Daniel asintió y seguidamente se marchó, Edgar miró de nuevo a su hermano que se metía una pinchada de la comida en la boca, se quedó en silencio esperando que este le explicase algo, César le seguía mirando y cuando tragó por fin habló:
- Necesito hacer que piensen que Gisela está muerta, ya has escuchado a Daniel, no han encontrado el cadáver de Henrique, ¿Qué más puedo hacer?
- Empezar por preguntarla, si la das por muerta tendréis que iros de aquí y encima tendrá que asumir una nueva identidad, a lo mejor ella no está de acuerdo.
- Es lo mejor.
- ¿Para quien? ¿Para ti?
- Para ella evidentemente.
- César, te estás involucrando mucho con ella, no es nada tuyo recuérdalo, no es Sofía, es una mujer que está casada, que su marido puede ser como sea, pero no deja de estar casada y si mal no recuerdo está enamorada de otro hombre.
- No me importa, ese hombre no ha estado con ella en sus peores momentos, yo sé que ella...
- ¿Qué? ¿Te lo va a agradecer? ¿Vas a vivir de agradecimiento?
- ¿Qué querías que hiciese? Esa mujer estaba malherida, si no llegó a ir yo no la hubiesen ni llevado a una clínica en condiciones, y estaba encerrada, ¿Tú sabes cómo la trataban?¿Qué hubieses hecho tú?
- Pues no sé, y no te estoy culpando por lo que has hecho hermano, lo que quiero que entiendas es que no es nada tuyo, que no quiero que te confundas porque tenga tanto parecido con Sofia, ella no es tu mujer.
- Lo se, te tengo que confesar que estuve muerto de miedo cuando la vi ahí tirada, me acorde de esa noche.
- No era mi intención hacértelo recordar, lo que quiero que me prometas es que vas ha hablar con Gisela, que no vas ha hacer nada sin su consentimiento.
- Te lo prometo.
César se levantó de la mesa, estaba cansado, su rostro lo reflejaba. Elena se acercó, ella era asistente de César pero era como una madre para ellos, era una más en esa casa:
- No me extraña que César esté así, es impresionante el parecido de Gisela con Sofia,parece que ella se a reencarnado en esa mujer.
- Elena, no es la misma mujer, yo sé que es impresionante el parecido, yo mismo me quede de piedra al verla, pero... no es Sofia, y me da miedo que César al tenerla tan cerca se vaya de la realidad.
- César lo ha pasado muy mal y se merece una segunda oportunidad, yo he visto como la mira, en sus ojos hay un brillo que hace mucho no veía, igual esta mujer es esa oportunidad.
- Elena, esto es la vida real, mi hermano cree que está enamorado y se la a jugado por ella, pero su marido es muy peligroso.
- ¿Está casada?
- ¿No lo sabías?- soltó una risita burlona-¿Has visto lo que te decía de la realidad no?
Edgar se fue dejando a Elena en sus pensamientos:
- Bueno... si está aquí es por algo.
Rafa salió a dar una vuelta con Samuel, los dos estaban nerviosos por no tener todavía noticias:
- ¿Qué le voy a decir a Fernando?
- Yo creo que deberías de esperar, voy a ver si me informo, pero si está de luna de miel es mejor que no le digas nada, cuando venga pues ya se le contará.
- ¿Cuándo vas a ver lo que pasó?
- Pues iré hoy, no te preocupes.
César había estado pensando toda la tarde en como decirle a Gisela que no aparecía el cadáver de Henrique. Entró en la habitación, allí estaba ella ya levantada, todavía estaba apoyada en la cama, pero ya de pie, César sonreía desde la puerta mientras la miraba, ella se giró hacia él, sonrió también:
- ¿Qué haces ahí?
- Miraba lo bien que estás, ya levantada.
Se acercó a ella y la agarró el brazo con cuidado:
- No quiero estar más acostada César.
- Me imagino, pero estás todavía convaleciente.
- Llevo entre unas cosas y otras un montón en una cama, ya quiero levantarme y hacer cosas, por fin salí de esa casa y de las garras de Henrique, por fin.
César tragó saliva y miró hacia abajo, Gisela se dio cuenta de su gesto y se quedó mirándole con el ceño fruncido, sabía que algo pasaba:
- ¿Qué pasa?
La miró a los ojos, quería ver su expresión cuando la contara todo:
- Pues... no han encontrado el cuerpo de Henrique.
Ella se empezó a poner nerviosa:
- Tranquila.
- ¿Tranquila? ¿pretendes que esté tranquila? Igual ya está aquí y nos está vigilando.
Gisela empezó a moverse por la habitación como un león enjaulado, César la sujetó para tranquilizarla:
- Tranquila, seguro está mal herido en algún lugar, además... he pensado lo que deberíamos de hacer.
- ¿Qué deberíamos hacer?
- Tendrías que hacerte pasar por muerta, es lo mejor Gisela, nos iríamos lejos y tomarías una nueva identidad.
Gisela se quedó quieta y lo miraba atónita, no podía creer todo lo que estaba pasando en tan solo veinticuatro horas:
- No puedo hacer eso.
- ¿Pasarte por muerta o venirte lejos conmigo?
- Ninguna de las dos César.
- ¿Por qué Gisela? Es lo mejor.
Gisela negó con la cabeza, no se creía todavía lo que estaba escuchando:
- César... no es por mí, ni por ti, es por mi hijo, si me voy lejos...cómo le busco y si encima me hago pasar por muerta... no podría reclamarlo, no, definitivamente no.
Él se acercó a ella después de respirar hondo, la agarró el brazo despacio, después acarició su mano con suavidad, intentó calmarla:
- Entiendo lo que dices, pero lo tengo todo pensado, créeme, no vamos a desamparar a tu hijo, pero aquí te va a encontrar Henrique muy rápido, él sabe que vivo aquí, y evidentemente sabe que te traería aquí.
- Igual no piensa que me he venido contigo, eres su amigo, no va a desconfiar.
- Puede ser, pero...¿Cuanto tiempo va a tardar en venir aquí? ¿De verdad crees que me va a creer? Y piensas que no sospechará nada.
Gisela se quedó callada un rato, tenía que digerir todo lo que estaba escuchando, lo volvió a mirar, una lágrima comenzó a recorrer su mejilla, César la acarició la cara y seguidamente la secó la lagrima:
- No quiero que llores, no es una obligación, te lo estoy contando para que tú decidas, pero... lo tenías que saber.
- Lo se y te lo agradezco, César muchas gracias por todo, eres maravilloso, no sé lo que he hecho para merecerme a alguien como tú a mi lado, de verdad muchas gracias.
- Lo hago con gusto, no me des más las gracias, pero deberías pensar en lo que te he dicho...si es que sí hay que hacerlo rápido y si es que no...pues tendré que reforzar la casa de seguridad para que no pase o... no se... pensar algo.
Gisela respiro hondo, después asintió:
- Sí digo que si, o sea... si acepto hacerme pasar por muerta, ¿Qué pasaría? Quiero decir... tendría que cambiar la identidad, pero... para los asuntos legales... eso es ilegal.
- De eso me encargo yo, tranquila.
- Y... ¿Morí en la explosión?
- Mejor diremos que te disparó Henrique y luego se fugó, es perfecto porque la policía lo buscará y estará ocupado escapando y aparte estaremos al tanto, sin contar que... al estar muerta no te buscaría.
- Está bien... si me prometes que no habrá problemas para encontrar a mi hijo... lo haré.
César sonrió, era lo mejor para ellos y aparte la tendría para él, los dos alejados de todo, comenzando una nueva vida.
Samuel se acercó a la comisaría, necesitaba información acerca de lo que había pasado esa noche, así que se acercó al mostrador, un hombre mayor con bigote le miró por debajo de las gafas:
- Dígame, ¿Qué desea?
- Quiero información de lo que pasó en la avenida rosales 48, yo trabajaba ahí, tengo entendido que hubo un atentado, por si me podíais informar.
- Ese caso es confidencial, no creo que le vayan a dar información.
Samuel pensó y después de tragar saliva habló:
- Mi padre trabajaba ahí, no se sabe nada de él desde ese día, estoy preocupado, puede que haya muerto con la explosión.
El hombre se le quedó mirando unos segundos, después respiró y habló:
- Voy a comentárselo al comisario que lleva el caso, espere aquí.
Samuel espero unos minutos que se le hicieron eternos, tras esa eternidad salió el hombre de la recepción:
- Él comisario Sanz le atenderá en un instante.
Después de decirle eso se fue a su lugar de nuevo, Samuel lo miraba hasta que escuchó una voz a su espalda, para su asombro la voz era de mujer, se giró, una mujer bajita, con el pelo negro y los ojos verdes estaba hablándolo, era bellísima, y muy elegante, aunque no tenía cara de muchos amigos, después de unos instantes volvió en si, esa mujer lo estaba hablando:
- Señor, ¿Me escucha?
- Sí, perdón... es que... no la esperaba.
