Un día

59 4 0
                                    

Elisa intentó manejar la situación, tragó saliva:
- Yo también lo quiero adoptar, vamos a ir a verlo, ¿Ya sabéis dónde está no?
- He concretado una cita para mañana, pero no es tan sencillo.
Elisa levantó una ceja, parecía ofendida:
- Ya lo se que no es tan sencillo, ¿Alguien ha dicho que iba a ser sencillo?
- No, pero... van a empezar la fase de acoplamiento.
Elisa se empezó a agobiar, sentía que la faltaba el aire:
- Eso no puede ser, lleva un proceso, ¿Cómo lo han hecho tan rápido?
- Tampoco lo sé, no sé si hay alguien detrás de todo esto o...
- ¿O?
- O si son gente importante, ya sabes que por dinero baila el perro.
Elisa bajó la mirada despacio, pensaba, ¿Qué podía aportar ella?, no tenía nada que ofrecer, levantó la vista y se encontró con los ojos de él, se la veía preocupado:
- Claro, yo no tengo nada que ofrecer, ni si quiera un techo, todo esto - levantó un dedo y lo giró, señalando su alrededor- Es tuyo, yo estoy aquí por caridad, no soy nadie.
César la agarró los hombros y la zarandeó despacio, la miró a los ojos:
- No estás aquí por caridad, además... pronto todo esto también será tuyo, nos vamos a casar, vamos a compartir todo. Vamos a luchar juntos por Ivan.
Elisa sintió un vuelco en el corazón, ¿Cómo podía ser tan bueno con ella?. Agarró la cara de él y juntaron sus frentes:
- Eres increíble, no se como te voy a agradecer todo lo que hacer por mí.
- No me tienes que agradecer nada, con tenerte a mi lado es más que suficiente.
Elisa sonrió, él la besó tiernamente en los labios, tras esa pequeña muestra de afecto la volvió a mirar:
- Yo te iba a proponer algo.
Elisa puso cara de sorpresa, él la agarró la mano:
- Podemos casarnos ya.
- ¿Cómo ya?
- Pasado mañana. Ya están los papeles, está todo arreglado. Mañana vamos a ver a tu hijo, y comentamos que pasado mañana nos casamos, con tu trabajo, mi trabajo, va a estar todo bien. Falta que tú digas que sí.
Elisa se quedó callado por unos minutos, desearía con todas sus ganas que esa proposición se la hubiese hecho Fernando, pero no era el caso. César iba a ser su marido, la persona con la que iba a pasar el resto de su vida, y en tan solo dos días. Elisa lo miró y sonrió sin ganas:
- Sí, pasado mañana nos casamos.
En la cara de él se dibujó una sonrisa de oreja a oreja, estaba feliz de escuchar aquellas palabras de los labios de la mujer que amaba. La abrazó con todas sus ganas, Elisa no estaba tan feliz, tenía la sensación de que nunca iba a ser feliz por completo.
Elisa abrió el grifo para llenar la bañera, necesitaba un baño y tranquilidad, sobretodo tranquilidad. La bañera ya estaba llena, dejó caer el albornoz y se metió con delicadeza en aquella maravilla de agua. Pudo sentir como su cuerpo se iba acoplando a aquello, pudo sentir la relajación y su mente voló. Recordó las manos de Fernando recorriendo su cuerpo esa mañana en la oficina, sus besos, su cuerpo semi desnudo. Pero esas imágenes se borraron cuando vinieron las siguientes, César diciendo que pasado mañana se casaban. Sabía que en eso era en lo que tenía que pensar.
Fernando estaba en la ducha, los chorros recorrían su cara, él apoyó las manos en la pared, no podía parar de pensar en Gisela. Esa mañana había disfrutado de ella, lo había besado con todas sus ganas, pero recordó también cuando dijo que por nada del mundo iba a cambiar sus planes. Fernando terminó de ducharse y salió de la ducha, agarró la toalla y se la colocó en la cintura, con la mano desempaño el cristal y se miró en él:
- No se que voy ha hacer para que no te cases, no puedes casarte.
Salió ya arreglado, Ainhoa estaba jugando en el salón, al ver a su padre pasar se levantó y lo abrazó. Thais por el contrario estaba sentada en el sofá, cuando lo vio arreglado agarró el mando de la televisión y la apagó:
- ¿Vas a salir?
- Sí, en un rato vuelvo, no voy a tardar.
- Puedo ir contigo si quieres.
- No, es que voy ha hablar con Rafa.
Thais arrugó el ceño y se levantó, se acercó a él:
- ¿Con Rafa? Pensé que no os hablabais.
- Bueno... quiero arreglar las cosas con él, ya ha pasado mucho tiempo y siento que me he comportado como un inmaduro.
- Yo no lo creo así, él no se portó bien, ni él ni Erica.
