Jessica abrió los ojos como platos y dio un paso atrás atónita:
- Erica, lo que estás diciendo es grave.
- Lo se... pero... no puedo parar de pensarlo desde que he visto a esa niña.
Unas lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, no quería creer lo que ella misma estaba diciendo, pero las cosas cada vez cuadraban más. Jessica se acercó a ella al ver su reacción y la agarró de las manos y la habló con ternura:
- No te hagas daño Erica y sobretodo no hagas más daño a Fernando.
Erica soltó sus manos y se levantó de mala gana, fue hacía el salón nerviosa, iba de un lado a otro y lloraba a mares:
- No quiero hacerle daño, te lo juro, pero no veo Justo que piense que es su hija cuando no lo es, no quiero engañarlo más, no quiero.
- No te digo que le engañes, solo te digo que igual no es lo que tú piensas, hay que tener pruebas Erica para alarmar a la gente, tranquila.
Erica respiró hondo, cerró sus ojos apréndalos fuerte, no quería seguir pensando en eso pero la verdad era que no se le iba de la cabeza. Miró a Jessica ya más relajada:
- ¿Qué hago?
- Yo pienso que deberías hablar con Thais.
Erica soltó una carcajada aunque evidentemente no tenía gana de reír, pero vio el comentario de Jessica gracioso:
- Claro, me acercó a ella y la digo. Hola Thais mira, ¿No ves raro que tu hija sea morena cuando Fernando y tú sois muy rubios? ¿Qué crees que me va a decir?
- Me refiero a que se lo insinúes, a ver por donde tira, o que dice.
Erica negó con la cabeza:
- Pienso que lo mejor es averiguar por mi cuenta, no se como, pero tengo que desenmascararla, hay muchas cosas que no me encajan.
- Cuenta conmigo Erica.
Jessica soltó una sonrisa, a Erica la daba mucha ternura, en estos años se había convertido en inseparable para ella, se abrazaron y Erica con la mirada le agradeció su apoyo.
Gisela ya había llegado al aeropuerto, ya estaba deseando que saliese el vuelo, quería llegar ya a España. César se acercó a ella con un café en cada mano, uno de ellos se lo entregó a Gisela, ella sonrió y lo agarró:
- Creo que no has dormido nada, te hará falta.
- Sí gracias, la verdad no he pegado ojo, estoy muy nerviosa César, no se como voy a asumir todo lo de mi niño, y aparte no se como voy a presentarme ante la gente que conozco siendo otra persona.
- Lo vas a poder, yo te voy a apoyar.
Esa misma tarde Erica estaba trabajando en el bar en compañía de Rafa y Samuel. Desde que estaba viviendo allí Samuel ayudaba en el bar. Rafa se acercó a ella por detrás, la agarró y la dio un beso en el cuello, ella sintió un escalofrío:
- Cada día estás más guapa.
- Tú si que cada día estás más guapo.
- Erica ¿Te pasa algo?
La dio la vuelta para quedarse mirándola de cerca, ella esquivaba su mirada y él sabía que algo estaba pasando. Rafa se acercó a Samuel y le dijo algo al oído, este asintió y enseguida se acercó a Erica de nuevo, la agarró de la muñeca y se la llevó hasta el almacén, una vez allí cerró la puerta:
- Rafa, ¿Qué haces?, hay gente, hay que atenderles.
- Ya he hablado con Samuel y se va a encargar él.
- Esto no es profesional.
Erica iba a salir cuando Rafa la sujetó por la cintura, y con una sonrisa pícara la llevo hasta la pared:
- ¿Te vas a tranquilizar? ¿Qué te pasa? Y no me vuelvas a decir que nada, estás así desde anoche.
Ella respiró hondo, no podía decirle lo que sospechaba porque entre otras cosas no tenía pruebas, así que tragó saliva y salió con una excusa:
- Pasa que ayer fui a ver a Fer.
- ¿Y? Te trato mal supongo.
- No, en realidad no estaba, pero estaba Thais, ella me trató fatal, casi no me dejó ni saludar a la niña.
Él sonrió sin saber lo que se le podía venir encima. Ella le devolvió la sonrisa:
- No la hagas caso, que Fernando se haya cabreado con nosotros ha sido lo mejor que La Haya podido pasar, ¿No ves que nos quería quitar del medio?
- Sí... lo se... tu sabes que yo nunca la he tragado, eso no es un muestrario, pero... tú...
- Yo...
- Tú... ¿Aún estás enamorado de ella?
- Erica, estoy contigo.
Ella negó con la cabeza, eso no era lo que le había preguntado, sabía que estaba evadiendo la pregunta:
- No te he preguntado eso Rafa y lo sabes.
