sería la mejor posibilidad para atacar:
- ¿Quién es Javier?
- Mi hombre de confianza, pero mejor que no sepas más cosas. En dos horas Javier pasará a recoger al médico, dime dónde.
Fermín trago saliva, intentó no verse nervioso ante sus ojos.
Alguien llamó a la puerta de la mansión de César, él estaba sentado en el sofá del despacho con una copa de whisky en su mano, alzó la vista y vio la hora en el reloj que tenía colgado en la pared, el reloj marcaba las 00:50, era bastante tarde, se asustó, ¿sería la policía?, se levantó, pero se tambaleó un poco, desde que vino de la policía no había parado de beber.
Elena había abierto la puerta, el hombre al que vio no lo conocía, lo miró extrañada por la hora:
- Buenas noches, busco a César, el doctor.
- ¿Pasa algo? ¿Es policía?
César habló desde la puerta de su despacho:
- No es policía Elena, pero la verdad no se que hace aquí.
- No es mi idea, Fermín me ha mandado un mensaje para que viniese, por lo visto te ha estado escribiendo a ti, pero no has contestado, así que no ha quedado más remedio que venir aquí.
Elena miraba a los dos hombres sin saber que hacer ni que decir. César miró su móvil tenía varios mensajes de Fermín.
- Todavía no ha llegado, pasa si quieres, entra al despacho.
César se giró y antes de entrar al despacho se volvió a girar para mirar a Elena:
- Él es Fernando, el... amigo de Gisela.
Tras decir esto entró en el despacho dejando la puerta abierta, Elena se quedó con la boca abierta mirando a Fernando, no entendía que hacía aquí y no quería perder ojo de lo que fuese a pasar. Fernando entró tras sonreír a aquella mujer, pasó al despacho despacio, se quedó mirando aquel lugar, oscuro, con olor a bar, César se estaba bebiendo otro whisky mientras miraba a aquel hombre, su rival:
- ¿Quieres uno?
- No, yo no bebo.
César soltó una risita que a Fernando le puso nervioso:
- Para ni tampoco es un gusto estar aquí, y tenerte que ver la cara, pero Fermín me dijo que quería hablar con los dos, dice que es importante.
- Lo siento, estoy muy nervioso, esto se a ido de mi control.
- ¿Siempre has tenido todo bajo control?
- Eso parece, y ahora no saber dónde está me mata. Yo la quiero sabes, para mi no es un capricho, me he enamorado de ella.
- Para mi tampoco es un capricho si lo dices por eso, yo también la amo, ni cuando pensé que estaba muerta me la he podido sacar ni un segundo de mi mente.
- ¿Por qué no la dejas ser feliz? ¿Por qué te has metido en medio de nosotros? Tú pudiste elegir y elegiste a otra, la tenías que haber dejado en paz.
- No ha sido mi intención aunque no te lo creas, cuando fui a esa empresa jamás pensé encontrármela, para mi estaba muerta. Pero al volverla a ver y sentir los dos lo mismo... no pude, no quise obviarlo. Quiero estar con ella, y me voy a divorciar.
- Ella tendrá que elegir, yo no voy a renunciar a ella.
Elena intervino entre esos dos hombres:
- ¿Cómo podéis hablar así? Os estáis comportando como dos gallos de pelea, esto no es una competición, os recuerdo que está desaparecida, deberíais de estar unidos buscando pistas y no peleándoos, además... siempre la última palabra la tendrá ella.
César y Fernando agacharon la mirada, se sentían avergonzados, se habían comportado como dos idiotas. Por fin sonó el timbre. Elena fue a abrir en cuestión de minutos Fermín apareció en el despacho, estaba nervioso, y su cara era pálida, César comenzó la conversación:
- ¿Cuál es la urgencia Fermín? Para reunirnos a esta hora... ¿Te has enterado de algo?
Fermín lo miró, y seguidamente miró a Fernando, los dos hombres estaban nervioso, le miraban con impaciencia, él venía decidió ha hablar, pero al verlos se quedó callado, no le salían las palabras:
- ¿Se puede saber por qué no hablas?
Fermín respiró y por fin habló:
- Si, tengo noticias, pero necesito que me escuchéis.
- Habla ya por dios, me estás poniendo de los nervios.
- Se donde está Gisela, bueno... más bien... puedo averiguar dónde está.
Fernando abrió los ojos como platos mientras que César lo miraba con el ceño fruncido, Fernando se acercó más a él:
- Habla por favor, ¿Cómo lo sabes?
- Porque quien la tiene secuestrada es mi padre, está vivo y él fue quien se la llevó, él ha sido quien la sacó de aquí.

Como te imaginéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora