Calma

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Mónica abrió los ojos como platos, no entendía nada, Fermín nunca había querido hablar de su padre, la dijo que estaba muerto para él, ahora está vivo:
- ¿Cómo tu padre?,¿Está vivo? No entiendo nada Fermín .
Él se acercó a ella y la agarró los brazos con delicadeza, la intentó calmar:
- Deja que te explique por favor, mi abuela, la madre de mi madre era sirvienta en la casa de mi padre, que por aquel entonces mis abuelos eran los dueños.
La cara de Mónica era un poema, seguía sin entender, tanto abuelos la estaba liando, pero dejó que él se siguiese explicando:
- Cuando mi padre era un chaval pues se enamoró de mi madre, que también estaba allí ayudando a mi abuela de sirvienta. Pero cuando mi abuelo se entero no le pareció bien, mi madre era humilde y quería otra cosa para mi padre, así que cuando mi madre se quedó embarazada de mi, mi padre quiso llevarnos lejos pero mi abuelo se interpuso y amenazó con desaparecerme sino se separaban, la dio a mi madre dinero y se tubo que alejar para que a mi no me ocurriese nada.
- Me parece increíble todo lo que me estás contando, ¿Y ya no lo volviste a ver hasta ahora?
- Cuando tenía seis años se presento y bueno... desde entonces me manda dinero y cuando viene a Buenos Aires pues me visita.
- ¿Te visita? Yo nunca lo vi.
- Bueno... la verdad es que quedamos en algún lugar.
- ¿Por qué no me lo dijiste antes?.
- Porque mi padre es un hombre muy oscuro, su vida es muy difícil y... no quiso involucrarme en su vida.
- ¿Involucrarte? Eres su hijo. Te debió de dar sus apellidos y haberte presentado ante todo el mundo como tal.
- Mi madre no quiso, siempre le guardó rencor por no haberle plantado cara a su padre, para mí mi madre fue la que se comportó como madre y padre. Pero ahora mi padre necesita ayuda y... no quisiese no brindársela.
- ¿Por qué le cogías el dinero Fermín ? Así te compró.
- No lo se Moni, en ese momento me hacía falta, mi madre estaba enferma y a mi no me llegaba para las medicinas y la clínica, yo no soy como él Moni.
-Te entiendo amor, tranquilo, ¿Se va a quedar aquí?
- No quisiese pero es la única opción, la policía lo sigue y no puede ir a un hotel y registrarse a su nombre.
- Regístralo al tuyo, en el hotel me refiero, si no lo quieres tener aquí.
- Voy a mirarlo ¿Vale?, solo quería que lo supieras y que estuvieses al tanto de todo y que me comprendas.
Ella no contestó se acercó a él y le soltó un beso en los labios, después los dos se abrazaron.
AÑO Y MEDIO DESPUÉS
Habían pasado ya dos años desde que llegaron a la isla, Gisela se estaba acostumbrando a estar allí, visitaba las playas más importantes, sobretodo Dream Beach y Mushroom Bay, ambas de arena blanca e ideales para pasar el día y disfrutar de sus aguas. También visitaba sus acantilados, la isla de al lado Nusa Ceningan estaba unida a lembongan por un puente colgante, era pequeña pero increíble para pasar un día recorriéndola. Había participado surf, buceo y Snorkeling. Sentía que ya lo tenía todo hecho, ya estaba cansada de estar allí, necesitaba a su hijo cerca de ella, quería ya volver a buscarlo.
Henrique había vivido cuatro meses en el hotel Fierro, después se fue a vivir con su hijo y su nuera.
Durante todo ese tiempo habían estado planeando la vuelta de Henrique, el había convencido a su hijo para ayudarle. Ese día Henrique ya había empezado la vuelta, así que se reunió con su hijo aprovechando que Mónica estaba trabajando:
- Ya está todo apañado.
- ¿Ya?
- Han pasado dos años desde que desaparecí, ¿Te parece que voy con prisas?
- No, pero la verdad me da miedo que todo esto me pueda salpicar.
- Hijo, no te va a salpicar.Solo tienes que ayudarme si quieres.
- Prometes que en tu supuesta muerte no me vas a meter ¿No?
- Solo me tienes que ayudar con Gisela, nada más, tengo que recuperarla y tengo que recuperar mi vida.
Fermín asintió despacio, tenía miedo, pero sentía la obligación de ayudar a ese hombre.
Gisela había salido a desayunar, César ya la esperaba en el restaurante, la miraba mientras se acercaba, estaba cada día más Bella, llevaba un vestido amarillo con flores que la hacía resaltar el moreno que lucia su piel, su pelo lo llevaba recogido con un moño despeinado. Llegó a él con una sonrisa y tras besarlo en la mejilla se sentó a su lado:
- ¿Dónde está Elena?
- Ha ido a dar una vuelta, salió temprano a desayunar.
Edgar hacía seis meses que se había ido de nuevo a España, siempre estaba muy extraño y decía que tenía mucho trabajo allí. Así que desde entonces se habían quedado solos con Elena.
César no paraba de mirarla embelesado mientras comía, esa mañana se había levantado con hambre, cada día estaban más cerca, parecía que Gisela se estaba fijando en él, no estaba enamorada pero César estaba cada vez más seguro que iba a ser suya:
- Estás bellísima.
La agarró el mechón que tenía suelto sobre las gafas de sol plateadas que llevaba, aprovecho para acercarse más y cuando casi estaba cerca de su boca algo le sacó de su mundo, ella sonrió y se alejó, mientras que él notó otra vibración en el bolsillo y supo que era el móvil, él maldijo en silencio y contestó el teléfono. Puso cara de asombro, era Daniel, eso es que había descubierto algo, él tras pedir disculpas a Gisela se alejó de allí:
- Hola Daniel, ¿Qué pasa?
- Tengo una noticia que darte.
- Por lo que veo es mala, porque sino no me llamarías aquí.
- La verdad... no se si es mala ni buena.
- Pues dime.
- Henrique a muerto.
César se quedó boquiabierto, no podía creer lo que sus oídos estaban escuchando, Henrique muerto, era lo que menos se esperaba. Daniel seguía al teléfono y empezó a preocuparle que su amigo no contestase, después de insistir varias veces por fin César habló:
- ¿Cuándo pasó?
- Hace un par de días, la policía le localizó y empezó una persecución, por lo visto él pensaba huir del país. Pero perdió el control del coche y se precipitó por un barranco, el coche se incendió, y... pues eso es todo.
- ¿Seguro que es él?
- Sí, el cuerpo estaba calcinado, pero la policía encontró demasiadas evidencias como que era él.
- Lo que menos me iba a esperar era esto, pero... tiene que haber algo más, porque tú dijiste que no sabías si era buena o mala la noticia.
- Efectivamente, porque él está muerto, pero Gisela también, lo que significa que Ivan queda huérfano.
César apretó fuerte sus ojos, no podía creer no haber pensado en eso antes, apretó sus puños fuerte, sentía rabia, pasó un tiempo prudencial y volvió ha hablar:
- Daniel, ¿Se sabe algo del niño?
- No, pero ahora será fácil adivinar, porque le sacarán del colegio donde esté y se encargarán de él los servicios sociales, hasta que encuentren una familia de acogida, o alguien que le adopte.
- No, eso no puede ser, Daniel por favor, mantenme al tanto de todo lo que pase, y consigue unos billetes para que viajemos lo antes posible a España.
- Eso está hecho.
Después de esto colgó, se tocó la cabeza con ambas manos, ¿Cómo le iba a decir esto a Gisela?, esto era una locura, una broma pesada del destino. Se acercó a Gisela de nuevo, ella miraba el mar desde su asiento, sintió que alguien se acercaba por detrás, era César, lo miró sabía que algo pasaba:
- ¿Todo bien?
- Sí, no te preocupes, necesito hacer unas llamadas, ¿Te parece si nos vemos luego?
- Sí, está bien.
Él la dio un beso tímido en los labios, se había acostumbrado a ese detalle, se fue, Gisela veía como se alejaba y sabía que algo pasaba, esa llamaba había sido muy extraña, César se puso nervioso al ver el contacto y ella le había observado todo el tiempo mientras hablaba, estaba claro que algo pasaba y lo iba a averiguar.
Fermín estaba viendo las noticias en la televisión mientras con el ordenador intentaba trabajar, de repente algo en las noticias desvío su atención, en las noticias hablaban de su padre, y decían que estaba muerto. Cogió el mando y subió el volumen, abrió los ojos como platos y ya alguien había detrás, volvió a bajar el volumen y se giró, ahí estaba su padre apoyado en el marco de la puerta:
- Me has mentido, dijiste que no habías hecho nada, que ibas a empezar ahora, y ya estás saliendo en las noticias.
A Fermín se le veía enfadado, Henrique se acercó a él e intentó tranquilizarlo:
- Tuve que hacerlo, si ellos creen que sigo vivo no me van a dejar de buscar, y no voy a poder hacer nada, entiende hijo.
- Eso es un delito, pero a ti te da igual Claro, porque es tu costumbre ¿no?, ir por encima de la ley.
- No, los demás han sido los que han ido por encima de la ley, ¿No te das cuenta? Me han culpado de algo que no he hecho, atacaron mi casa y solo dijeron que había sido un atentado, nadie ha hecho nada, ¿Dónde estaba tú ley por entonces? Me culparon de haber matado a mi esposa, sabes lo que la amo, ¿Cómo iba a matarla?
Fermín respiro hondo, se sentó en el sofá y volvió a respirar, miró a su padre:
- Solo te pido que esto no le salpique a Mónica , quiero dejarla fuera de todo esto.
- Puedes estar tranquilo, no la vamos a meter en nada.
- ¿Qué vas ha hacer ahora? Si estás muerto... ¿Tienes otra identidad? Eso es ilegal.
- Lo se, pero no te preocupes.
- ¿Quién a muerto? Alguien se callo por el acantilado, si no fuiste tú, ¿Quién ha sido?
- Un mendigo que no a tenido suerte en la vida, no te preocupes.
Fermín se levantó asombrado y sin saber dónde meterse, ni si quiera creía lo que su padre le decía:
- Pero... era una persona, no era justo que muriese.
- El sabía lo que le esperaba, no te preocupes.
- ¿Cómo me puedes decir que no me preocupe? Me preocupa y mucho, yo no soy así, yo no estoy acostumbrado a esta clase de cosas.
- Tranquilo, era necesario, ahora tenemos que esperar a que vuelva Gisela donde quiera que esté.
- ¿Cómo estás tan seguro de que va a aparecer? Lleva dos años desaparecida.
- Aparecerá, de eso estoy seguro.
César estaba como león enjaulado en la habitación, Elena entró y lo miró extrañada mientras colocaba unas camisas en el armario, César se la quedo mirando ella entendía que algo pasaba, se acercó a él:
- ¿Qué pasa César?
- Ha pasado algo, y no se como decírselo a Gisela.
- ¿Qué pasó?
- Me a llamado Daniel para decirme que Henrique a muerto.
Elena se quedó con la boca abierta, no podía creer lo que César la estaba diciendo:
- Muerto... madre mía, ¿Qué pasó ?
- Los detalles no los sé muy bien, pero tengo un problema y la verdad no se cómo atajarlo.
- ¿Qué pasa?
- Pasa que está muerto Henrique pero que Gisela también está muerta, lo que quiere decir que su hijo se queda huérfano, con eso no contaba Elena.
Ella abrió la boca asombrada, estaba aturdida escuchando lo que César la estaba contando, sabía que estaba agobiado, y se imagina la reacción de Gisela. Se intentó serenar y calmar a César:
- Normal... Tienes que decírselo a Gisela.
- Se que se lo tengo que decir, pero ¿Cómo?, ella confió en mí y la he fallado y encima con lo que más la duele.
- No la has fallado no digas eso, tú lo hiciste por su bien, ¿Cómo te ibas a imaginar que ese canalla iba a morir?
- Lo que si ve a Haciendo las maletas, ya le he dicho a Daniel que en el primer vuelo nos vamos.
Fermín fue a un bar con su padre, Mónica ya estaba en casa y ninguno de los dos querían hablar delante de ella y mucho menos involucrarla. Fermín pidió dos whiskys, miró a su padre asombrado cuando se lo tomó de un trago:
- ¿Qué paso llega ahora?
- Tranquilo, hay que esperar a que César se entere de que estoy muerto, ellos volverán de donde quieran que estén y ahí empezará todo.
- ¿Cómo estás tan seguro de que van a volver?
- Porque Gisela no va a dejar desamparado a nuestro hijo.
Fermín abrió los ojos como platos, después frunció el ceño:
- ¿Dónde está el niño? ¿Estará bien no?
- El niño está bien, tranquilo, pero ella va a tener que dar muchas explicaciones.
- Al igual que tú, estáis en las mismas condiciones, los dos os habéis hecho pasar por muertos, sinceramente no veo tu plan. Según tú ella está muy bien aconsejada por el tal César ese, él no va a dejar que ella se muestre al mundo.
- No, pero ahí entras tú, te vas a acercar a ella como queriéndote vengar de mí, le vas a ofrecer todo lo mío, como único heredero que eres.

Como te imaginéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora