Somos uno

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Jessica se apoyó en la cama de rodillas y le tomó el pulso, estaba vivo, le miró la herida y vio que era una herida superficial, pero la sangre era muy escandalosa. Jessica se acercó a Gisela que seguía sentada en el suelo con la cabeza agachada.

- ¿Qué ha pasado Gis?,¿puedes contarlo?

Gisela negó con la cabeza, Jessica la abrazó.

- Me tienes que ayudar, por favor, tráeme el botiquín, le vamos a curar, parece que solo es una herida superficial, a lo mejor no hay que darle puntos.

Gisela se levantó, despacio, y fue a por el botiquín, Jessica la observaba mientras incorporaba a Henrique, estaba demacrada.

Jessica pidió ayuda a Juan para mover a Henrique para cambiar las sábanas. Una vez que recogió todo lo dejó descansando.

Gisela estaba en el cuarto de baño de Jessica bañándose, lloraba, recordaba todo lo que Henrique la había echo y lo que estaba apunto de hacerla si no hubiera reaccionado. Lloraba, cada vez más, se daba fuerte con la esponja, quería quitarse el asco que sentía por todo lo que había pasado. Gisela salió de la bañera y se puso el albornoz, seguía pensando en todo lo que había pasado, en cómo iba ha hacer de ahora en adelante para aguantar estar al lado de Henrique, Jessica entró y mirándola con dulzura se colocó a su lado.

- Mi niña, ¿estas mejor?

- No.

Jessica la abrazó, Gisela no paraba de llorar, Jessica se apartó, y la miró a la cara.

- Nena, ¿Qué pasa?, cuéntame, por favor.

- Jessica, anoche vino muy borracho, y no se que le pasaba que quería tomarme a la fuerza, entiendo que no ha pasado nada entre nosotros, pero el sabía la verdad cuando nos casamos, intenté tranquilizarlo, pero no cedía, me tocó, me... acarició, me tiró en la cama y se echó encima mía. Jessica, me siento sucia, si no llego a reaccionar hubiese abusado de mi, Jessica... lo tuve que hacer.

- Mi niña tranquilízate, no me puedo creer lo que me estás contando, Henrique siempre ha sido un hombre muy caballeroso, siempre te ha tratado bien.

- La verdad es que nunca ha sido muy cariñoso, pero me había tenido paciencia. Yo puedo entender que esté desquiciado y ya no quiera esperar más, pero esas no son formas, nada justificar abusar de una persona que dice que no.

Jessica la volvió a abrazar, si no fuese porque sabía que Henrique podría tomar represarías en su contra y que estaba herido lo hubiese plantado cara.

- Nada lo justifica, pero igual lo hizo por la borrachera, ¿no crees?

- Sí, eso espero. Menos mal que Fernando no estaba, que era su noche libre y se fue a casa de su amigo, si no... Jessica no le digas nada, ¿vale?

- Mi niña yo no le voy a decir nada, pero... solo con verte va a saber que algo te pasó, tienes arañazos en el brazo y en la cara, igual maquillada se tapan algo, pero no todo.

- Me inventaré algo.

- ¿Lo vas a seguir viendo?

- Ahora más que nunca.

Gisela salió de la habitación, Jessica se quedó pensando qué pasaría ahora.

Gisela entró en el dormitorio con sigilo, no quería que Henrique despertara y mucho menos hablar con él, porque no sabía que iba a decirle. Abrió el armario y cogió una camiseta rosa palo y un pantalón corto blanco, se lo llevó al baño y allí se arregló. Se quedó mirándose en el espejo un rato y solo venían las mismas imágenes, Henrique y esa noche, hasta que recordó a Fernando, su primer beso, su primera mirada, el día del cumpleaños, sabía que era el hombre que ella quería, sabía que lo amaba y quería estar con él. Salió de la habitación tras taparse como pudo los arañazos, miró a la cama, no estaba, Henrique no estaba ahí, miró a un lado y a otro de la habitación y nada, por fin noto un escalofrío al escuchar a alguien detrás suya.

Como te imaginéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora