Plan de fuga

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César era súper tierno, estaba todo el tiempo pendiente de ella, Gisela lo agradecía mucho, llevaba bastante tiempo necesitando un hombro donde llorar y una persona en la que confiar. Gisela no podía parar de llorar pero aún así asintió a lo que le estaba diciendo César.
Rafael negaba con la cabeza, no podía creer lo que ese hombre que había venido para importunar decía, Samuel se estaba volviendo loco, o eso creía él:
- Tú mismo los has dicho, te echaron dos hombres que estaban armados hasta los dientes,¿Cómo pretendes que entremos?
Samuel miró a Erica, ella parecía que estaba de acuerdo al principio, pero ya estaba dudando:
- No se como podemos entrar, pero quiero que busquemos una solución, no se lo que está pasando en esa casa y no tengo forma de averiguarlo.
- Juan es tu padre ¿no?, pregúntale a él, o habla con él para que nos cuele.
Samuel se empezó a poner incómodo, no le gustaba que la gente supiese que ese hombre era su padre, de hecho él ni pensaba en él como su padre, aún así no quiso meterse en debates:
- No me va a ayudar, cuando estuve allí me dijo que no me preocupara por ella, pero la verdad es que algo pasa, lo sé, si no no me hubiesen sacado de allí.
Erica interrumpe en la conversación:
- Samuel, yo quiero saber que Gisela está bien, me intereso por ella créeme, pero tiene razón Rafa, es casi imposible entrar en esa casa y si encima han puesto seguridad... no vamos a poder entrar.
Samuel agachó la cabeza, tenían que seguir pensando, estaba claro que ir allí sin tener un plan era suicidarse.
César dejó dormida a Gisela después de ponerla el suero y darla una medicación para los dolores. Ashley entró en el despacho de Henrique, este se había quedado dormido en el sofá de la sala, pensó en despertarlo pero automáticamente lo descartó, le apagó la lámpara y le dejó dormir, ella subió las escaleras en silencio, quería ver al doctor otra vez, llamó a la puerta del dormitorio de Gisela, nadie contestaba, volvió a llamar y al ver que nadie contestaba entró despacio, ese hombre estaba sentado en el sillón que tenía Gisela enfrente de su cama, lo había movido para estar más cerca de ella, él parecía absorto en sus pensamientos, Ashley se acercó, él por fin la escuchó, la miró:
- Perdón no quería molestar.
Él se levantó despacio, sin dejar de mirarla:
- No molestas, no te había escuchado entrar.
- ¿Cómo sigue Gisela?
César quería información y sabía que si apretaba un poco a esta mujer lo conseguiría:
- Pues bueno... a perdido al bebé, estaba bastante conmovida, imagínate, así que la he dado unas pastillas para que pueda expulsar el feto, espero que lo expulse sin problemas y no haya que intervenirla.
- ¿Cuánto tardaría en expulsarlo?
A César le extrañó que ni si quiera haya hecho ni una mueca de dolor o de pena porque Gisela haya perdido ese bebé, pero no quería llamar la atención, así que se centró en su pregunta:
- Pues en cuarenta y ocho horas debería de estar lista, pero no siempre es así.
- ¿Qué quieres decir?
- Qué si en ese tiempo no lo expulsa tendría que intervenirla, y lo suyo sería llevarla a mi clínica.
Ashley abrió los ojos de par en par, se comenzó a poner nerviosa, César lo notó:
- ¿Pasa algo? Sería para ayudarla con el proceso.
- Henrique no te va a dejar sacarla de aquí...
Ashley según dijo esto se puso nerviosa, sabía que no tenía que hablar del jefe, pero ese hombre le gustaba tanto, que quería seguir hablando con él y no sabía porqué, pero la daba confianza:
- ¿Por qué?
- Por eso le ha llamado aquí, porque no quiere que Gisela salga, él... está obsesionado con Gisela.
César asintió con la cabeza, eso no era ninguna novedad para él, había escuchado a su amigo hablar de Gisela nucas veces, aún así que no la quisiera sacar era un poco extraño:
- Algo de eso había notado, pero que esté obsesionado con ella no quita que si me la tengo que llevar porque corra peligro no la deje salir.
- Igual puedes convencerle, pero me ha costado a mí convencerlo para que te llamara.
César se acercó a ella y la agarró un mechón de pelo con dulzura, se lo metió detrás de la oreja y después la sonrió:
- Has hecho muy bien, quería preguntarte... ¿Por qué perdió al bebé Gisela? ¿De verdad fue un accidente?
Ashley se ruborizó, le llamaba mucho la atención ese hombre, pero no podía traicionar a Henrique, sabía que era peligroso y ella había venido para otras cosas:
- Comenzó a sangrar, que yo sepa no pasó nada más... pero yo llevo poco aquí, Henrique me llamo para cuidarla y eso he tratado de hacer.
- ¿Y la mujer que estaba con ella? La otra vez que vine... había una mujer con ella y la cuidaba muy bien, no quiere decir que tú no lo hagas bien, pero Gisela parecía contenta.
- La verdad no sé, yo cuando vine no había nadie. ¿Te vas a quedar esta noche?
- Sí, quiero estar aquí por si se la ofrece algo a Gisela o por si hubiese cualquier complicación.
Ashley se puso contenta, cuanto más tiempo estuviese más posibilidades de conquistarlo tenía, era más joven y mucho más guapo que Henrique, ademas Henrique ya no la hacía caso, ella se acercó a él más:
- Veo que eres muy responsable, pues yo voy a estar en la habitación de al lado, por si se te ofrece algo.
- Muchas gracias Ashley.
Cuando pronunciaba su nombre la recorría un escalofrío, se acercó a él más y cuando estaba muy cerca de sus labios le dio un beso en la mejilla, muy cerca de él comienzo de sus labios:
- Buenas noches.
- Buenas noches.
Ashley salió de la habitación casi sin dejar de mirarlo, César puso los ojos en blancos, una voz débil se escuchó a sus espaldas:
- La gustas.
César se giró inmediatamente, era Gisela, ella había despertado, César se acercó a ella con una sonrisa en su cara:
- ¿Cómo sigues?
- Pues... parece que ya no me duele tanto.
Gisela se incorporó un poco para sentarse, César la ayudó:
- ¿Corro peligro?
César se extrañó, la miró, la cara de Gisela ya estaba más iluminada:
- ¿Cómo?
- Lo que le has dicho a Ashley, que puedo necesitar quirófano.
Gisela había escuchado todo o por lo menos eso parecía, César pensaba que estaba dormida, Gisela dio unos golpecitos en la cama invitándole a sentarse a su lado, él dudó, pero al final accedió:
- Has escuchado todo por lo que veo, pensaba que estabas dormida.
- Perdona, no era mi intención, empecé a escuchar voces y me desperté poco a poco.
- No te preocupes, no pasa nada. No es que corras peligro, pero si la cosa se complica y con las pastillas no consigues limpiarte... pues tendríamos que intervenir, pero no creo que pase nada de eso, lo único que hay que esperar.
Gisela puso cara triste, quitó la mirada de los ojos de él:
- ¿Voy a expulsar a mi bebé?
- Sí Gisela, pero yo voy a estar aquí para que tú no tengas que pasar malos momentos.
Ella lo miró, sus ojos tenían lágrimas pero ella estaba tratando de no llorar:
- Mucha gracias por todo de verdad, no sé por qué haces todo esto, pero te tengo que dar las gracias.
César quería decirla que sentía algo muy fuerte por ella, algo que hacía mucho que no sentía, pero prefirió callar y asentir con una sonrisa. Gisela siguió hablando:
- ¿Te vas a quedar estar noche?
- Sí claro, soy tu médico particular.
Ella se rió, hacía mucho tiempo que no se reía, no pudo aguantar y lo abrazó, él se quedó de piedra al principio, luego reaccionó y la abrazó, su abrazo era tierno, dulce, cariñoso. El de él era de algo más, la abrazó durante un rato, hasta que ella se retiró y lo miró:
- Igual a Henrique no le sienta bien que te quedes.
- Él me ha dicho que te cuide, eso hago.
La miró extrañada, en su mirada había miedo:
- Gisela, ¿Le tienes miedo?
Ella se puso nerviosa, apartó la mirada y se empezó a levantar, César al verla se fue en su búsqueda y la ayudó a levantarse, la frenó y la sujetó delicadamente los brazos:
- Gisela, contéstame.
- Él... él es tu amigo.
Gisela bajó la cabeza, se quería alejar de él, pero no pudo, estaba débil para tanto movimiento, César delicadamente soltó un brazo de ella y la agarró la barbilla, se la levantó con delicadeza:
- Gisela...es mi amigo,pero si te ha hecho algo quiero saberlo, ¿Dónde está la mujer que te cuidaba? ¿Por qué está Ashley cuidándote ahora?
- No se... a mi me han dicho que está bien,pero de un día a otro ya no la vi más y luego vino esta mujer...que...no me fiaba de ella porque es amante de Henrique, ella quiere estar en mi puesto pero...la verdad me ha tratado bien.
César no podía creer lo que estaba escuchando, Gisela realmente estaba afectada:
- Tranquila, de mi te puede fiar, solo que quiero saber todo Gisela, es muy extraño que después de que ellos pensaran que habías perdido el bebé no te hubiesen llevado corriendo a un hospital, o al menos a verme a mí. Quiero saber por qué Ashley dice que Henrique está obsesionado contigo y... si es verdad que lo tuyo fue un accidente.
Gisela comenzó a llorar, sus lágrimas recorrían sus mejillas, César sabía que algo pasaba, lo sabía desde que Henrique lo llamó, pero ya al verla, supo que la tenía que ayudar:
- Gisela, yo te puedo ayudar.
- No creo que puedas hacer nada, esta es mi cárcel desde que Henrique jugó a ser Dios con mi vida, desde que él decidió cómo iba a ser mi vida.
César frunció el ceño, en ese momento supo que algo muy oscuro había en esta historia:
- Gisela, tranquila, siéntate en la cama, tienes que estar tranquila y ahora me cuentas, tengo que saber para ayudarte.
Gisela asintió y seguidamente con ayuda de él se sentó, lo miró, él acercó el sillón pequeño que había enfrente de la cama y cogiéndola las manos la invitó a que le contase todo, Gisela ya no podía más, ese hombre era su último recurso, ni si quiera Fernando había cogido el teléfono, ese hombre la quería escuchar y ayudar y no iba a desperdiciar la oportunidad. Gisela comenzó a contarle todo:
- Y así fue cuando me di cuenta de que no me podía ir, que no podía llevarme a mi hijo porque... también es suyo.
César recordó cuando le hizo a Thais el certificado como que estaba enferma, él ni si quiera se podía imaginar todo lo que eso iba a ocasionar, pensó en decírselo, pero no podía, esa mujer estaba ahora más cerca que nunca de él, aparte de nada iba a servir contar la verdad ahora, Henrique no la iba a dejar y Fernando tenía muchos lazos con esa mujer:
- Es un monstruo, cómo pudo, eras una niña, no tenía derecho.
- Él tiene su propio mundo, es un hombre con poder y hace lo que quiere, al igual que tú.
César se quedó de piedra:
- Yo nunca haría algo así.
- Me refiero a que también tienes poder, de que tú no harías algo así, veo en tus ojos que eres muy buena persona.
Le agarró la mano, César sintió un escalofrío recorrer su brazo, su estómago. La quería, tenía que sacarla de ahí:
- Él me tiro por las escaleras, no fue un accidente, él me tiró, estábamos peleando y me empujó, él me amenazó diciendo que ese niño no iba a nacer y cumplió su promesa.
- Gisela, ¿tu niño? Me refiero a Ivan, ¿Dónde está?
Gisela se encogió de hombros:
- Lo ha llevado a un internado, no sé ni dónde queda... no soy una buena madre César, no me he ocupado de mi hijo.
- No digas eso, eras muy joven y sabes lo mal que lo pasaste, pero se que lo quieres. Gisela atiéndeme, ¿Estás dispuesta a venirte conmigo?
Gisela abrió los ojos de par en par:
- ¿Cómo?
- Quiero sacarte de aquí, pero tienes que venirte conmigo, se de un sitio seguro que Henrique no te encontraría.
Gisela estaba desesperada, era la única oportunidad que tenía para escaparse de esta jaula:
- Pero... ¿Jessica? ¿Samuel? ¿Qué pasa con ellos?
- Gisela... ellos nos sabemos donde están... pero tú te puedes salvar, luego yo mismo me encargaré de encontrar a tu hijo, pero ahora tenemos que irnos de aquí, antes de que Henrique se dé cuenta y te haga daño.
Gisela asintió, ese hombre era su salvador, no podía creer todo lo que estaba haciendo por ella, no había más opciones, quería irse de allí, quería escapar de todo y ese hombre era su mejor opción. Lo abrazó, él ya se estaba acostumbrando a su abrazo tierno, él la acarició la espalda, la dio un beso en la mejilla, la quería, no lo podía evitar. Gisela lo miró por un momento, su mirada había cambiado ya no era de agradecimiento, ahora era más bien de desconfianza:
- ¿Qué me vas a pedir a cambio?
César negaba con la cabeza, se levantó del sillón con un pequeño enfado, la miró desde arriba:
- No quiero nada Gisela, no pienses que todo el mundo hace las cosas por interés.
- No quiero pensarlo, pero es así, siempre hay un interés detrás de cada buena acción. ¿Por qué haces todo esto?
César la miró, pensó en acercarse, besarla y decirla toda la verdad, pero no podía, no en este momento, así que prefirió mentir:
- Porque pienso que te mereces una oportunidad, porque eres buena Gisela y porque...

 ¿Por qué haces todo esto?César la miró, pensó en acercarse, besarla y decirla toda la verdad, pero no podía, no en este momento, así que prefirió mentir:- Porque pienso que te mereces una oportunidad, porque eres buena Gisela y porque

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