- Sabes que ella ha sido la primera mujer que quise, pero tú me cambiaste todo, lo sabes. Yo te quiero Erica, te quiero a ti.
Ella no pudo evitar su sonrisa de oreja a oreja, aparte de guapo era un amor, lo quería y no lo quería perder. Ella se lanzó a sus labios y lo besó con fuerza, él correspondió a su beso, enseguida bajó su mano recorriéndola todo el cuerpo, hasta su falda, metió la mano por debajo de ella y agarrándola por las nalgas la levantó para que ella se agarrase con las piernas en su cintura. La apoyó encima de una mesa que había cerca. Comenzó a besarla el cuello, cosa que a ella la llevaba a las estrellas, se agarró a su pelo y lo removió con lujuria. Algo la detuvo por un instante, Rafa en la nuca tenía un lunar grande, le apartó el pelo para verlo mejor, era el mismo que el de la niña de Thais, Erica se quedó de piedra. Rafa al ver que ella no reaccionaba paró y la miró:
- ¿Qué te pasa?
- Ese... ese lunar que tienes en la nuca, nunca lo había visto.
- Pues lo tengo de siempre -soltó una carcajada- Es herencia de mi madre.
Siguió besándola, ella le siguió intentando dejar de pensar por un instante en lo que acababa de descubrir.
Gisela sintió un nudo en el estómago, miró por la ventana del avión y escuchó como en la megafonía decían que ya habían aterrizado en el aeropuerto de Madrid. Ella cerró los ojos y respiró hondo, alguien la tocó el hombro, ella se sobresaltó y miró, era César que la avisaban de que tenían que bajar. Salieron, ya estaban en Madrid, el ambiente era fresco, ya se había acostumbrado a la brisa cálida. César paró un taxi y los tres se montaron en él. César la agarró la mano, ella miraba por la ventana y al notar el tacto lo miró:
- ¿Estás bien?
- Sí.
Mintió, estaba nerviosa y sin saber cómo iba a afrontar todo lo que la iba a venir.
A Henrique le sonó el móvil, leyó el contacto y sonrió, sabía perfectamente lo que le iban a decir:
- Nacho, ¿Has averiguado algo?
- Sí, el doctorcito César, ha viajado acompañado de una tal Elena y una tal Elisa.
- A Elena la conozco es su chacha, me imagino que Elisa será la mujer que estoy buscando, o sea mi mujer.
- Han bajado del avión y han cogido un taxi hasta llegar a casa del doctor.
- Perfecto.
Henrique colgó y sonrió de forma malvada:
- Empieza el juego Gisela... uy perdón Elisa.
Se reía a carcajadas.
Por fin llegaron a casa de César, Gisela hacía mucho que no estaba allí, la casa era impresionante, era más pequeña que donde ella vivía antes, pero aún así era hermosa. Era totalmente blanca y tenía dos plantas, el porche también estaba totalmente cubierto, como si fuese otra casita pequeña aparte. En el lateral había una piscina enorme. Según entraron había un pasillo grande, las paredes eran grises y los suelos blancos, el techo era de cristal, eran bellísimas las vistas.
Elena fue a colocar las maletas en sus respectivos armarios, César agarró de la mano a Gisela:
- Puedes recorrer la casa como quieras, y puedes elegir la habitación que quieras, y si quieres remodelar algo, lo puedes hacer. Sabes que esta es tu casa, o pronto lo será.
Ella se puso nerviosa, le había dicho que sí a casarse con él, lo que quería decir que era su prometida. No pudo evitar que su mente se fuese al día en el que Fernando la pidió la mano, su mirada era distinta, ese día lo consideraba uno de sus mejores días, sin embargo esta vez no estaba contenta. Ella sonrió, aunque fue una sonrisa forzada:
- Gracias, pero la verdad que lo recuerdo espectacular, la casa es genial, voy a ver donde a puesto mis cosas Elena.
Gisela iba a irse cuando César agachó su cabeza y la dio un tímido beso en los labios, ella le dedicó una sonrisa tímida y se fue.
Llegó a su cuarto las paredes eran totalmente blancas, todavía olía a pintura, parecía que César había pedido que lo pintaran exclusivamente para ella, el suelo era de madera y la cama estaba decorada con sábanas rosas y varios cojines en diferentes colores. Ella se lanzó en la cama con los ojos cerrados, no paraba de pensar y de darle vueltas a la cabeza. Alguien perturbó sus pensamientos, era Elena, que desde la puerta la sonreía, Gisela se incorporó y la devolvió la sonrisa:
- Señorita Elisa, ¿La gusta su habitación?
- La verdad no se si me voy a poder acostumbrar a que me llaméis así.
Elena se sentó a su lado en la cama, la acarició la rodilla con dulzura:
- Lo que estás viviendo es muy duro, lo sé, y no hablo sólo de lo que estás viviendo ahora, sino de lo que llevas vivido desde que eras una niña. Te va a costar acostumbrarte a tu nueva vida, a tu nueva identidad, pero se que lo vas a conseguir, eres una persona única Gisela, porque a pesar de todos los palos que te ha dado la vida sigues teniendo ilusión y sigues sonriendo.
- Sí no recupero a mi hijo, sinceramente no creo que pueda seguir mucho tiempo sonriendo ni ocultando quien soy.
- Ten paciencia, aguanta un poco más, solo un poco, si dices quién eres en realidad vas a tener muchos problemas para recuperarlo, igual hasta... bueno...
- Sí que puedo ir a la cárcel, lo sé, y lo tengo en cuenta. Pero... ¿Y si me encuentro a alguien que me conozca Elena? ¿Qué voy ha hacer?
- Pues... para empezar un cambio de look.
- ¿Cambio de look? Por mucho que me cambie el pelo mi cara no la voy a poder cambiar.
- Ya, pero ahora eres la prometida del Doctor César, lo que quiere decir que vestirás acorde, te peinarás acorde, porque tendréis muchas cenas de compromisos y demás.
Elena se reía y la verdad que a Gisela la contagió esa risa, Elena era una mujer encantadora, Gisela la quería muchísimo. Se abrazaron:
- Gracias Elena, eres increíble.
- Tú si que eres increíble.
Henrique ya había cogido un apartamento pequeño cerca de donde vivía su hijo, no quería que si investigaban a Fermín pudiesen encontrarlo a él.
Esa noche se habían reunido en ese piso Henrique, Fermín y Nacho, la persona de confianza de Henrique. Una vez que estaban allí, Henrique comenzó ha hablar, Fermín estaba nervioso no lo podía negar:
- Ya hemos confirmado que Gisela se encuentra en Madrid, tendrás que viajar mañana mismo.
- ¿Mañana mismo? No se que le voy a decir a Mónica .
- Hay que actuar rápido, tienes que ofrecerla lo que hablamos.
- Ella no va a aceptar, si realmente está con tu amigo y él tiene dinero, ¿Qué te hace suponer que lo va a aceptar?
- Ahí es donde entras tú, la tendrás que convencer, ella va ha hacer lo que sea por recuperar a su hijo, lo que quiere decir que va a cometer errores.
- Yo sinceramente no entiendo nada, decís que ella se a cambiado la identidad, ¿Cómo voy a decirla que asuma el cargo de la empresa? Si ella ya no es tu mujer, tú mujer está muerta, eso es lo que ella quiere hacerle creer a todo el mundo,¿No es así?
Henrique señaló a Nacho, ese hombre se acercó a Fermín y le dio un sobre, mientras le explicaba a él lo que iba a tener que hacer:
- En ese sobre hay una carta de tu padre antes de morir, en la que te explica que sabe perfectamente que Gisela está viva y que quieres que la busques, que siente mucho todo lo que la ha hecho y que quiere que sus dos hijos se hagan cargo de la empresa, pero que mientas Ivan sea menor de edad su progenitora, ósea ella, tiene que encargarse de la mitad de la empresa. Tú has investigado, con mi ayuda, yo te voy a acompañar, y que sabes que ella es Gisela, que no está muerta.
- No va a confiar en mí, no tiene porque hacerlo.
- Sí, porque tu odias a tu padre, querías bajo todos los conceptos verlo muerto, nunca se ha hecho cargo de ti, así que por fin se ha hecho justicia, evidentemente vas a preguntar por tu hermano, y ahí tendrás que ofrecerla tú ayuda, ahí entras tú, la tienes que llevar a tu terreno, para después hundirla.———————————————————————————
A partir de ahora y hasta nuevo aviso la protagonista cambia de nombre por su nueva identidad, para que no os liéis, de Gisela pasa a llamarse Elisa.
Últimos capítulos.Gracias por seguirme he subido del puesto número 105 al 66 gracias de verdad.
❣ 💓
Sobretodo quiero dar las gracias a mis Lokys que siempre están ahí.
💋 💋

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Como te imaginé
Roman d'amourGisela Álvarez casada con un hombre mucho mas mayor, jamás a conocido el deseo, la pasión y mucho menos el amor.Hasta que llega a su vida Fernando Marín, un escolta que le pone su propio marido, el cual la hace sentir cosas que jamás imaginaba senti...