Dudas

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Fermín abrió los ojos como platos, miró a ambos lados por detrás de él como si alguien pudiera escucharlos, volvió a mirar a su padre y bajando la voz le habló:
- ¿Estás loco? Ese no era el plan. ¿Cómo pretendes que me acerque a ella? Y sobre todo, ¿Cómo pretendes que ella confíe en mi?, no me conoce. ¿O si? ¿Alguna vez le has dicho que tienes un hijo? Aparte del que tuviste con ella claro.
- Claro que no, quedamos en guardarlo en secreto. Ella va a confiar en ti, la conozco muy bien y en cuanto la digas que la puedes ayudar a recuperar a su hijo... caerá, te lo digo yo.
- No me puedo creer que juegues así con la vida de ese niño, es tu hijo. ¿A caso no te preocupa que pueda ser de él? ¿Y si cuando venga Gisela es tarde? ¿Y si le hubiesen ya adoptado?
- Eso no va tan rápido, yo quiero que ella lo encuentre y se quede con el hijo, créeme, por eso te pido que te acerques a ella y la guíes, si le heredas todo lo mío, podrá ir a por el niño.
Fermín tomó aire, la verdad no entendía nada, su padre se había vuelto loco, pero... ¿Podía confiar en el? ¿De verdad quería recuperar su familia?:
- Te voy a ayudar, pero no quiero nada raro, en cuanto vea algo que no me guste me retiro.
César paseaba por la orilla de la playa cuando la vio, a lo lejos estaba Gisela, sentada mirando al inmenso mar, como ausente. Era maravillosa, tan guapa con el color moreno de piel que había cogido aquí. Se acercó a ella sabiendo que lo que la tenía que decir no era algo agradable y que por más que llevase toda la mañana dándole vueltas a cómo decírselo al estar frente a ella se quedó en blanco. Ella se levantó, la brisa despeinaba su moño y unos pelos sueltos iban al compás del aire. Le sonrió, pero él no le devolvió la sonrisa:
- Se que algo te pasa, me estás evitando desde que desayunamos juntos.
- No... no pienses que te evito, no es así.
- ¿Cómo es entonces?, ¿Qué pasa César? Cuéntamelo por favor, está claro que algo ha pasado.
Él se quedó observándola por unos instantes, ya se había acercado a ella en esos dos años, ya sentía que ella empezaba a sentir cosas y ahora se iba a volver a alejarse de él, era lo que él pensaba, pero se lo tenía que decir:
- César por Dios, me estás poniendo nerviosa, se que te has puesto blanco cuando has leído el contacto del móvil, se que te has alejado porque era algo que no querías que escuchase, y se que ahora estás muy nervioso queriéndome decir algo, así que suéltalo.
- Era Daniel, me a confirmado que Henrique está muerto.
Gisela abrió los ojos como platos, qué estaba escuchando, siempre había pensado que se quedaría tranquila al deshacerse de él, pero ahora al escuchar esa noticia se había quedado helada, no sabía como reaccionar:
- ¿Cómo ha sido?- fue lo único que alcanzó a decir.
- Estuvo mucho tiempo escondido donde un amigo suyo, que le ayudó a curarse las heridas del atentado. Pero la policía dio con él y en la persecución cayó a un precipicio, el coche salió ardiendo y bueno... el resto te lo puedes imaginar.
Ella se quedó de piedra, morir calcinado era una muerte horrible, ni si quiera quería eso para el hombre que más daño la había hecho. Respiró hondo:
- No se que decir...
- Espera... eso no es todo.
Ella empezó a ponerse nerviosa, evidentemente no solo quería contarle la muerte de Henrique, si hubiese sido solo eso no se hubiese puesto así, a ella la empezó a latir el corazón con una rapidez que hasta la faltó el aire, y comenzó a negar con la cabeza, él la agarró las manos:
- Tranquila.
- No... Dime que no iba con mi hijo, por favor.
Lágrimas comenzaron a recorrer sus mejillas ante semejante pensamiento, él rápido negó con la cabeza, ella por fin sintió que podía respirar:
- ¿Entonces qué pasa?
- A ver... el problema es... que Henrique está muerto y tú... también. Eso significa que él se queda huérfano y por lo tanto paso a disposición de los servicios sociales.
Ella le soltó las manos de golpe, empezó a negar con la cabeza y a echarse para atrás, él la seguía lentamente, parecía ausente:
- Vamos a buscar una solución, te lo prometo.
- ¡No me prometas nada! ¡Me dijiste que lo mejor era hacerme pasar por muerta!, ¡Confié en ti!
Él pudo ver la decepción en la cara de ella, eso le dolía más que mil disparos, pero intentó calmar la situación:
- Yo no sabía que él iba a morir Gisela, voy a buscar una solución.
- ¿Qué solución? Yo me regreso a España, no tuve que haber venido, me tuve que dedicar en cuerpo y alma a buscar a mi hijo.
- Tranquila, si lo hicimos fue para que a ti no te matara, Gisela... tu hijo está bien... pero si llegas a morir se hubiese quedado sin su madre.
Ella respiró hondo y comenzó a llorar, se dejó caer en la arena, ya no podía más, él al verla se le partió el corazón, se puso de rodillas a su lado:
- No puedes aparecer como si nada a reclamar a tu hijo, estás muerta y suplantar la identidad de otra persona es delito.
- ¿Y qué hago?, me quedo quieta viendo como a mi hijo se lo dan a cualquier persona, ya he estado más de  dos años separada de él, ya no puedo aguantar más, no hay día que no me acuerde de él, y que no piense que él está desamparado pensando que yo ya no le quiero.
- Piensa el lado positivo, ya vamos a saber dónde está.
Ella se levantó, su mundo se había derrumbado, ¿Qué iba ha hacer?:
- No se que hacer... No se a donde tirar... Estoy muerta en vida César, ¿Qué voy ha hacer?.
- Yo tengo una solución, pero...
- Lo que sea, por recuperar a mi hijo, lo que sea.
Él dudo antes de hablar, pero en ese momento la agarró la mano aún de rodillas, ella abrió los ojos de par en par, él prosiguió con lo que estaba haciendo:
- Cásate conmigo Gisela.
Ella no se podía creer lo que la estaba proponiendo, ya se había casado una vez y todo había salido mal, y cuando la habían vuelto a proponer matrimonio esa vez ni llegó al altar:
- No puedo César.
Él se levantó y la agarró de los hombros:
- ¿Qué otra opción tienes? Nos casamos y adoptamos a Ivan, así no tienes que decir quién eres, tendremos una nueva vida Gis, ¿Qué me dices?
Ella se quedó pensando, no había otra opción:
- No es por mi, es por ti César, no es Justo que pierdas tu vida así, no me conoces a penas y te quieres hacer cargo de un hijo que no es tuyo, no es Justo para ti todo esto.
- Mi vida la perdí cuando murió Sofía, y la volví a recuperar cuando te conocí Gisela. No te pido que mientas, no quiero que mientas más, te pido enserio que te cases conmigo, como Elisa, que será tu nueva vida.
- Pero... ¿Ya?
- Vamos a regresar a España, a mi casa, allí nos enteraremos de la situación de Ivan y si no hay otra opción nos casamos.
- ¿Y si me encuentro con mi pasado? Quiero decir... con gente que me conoce, o me conocía.
- Gisela, tú ya no eres tú, ya eres Elisa, olvídate de Gisela, ella se queda aquí.
Ella asintió despacio, no sabía si lo que estaba haciendo era lo correcto, lo que si sabía era que lo tenía que hacer, por su hijo:
- De acuerdo.
- Vamos a volver, vas a tener un cambio de look y vas a ser mi prometida ante todo el mundo, diremos que nos conocimos en este viaje y llevamos más de dos años de noviazgo.
- De acuerdo.
Erica dejó a Rafael en el bar y fue a buscar a Fernando, ya llevaba tiempo evitándolos y necesitaba hablar con él, pero al llegar a su casa y llamar a la puerta él no fue quien abrió la puerta, sino Thais que la miró de arriba a abajo sin decir nada:
- ¿Está Fer?
- No, no está.
Alguien se asomó a la puerta, era Ainhoa que llamaba a su madre, Erica al verla sonrió, la niña estaba preciosa, ya tenía casi tres años y llevaba mucho sin verla. Ella la saludo y al ver a la niña saludarla la dio un vuelco el corazón y la fue a abrazar, cosa que a la madre no la hizo gracia:
- Ya te he dicho que Fernando no está.
- Le espero, tenía ganas de ver a la niña, estás preciosa Ainhoa.
- Gracias, ¿Quién eres?
- Nadie- dijo la madre antes que Erica pudiese contestar.
- Soy una amiga de tu padre.
La niña sonrió, la niña tenía el pelo oscuro y ondulado y unos ojos marrones muy grandes, era preciosa. Erica comenzó a tocarla el pelo, cuando le intentó apartar un mechón y metérselo detrás de la oreja Thais agarró a su hija y la apartó. Erica la vio un lunar grande detrás de la oreja a la altura de la nuca, miró a Thais extrañada, se levantó, no entendía por qué quitaba a la niña de ese modo:
- Ainhoa vete al cuarto, ahora voy yo.
La niña enseguida obedeció y entonces Erica frunció el ceño, no entendía nada:
- ¿Qué pasa?
- No quiero que te acerques a mi hija, ya Fernando os dijo a ti y a Rafael que no quiere saber nada de vosotros.
- No creo que Fernando me niegue ver a la niña, ni a mi ni a Rafa.
- ¿A qué has venido Erica?
- Ya te he dicho que a ver a Fer, pero como no está y no te soporto ya vendré otro día.
César se acercó a Gisela, está estaba sentada en el filo de la cama, parecía que había estado llorando toda la tarde, sus ojos estaban hinchados:
- ¿No quieres venir a cenar?
- La verdad no tengo hambre César.
- Lo que viene va a ser duro, necesitas estar fuerte.
Gisela lo miró, esta vez asintió, se levantó de la cama:
- Bueno... vamos.
- Hay algo que tengo que enseñarte.
César sacó tres billetes del bolsillo de atrás de su pantalón, y se los entregó:
- Mañana mismo salimos para España.
- ¿Enserio?
Ella lo abrazó y él no se pudo sentir más contento.
Jessica llegó a casa de Erica, esta estaba en la cocina tomándose un café, miraba a la nada. Jessica venía con bolsas en la mano, dejó apoyada las bolsas en la encimera mientras hablaba a Erica, pero esta no la estaba escuchando. Jessica la miró son gracia, ya Erica la miró de reojo y la sonrió:
- Hola Jessica.
- ¿Cómo estás?
- Bien.
- ¿Bien? Si no me has hecho ni caso, te estaba hablando y nada.
- Perdona Jessica, es que... he ido ha hablar con Fernando y...
- ¿Y?
- Pues no estaba pero vi a Ainhoa, esta preciosa Jes, es tan bonita.
- Sí, está muy guapa, lo único que la madre no me deja verla mucho, no me quiere cerca de ella.
- Ya, eso lo se.
Jessica se la quedo mirando extrañada, algo más la pasaba a Erica:
- ¿Qué pasa Erica?
- En realidad no lo sé, pero no he parado de pensar desde que salí de esa casa.
- ¿Qué piensas?
- Pues... igual es una tontería pero... Fer es rubio y con ojos claros y... Thais también tiene el pelo claro, y la niña... es muy morena.
- Sí, ¿A dónde quieres llegar?
Erica se puso nerviosa, comenzó a moverse en la silla incómoda:
- Pues... igual es una tontería, pero... que Fer es muy rubio y Rafa... él es moreno.
Jessica frunció el ceño, no entendía nada, empezó a negar con la cabeza, pero soltó una carcajada:
- ¿Y?, ¿Qué pasa Erica?
- Qué Thais se iba a casar con Fer cuando le dejó plantado, ¿Y sabes cuál fue el motivo? Que se había acostado con Rafa.
Jessica abrió los ojos como platos:
- ¿Cómo? ¿Eso lo sabe Fernando?
- No , Rafa siempre a estado enamorado de Thais, y creo que aunque ella es una persona malvada aún la quiere.
- No digas eso Erica, él te quiere, se le ve.
- Me querrá, pero se que no se a podido enamorar de mí, pero ese no es el caso. Pienso y no me quito de la cabeza que las fechas cuadran, puede que la niña sea de Fer, pero evidentemente también puede ser de Rafa y encima la niña es morena, se parece a Rafa, no se, creo que Ainhoa es de Rafa.

 Pienso y no me quito de la cabeza que las fechas cuadran, puede que la niña sea de Fer, pero evidentemente también puede ser de Rafa y encima la niña es morena, se parece a Rafa, no se, creo que Ainhoa es de Rafa

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Me gustaría que me fueseis diciendo que os parece.
Ya se van acercando los últimos capítulos.
Gracias corazón 💓

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