Socorro

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Llegó la noche y Fernando llegó acompañado de Thais:
- Tenemos la casa para nosotros solos, porque Érica se ha llevado a la niña a dormir con ella.
Thais comenzó a besarlo, pero Fernando no respondía a sus besos. Thais se quedó parada, lo miró y con mala cara le reclamó:
- ¿Qué te pasa?¿Dónde estás?
- Estoy pensando...
Fernando no dijo más y comenzó a andar hasta el dormitorio, cuando entró la cama estaba cubierta de pétalos formando las iniciales "T y F", automáticamente su mente se fue varias horas antes. Él esperando a Thais y vio a Gisela, no podía aguantar esa cara de tristeza que tenía su amada, las lágrimas que inundaban sus ojos, se le había partido el corazón, no podía pensar en otra cosa que en ella, su desmayo al poco de terminar la ceremonia... Debería de haber sido el día más feliz de su vida y de lo contrario, fue el peor. Thais entró detrás de él, seguía hablando, Fernando no escuchaba, pero ella le tocó la espalda, le dio un pequeño golpe al cual él reaccionó:
- ¿Qué pasa? No me escuchas.
- Thais... ¿Por qué invitaste a Henrique y a Gisela?
Thais se quedó de piedra durante unos segundos, su pregunta fue directa, más que preguntarla parecía que la estaba reclamando:
- Porque él fue tu jefe, creía que se merecía por lo menos esa muestra de afecto.
- ¿Afecto? ¿Me lo dices enserio?
- Claro que si, no sabía que habíais acabado mal.
- Thais, sabes perfectamente lo que pasó entre Gisela y yo, ¿Crees que voy a acabar bien con su marido?¿De verdad lo piensas?
- ¿Te molesta entonces que La Haya invitado a ella no?
- Me molesta que no me lo hayas comentado, y por supuesto no tenía ganas de que él estuviese eso por descontado.
- ¿Todavía la quieres?
- ¿Por qué me preguntas eso Thais?
- Porque se te nota, llevo meses intentando que estés bien conmigo, que dejes de pensar en ella, pero nada, en cuanto la ves te transformas.
- Pues no haberles invitado, no nos hubiésemos  visto más.
- ¿Seguro? Aprovechas cada escusa para poder estar con ella.
- Eso no es así, tú sabes perfectamente lo que sentía por ella, y aún así te dije a ti que me iba a casar contigo, no sé qué más quieres que haga Thais.
- Quiero que me mires como la miras a ella, que te preocupes por mí la mitad de lo que te preocupas por ella, que me abraces, eso quiero.
Fernando se quedó callado, había intentado complacerla, pero no había podido, lo que sentía por Gisela era tan fuerte que se la aparecía en todos lados:
- Thais no es eso... Pero Gisela es especial, no puedo decirte otra cosa.
- Además... Yo les invité para quedar bien, no me imaginaba que iban a ir.
- ¿Por?
- Hombre... Si yo estuviese enamorada de una persona y esa persona se casa con otra, yo me moriría, no iría a la boda, ¿Estás seguro que Gisela siente por ti lo mismo que tu por ella?, además no ha tardado nada en ir corriendo a los brazos de Henrique otra vez.
Fernando habló para callarla, no quería seguir escuchándola:
- Thais, ella está con su marido y yo contigo, ya está, así son las cosas, me voy a dormir.
Fernando entró en el cuarto de baño y Thais se quedó sonriendo fuera.
A la mañana siguiente Jessica llevó el desayuno a Gisela a la habitación, ella sonrió al principio, luego se quiso levantar a ayudarla, Jessica dejó la bandeja en la cama y la agarró:
- Acuéstate Gisela.
- No estoy enferma Jessica, estoy bien.
- Te han dicho que tienes que cuidarte, además ha sido Henrique el que me lo ha pedido.
Gisela se metió de nuevo en la cama:
- ¿Te lo ha pedido él?
- Si, la verdad está preocupado por ti.
- No me fío mucho de él, ¿A qué vino que me llevase a la boda?
- Me imagino que quería que vieses que ya Fernando no era accesible.
- Eso me quedó más que claro cuando me dijo que se iba a casar con Thais.
- Pero aun así lo buscaste antes de la boda.
Gisela se quedó callada, Jessica no quería ser dura, pero quería que entendiese lo que pasaba por la cabeza de Henrique:
- No quiero que te mosquees Gis, solo quiero que entiendas lo que pensará Henrique.
- Se que estuvo mal y que no lo debí de hacer, pero yo he vuelto con Henrique por obligación, que conste que no le perdono lo que me hizo, no puedo Jessica.
- Te entiendo mi niña y no pido que le perdones, pero ahora no estás en condiciones para exigir, todo lo contrario, tienes que hablar con él, o pensar que vas ha hacer,se va a terminar enterando y pienso que mejor se entere por tu boca.
- Se que tengo que hablar con él, pero reconozco que me da miedo su reacción, ¿Piensas que se va ha hacer cargo del bebé?, siendo de otro, de una infidelidad... No creo.
- A lo mejor lo hace... Henrique es impredecible y te quiere tener a su lado.
- Se que me quiere tener a su lado, pero Jessica... Sinceramente no creo que llegue a tanto, de Iván se hizo cargo... Porque sabía perfectamente que era su hijo, pero... De este no se va ha hacer cargo y sinceramente lo prefiero, porque no quiero estar más a su lado Jes, no quiero.
- Lo sé, de todas formas Gis... Si Henrique se hiciese cargo de él bebe y hicierais creer a la gente que es vuestro...
- ¿Qué?
- Hay una persona que no se lo va a creer.
- Fernando.
- Claro mi niña, Fernando va a preguntar e investigar.
- Madre mía... No sé por dónde va a salir todo esto.
César llegó a su casa, no paraba de pensar en Gisela, aquella mujer que le encantó desde la primera vez que la vio y ahora al volvérsela a encontrar había vuelto a sentir lo mismo, se preguntaba si se podía haber enamorado de una persona sin conocerla, habiéndola visto una vez y casi sin mediar palabra, pero la verdad era que no paraba de pensar en ella:
- Henrique serás amigo mío, pero Gisela no te quiere, yo voy ha hacer que se fije en mí, yo sí soy hombre para ella.
Alguien llamó a la puerta, era su hermano. Edgar era más joven que él. Moreno, alto y con un cuerpo para el pecado. Se acercó a él:
- Que rápido viniste de la boda, estaba aburrida...
- No, tuve una urgencia.
- ¿Urgencias? No te dejan ni un minuto, hay más médicos, podías a ver dicho que no.
- Era de Henrique.
- Me molesta ese hombre, siempre tienes que estar a su disposición.
- Pero la verdad me a agradado la llamada.
Edgar se extrañó:
- ¿Y eso?
- Vi a...
Edgar conocía perfectamente a su hermano, sabía a quién se refería:
- A la mujer misteriosa, por tu cara creo que he acertado.
- Has acertado hermano, cada día está más preciosa.
- ¿Dónde la has visto?
Ahí le cambió la cara a César:
- Es... La mujer de Henrique.
- ¿Qué?¿La mujer misteriosa resulta que es la mujer de tu amigo?, pero...nunca la viste,¿Cómo es posible?
- No, Henrique la ha tenido como encerrada, las veces que he ido a algún evento él ha ido solo, además me tiré mucho tiempo en Argentina, sé que se casó, que era la mujer mucho más joven, pero no sabía que era ella.
- ¿Y qué vas ha hacer? Es tu amigo, además le debes mucho.
- Pero tengo un as bajo la manga.
- ¿Vas a intentar algo con ella?
- Se que la han puesto en mi camino por algo, no es casualidad, ella no es feliz, yo tampoco.
- A lo mejor solo la han puesto en tu camino para que la cures de lo que tenga.
- No la puedo curar.
- ¿Está grave?
- Está embarazada.
Edgar abrió los ojos como platos y negando con la cabeza habló serio a su hermano:
- ¿Y te vas ha meter con ella?
- El hijo no es de Henrique si lo dices por eso.
- ¿De un amante encima?, ¿Te vas a arriesgar a que piense que ese hombre eres tú?
- Él sabe perfectamente quién es ese hombre, ¿Te acuerdas de la mujer rubia que vino con él?
- Si, ¿Thais no?
- Si, ella vino porque yo tenía que darle un informe con una enfermedad grave para que un hombre se quedara con ella, ese hombre se iba a ir de su lado porque estaba enamorado de Gisela, por eso Henrique la trajo.
Edgar no daba crédito de todo lo que estaba escuchando:
- Y los han separado, porque si mal no recuerdo ayer se casaba esa chica.
- Efectivamente, se han casado, y Gisela le tiene que decir a Henrique que está esperando un hijo de ese tal Fernando.
- ¿Crees que se va ha hacer cargo del bebé?
- Claro que no, y ahí entro yo.
- ¿Vas a decirle a Gisela la verdad sobre la enfermedad de Thais?
- Claro que no, cuando Henrique la deteste cuando se entere que está esperando un hijo de otro, Gisela vendrá a mi.
- ¿A ti? Apenas te conoce...
- Pero confía en mí, y ya me voy a encargar yo de que confíe más, tanto que no tenga dudas de dónde ir cuando esté mal.
Erica estaba en el bar trabajando cuando entró Rafael:
- Hola mi amor.
- Hola.
Rafael la había notado muy seria desde el día de la boda, Erica pasó por su lado y después de dejar la bandeja de la bebida en una de las mesas Rafael la sujetó del brazo:
- ¿Qué pasa?
- Quiero hablar contigo.
- Dime.
Rafael se la llevó al almacén, Erica paró y lo mirò:
- ¿Vas a dejar de comportarte como una niña?, desde el día de la boda casi ni me hablas, me cuesta un mundo que me contestes un mensaje, ¿Qué pasa Erica?
Ella se quedó callada, no podía dejar de pensar en la cara de Rafael cuando vio entrar a Thais el día de su boda:
- Erica, por favor, dime algo, porque si he hecho o he dicho algo me gustaría poder defenderme.
- No has hecho nada.
- ¿Entonces?¿Qué pasa?
- Pasa que... No puedo quitarme de la cabeza tu cara mirando a Thais el día de su boda, eso pasa.
- Erica... No sé como la miré , pero te puedo asegurar que no es lo que piensas.
- No te culpo Rafa, yo sabía perfectamente lo que sentías por ella y aún así me metí, no te culpo, pero me molesta.
- Se que te molesta mi amor y es normal, pero yo me he comprometido contigo, te he dicho que quiero intentarlo y es así, quiero estar contigo, estoy bien.
- Pero sigues enamorado de ella.
- No te puedo decir que no Erica.
- No podrías, porque se te nota.
- Mira... La tengo viviendo en mi casa y aún así... Cuando la miro pienso en ti Erica, sé que no la he olvidado, lo sé y no te miento, pero eres la persona que me hace que me centre , que no la haga más caso del que se merece y sé que me puedes hacer olvidarla.
- ¿Seguro?
- Erica no te voy a mentir, sabes que eres muy importante para mí, que te quiero, que eres más que una amiga, más que una pareja, eres especial para mí, nunca te mentiría.
Erica se lanzó en sus brazos, le dio un abrazo muy fuerte, lo tenía ahí, había soñado con que le dijese esas palabras muchos años, ahora lo tenía ahí y no quería perderlo, iba a luchar por esa relación, eso lo tenía claro. Lo miró, sonrío y Rafa la dio un beso que la dejo sin palabras.
Henrique llegó a su casa, venía oliendo a alcohol, entró en la habitación de Gisela, la habitación estaba vacía, ella no estaba, pero cuando se iba a ir escuchó el agua, Gisela estaba en la ducha, cerró la puerta de la habitación y en silencio fue hacia el baño, antes de entrar tocó el pomo y pensó, pero la verdad estaba muy bebido para pensar más y entró, Gisela parecía contenta, cantaba, él se tocó la barba de tres días y se quitó la chaqueta, después comenzó a desabrocharse la camisa, su cuerpo no respondió del todo bien y se tambaleó, al agarrarse tiró uno de los vasos que había en el lavabo, Gisela escuchó el ruido y se asomó, al verlo se quedó atónita, apagó la ducha y enseguida cogió una toalla. Salió todavía asombrada:

- ¿Qué haces aquí Henrique?

-Quería verte.

La miraba de arriba a abajo con deseo, Gisela se puso nerviosa, se alejó todo lo que pudo, hasta que topó con la bañera:

- Si quieres espérame fuera y ahora hablamos.

Henrique se acercó a ella más, no podía echarse atrás y cuando estuvo casi a su lado la tocó la cara, ella giró su rostro. Henrique la seguía tocando el rostro, se acercó tanto que cuando la hablaba ella podía oler su mezcla de perfume y alcohol, la dió una alcahada:

- Eres tan preciosa, estoy deseando tocarte entera.

La comenzó a tocar los brazos, después continuó por las piernas, cuando estaba suviendo Gisela le sujetó la mano:

- Henrique no, por favor.

Henrique se cabreó, la apartó la mano y la agarró la cara con fuerza, la hacía daño, Gisela comenzó a derramar lágrimas, ese hombre no iba a cambiar nunca:

- Te deseo tanto, quiero que vuelvas a ser mía, eres mi mujer.

- No soy tu mujer, no lo soy.

- Sí lo eres.

La quitó la toalla, ella se tapó como pudo mientras él la miraba con deseo de arriba a abajo, ella lloraba, tenía miedo, quiso salir corriendo pero él ocupaba toda la puerta, Henrique se acercó a ella, la agarró el brazo con fuerza y la atrajo hacia él, comenzó a besarla, ella se quitó como pudo, él la seguía babeando, Gisela le pegó un rodillazo en sus partes y como pudo salió del baño, Gisela agarró un camisón y se lo puso rápidamente, Henrique salió del baño, ella lo miraba mientras andaba para atrás despacio, tropezó con algo y calló al suelo, Henrique fue a su lado y la agarró del pelo con fuerza y se puso emcima de ella, Gisela luchaba con todas sus fuerzas para librarse de él, la agarró un brazo, Gisela ya no podía librarse de él, así que grito, grito con fuerza:

- Henrique, estoy embarazada.

- Henrique, estoy embarazada

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