- ¿No me esperaba? ¿Qué esperaba?
- Pues... un...
- Un hombre, no se preocupe, estoy acostumbrada, soy el comisario Micaela Sanz, encantada, me ha comentado mi compañero que quería información de la casa grande.
- Sí... mi padre trabajaba ahí, bueno y yo... lo único que mi madre falleció y estaba de viaje.
- Ok, ¿Señor?
- Perdón, soy Samuel.
La extendió la mano, ella se la agarró y tras saludarse un escalofrío recorrió la espalda de él:
- Ok Samuel, no le puedo decir mucho, realmente piensan los investigadores que es un atentado y... hay varios fallecidos, ¿Usted sabía la gente que había en esa casa?
- Pues antes de irme estábamos mi padre, Jessica que era la mujer de confianza, Henrique y Gisela, que son los dueños de la casa, y... bueno... Henrique siempre tenía alguien por ahí vigilando, pero tras mi salida cuando volví vi a varios hombres armados en la puerta, así que exactamente la gente no lo se.
- Han encontrado cuatro cuerpos, tres hombres y una mujer, pero ninguno es el dueño de la casa, el tal Henrique, creemos que puede estar desaparecido.
- ¿Y Gisela?
- ¿Gisela?
- Perdón, ella era la mujer de Henrique, creemos que estaría dentro de la casa, estaba embarazada, ¿Se a encontrado su cuerpo?
- No le puedo decir más, los cuerpos todavía no han sido identificados.
- ¿La puedo dejar mi teléfono y me informa con las novedades?
- Sí claro.
Esa noche César recibió a Daniel en su casa, se encerraron en el despacho:
- Gracias por venir Daniel.
- Para eso estoy, ¿Ya sabes algo de lo que vas a querer?
- Sí, mientras no aparezca el cuerpo de Henrique tengo que tener a Gisela a salvo, ¿Podríamos hacerla pasar por muerta? ¿Podrías conseguir otra identidad?
- Sí, los cuerpos ya han sido identificados, pero de momento no se han hecho públicos, el hombre que soborné está esperando nuestras indicaciones para saber que tiene que hacer, por lo visto entre los fallecidos se encontraba una mujer, una tal Ashley, falleció de un disparo, podríamos decir que no era Ashley, sino Gisela, por lo visto esa chica no tenía familia.
César se quedó callado unos segundos, Ashley no se merecía morir así, ni si quiera se acordó de ella esa noche, era una buena mujer, Daniel lo miró esperando su respuesta:
- ¿La conocías?
- Sí, de los días últimos que estuve en esa casa cuidando a Gisela, pues... si nadie la va a reclamar podrían decir que era Gisela la que falleció, quiero que se diga que fue Henrique quien la disparó y que por eso huyó, quiero que la policía esté detrás de sus pasos, y necesito una identidad para Gisela, lo antes posible, nos vamos lejos de aquí.
- Perfecto, me voy a poner ya con ello, mañana tendrás noticias.
Samuel llegó a casa de Rafa, tanto él como las dos mujeres lo miraron, Samuel no traía buena cara así que Erica fue la primera en hablar:
- ¿Qué te han dicho?
- Pues no me han podido dar mucha información.
- ¿Por qué traes esa cara entonces?
- Me han dicho que efectivamente piensan que es un ataque terrorista, que hay varios cuerpos, pero que no saben la identidad todavía, lo que si saben es... que ningún cuerpo corresponde al de Henrique.
Jessica se levantó de la silla y con cara de susto le habló a Samuel:
- ¿Y el de Gisela? ¿Alguno puede ser de ella?
- No se Jessica, no me han podido decir más, solo saben que ningún cuerpo correspondo a Henrique, ya el comisario se a quedado mi número para llamarme cuando sepan algo más.
Los cuatro se quedaron callados, hasta que Rafa habló:
- Entonces... hay posibilidades de que Gisela esté...
- No digas eso Rafa, por favor.
Jessica comenzó a llorar, Erica la abrazó después de mirar mal a Rafa:
- Lo siento Jessica, no quise que te pusieses así, ¿Dónde está Henrique? ¿Será que lo están escondiendo? ¿Cómo pudo escapar?
ESTÁS LEYENDO
Como te imaginé
RomantikGisela Álvarez casada con un hombre mucho mas mayor, jamás a conocido el deseo, la pasión y mucho menos el amor.Hasta que llega a su vida Fernando Marín, un escolta que le pone su propio marido, el cual la hace sentir cosas que jamás imaginaba senti...