- Ya ha pasado mucho tiempo Thais, y he pensado... además ellos son mis amigos de siempre, son mi familia.
- Y yo también soy tu familia, aunque no lo parezca.
- ¿Por qué dices eso?
- Porque nunca me haces caso, y menos desde que has encontrado ese trabajo.
- Thais, no quiero discutir, voy a ver a Rafa un rato y luego vengo.
La dejó con la palabra en la boca y salió por la puerta, ella enfadada tiró un jarrón que había en la mesa, el jarrón al caer al suelo se rompió en mil pedazos.
Rafa lo vio entrar en el bar, sorprendido miró a Erica, esta tenía una sonrisa de oreja a oreja. Fernando se acercó a la barra donde estaba Rafa:
- ¿Me puedes poner dos cervezas?
- Sí claro.
Rafa se las puso y las dejó en la barra, miró a su alrededor y no vio que Fernando estuviese con nadie. Fernando sonreía y Rafa lo miraba extrañado:
- Me la quiero tomar con mi mejor amigo, bueno... si él quiere claro.
Bebió un sorbo de su cerveza, Rafa sonrió y salió de la barra, se abrazaron:
- Quiero pedirte perdón Rafa.
- No hace falta que pidas perdón.
- Sí porque no me he comportado bien, fui un egoísta, yo estuve fuera y vosotros qué vais a ayudarla... encima lo pago con vosotros, no tengo perdón.
- Vamos a sentarnos a una mesa anda.
Los dos hombre se fueron hacia una mesa, mientras Samuel se acercó a Erica con disimulo:
- ¿Qué hace aquí?
- Pues me imagino que hacer las paces con Rafa, ya era hora.
- Pues sí, ya era hora.
Rafa miraba a su amigo, había pasado dos años alejado de él y lo había echado mucho de menos:
- No me vuelvas a pedir perdón, yo te entiendo, a mi me hubiese pasado lo mismo, y créeme que no te culpo.
- Yo fui quien la dejó sola a su suerte, lo hice mal, y cuando peor estaba me fui de luna de miel. Tú fuiste quien la salvó, y encima yo como egoísta me enfado contigo, no tengo perdón.
Rafa frunció el ceño, no entendía bien lo que decía su amigo:
- ¿Cómo que la salvé?
- Sí- sonrió de oreja a oreja, miró a ambos lado- Está viva, Gisela está viva.
Rafa abrió los ojos como platos, se acordó de lo que le había dicho Erica:
- Me contó Erica que hay una en la empresa que es igualita a ella, ¿No?
- No... no es que se parezca a ella, es que es ella.
- ¿Estás seguro? No te quiero tomar por loco, pero...
- Entiendo, comprendo que te parezca de locos, porque a mi también me lo pareció. Pero es ella, me lo confirmó, además... Erica estuvo con ella.
- Sí es de locos sí. Si es así me alegro un montón.
- Todo gracias a ti, a ella la tenían encerrada y con lo del supuesto atentado pudo escapar.
- La verdad que todo fue gracias a Samuel, él fue el que nos buscó, él que armó el plan y el que tuvo la idea de los explosivos.
Fernando agachó la mirada, nunca había tragado a Samuel, además sabía lo que él sentía por Gisela:
- Se que tenéis diferencias, pero creo que es lo más justo, que si vas a agradecer pues le agradezcas a él.
- Sí, lo haré en su momento, porque ahora se supone que Gisela no quiere dar su verdadera identidad. No tengo derecho ni si quiera a estar aquí contándotelo a ti. Hoy nos besamos ¿Sabes?
Rafa sonrió, miraba los ojos de Fernando y veía ilusión, veía un brillo especial:
- Me alegro un montón, necesitáis aclarar las cosas, y os merecéis estar juntos.
- ¿Juntos? Ojalá, Se va a casar Rafa.
Su amigo abrió los ojos como platos, después frunció el ceño:
- ¿Casarse? ¿Con quién?
- Pues... con su doctor, no se bien. Tubo que huir a Bali, de ahí cambiarse el nombre... él la ayudó. Estos dos años a estado con él, lejos, y ahora se van a casar.
- El roce hace el cariño, además habéis estado separados dos años, en ese tiempo pueden pasar muchas cosas.
- No, no se casa porque se haya enamorado, se casa porque tiene que recuperar a su hijo, al estar muerto Henrique y supuestamente ella, pues claro... tiene que tener una familia para adoptar.
Rafa cerró los ojos y los volvió a abrir, demasiado información en poco tiempo para él:
- Entiendo tu cara, esto es un lío.
- Sí que lo es. Pero amigo... si es así, no hay mucho que puedas hacer.
- Es que no puede ser, ella se casó una vez sin amar, y fue un auténtico desastre, ¿Lo va a volver ha hacer?
- Tú también estás casado en realidad, no la puedes decir a ella que no siga con su vida, cuando tú ya tienes la tuya.
- Mi vida sin ella no tiene sentido, durante estos dos años he estado muerto en vida Rafa. La necesito, y no voy a permitir que se case.
- ¿Qué piensas hacer? Vas a llegar a impedir la boda, estas loco Fer, no puedes hacer eso.
- Pensaba que podía contar contigo.
- Y puedes contar, pero entiende que es una locura, piénsalo.
Al día siguiente Elisa despertó temprano, no bajó a desayunar. Escogió una camiseta semitransparente de rayas blancas y negras, un peto de encaje y un blazer con cremalleras en los bolsillos. Unos botines de tacón de color rojo. Se miró al espejo y se colocó el pelo en una coleta baja, su maquillaje fue básico aunque los labios se los pinto de rojo.
Llegó a la empresa, estaba en silencio, así que fue directamente a la cafetería, la camarera la regaló una sonrisa al entrar. Elisa la devolvió la sonrisa como pudo y se sentó en su mesa de siempre. La camarera la trajo un café con leche y se quedó mirándola:
- ¿Va a querer algo para tomar con el café?
- No gracias.
- Sí, tráela un muffing, el más rico que haya.
Elisa se giró, Fermín la miraba con una sonrisa, se sentó a su lado después de pedirla su aprobación con la cabeza:
- Y a mi tráeme un café cortado, gracias.
La camarera se retiró, Fermín no la quitaba ojo:
- ¿Te has caído de la cama?
- ¿Y tú?
Los dos se rieron, Fermín la agarró la mano:
- ¿Qué pasa?
- La verdad... que no me pasa...
- Sí quieres me puedes contar, así te desahogas, sino pues no pasa nada.
Elisa miró a su alrededor, casi no había gente y la gente que había estaban retirados de la mesa de ellos, aún así habló bajo:
- Hay una pareja interesada en adoptar a mi hijo.
- ¿Cómo?
- Sí, lo peor de todo es que apenas me acabo de enterar dónde está, apenas hoy tengo cita para poder verlo, y ya hay gente que está con la fase de acoplamiento, no entiendo nada.
Fermín se acordó de las palabras que su padre había dicho, se quedó pensando, Elisa frunció el ceño y chasqueó los dedos delante de él para que volviese en sí:
- ¿Qué pasa?
- No nada... ¿Sabes quien es la pareja?
- No tengo idea.
- Tranquila, estoy seguro que en cuanto te conozcan y vean la buena relación que evidentemente tendrás con el niño... te lo van a dar seguro.
- No se... creó que... bueno déjalo, ya no se ni lo que digo.
- ¿Qué tienes pensado hacer?
- Pues... ayer me dijo César de casarnos mañana, o sea que... mañana nos casamos.
Alguien a su espalda habló, parecía mosqueado, Fermín pudo jurar que hasta la agarró del brazo:
- ¿Cómo que te casas mañana?
Elisa se giró, era Fernando, estaba de pie mirándola con cara de furia, estaba enfadado. Ella no se podía creer la escena, deseaba negarle lo que acababa de escuchar y decirle que solo lo quería a él, pero entonces cayó, sus ojos se abrieron como platos, a su lado estaba Fermín, lo estaba escuchando, ¿Qué iba ha hacer?, no la salían palabras, no podía hablar, Pudo observar como Fermín se levantaba y agarraba la mano del otro hombre:
- Suéltala, ¿Qué es lo que te pasa?
Fernando parece ser que entendió la circunstancia, así que soltó el brazo de Elisa, sus ojos estaban llenos de lágrimas, no quitaba la vista de ella. Parece que Fermín seguía hablando, pero Elisa y Fernando no se quitaban la mirada el uno del otro. Fernando salió por la puerta de la cafetería casi sin quitarle el ojo a Elisa, ella comenzó a derramar alguna lágrima, volvió la mirada hacia Fermín que la miraba atónito:
- ¿Qué es lo que acaba de pasar?
Elisa no pudo pronunciar palabra, solo consiguió llorar, agachó su mirada y se trajo sus manos a la cara. Fermín se volvió a sentar y la tocó la cabeza con cuidado:
- Tranquila, sabes que puedes contar conmigo para lo que sea.
Elisa levantó su cara despacio, lo miró, sus ojos estaban encharcados en lágrimas, Fermín la miraba con cara de pena, Elisa se secó como pudo las lágrimas y tragó saliva:
- ¿Por qué?
- ¿Cómo que por qué?
- Digo... ¿Qué por qué te comportas tan bien conmigo? No me conoces, no te conozco.

 ¿Qué por qué te comportas tan bien conmigo? No me conoces, no te conozco

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Como te imaginéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora