Reproches

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Gisela se quedó perpleja, era lo que menos se podía imaginar, el hombre en el que ella confiaba, al que había entregado su vida la había traicionado y de que manera. Se sentía mal, no sabía que decir, lo único que quería era despertarse de esa pesadilla. Jessica la miraba, Gisela no decía nada y eso la preocupaba:

- Mi niña, di algo, se que es difícil.

- No... no puede ser.

- Está comprobado y aparte me lo ha confirmado Samuel, él... sabe todo mi niña.

Gisela la miró, no podía creer que Samuel se hubiese callado:

- ¿Y por qué calló?, todo este tiempo sabía la verdad, sabía que estaba viviendo con mi violador y calló, ¿Por qué?¿Qué le he hecho yo?

- Nada mi niña, y créeme que se siente fatal, pero... tiene sus razones para haber callado, créeme.

- ¿Y tú?, ¿O me vas a negar que hace ya tiempo que lo sabías?

- No hace mucho Gisela, lo que pasa es que... no sabía como decírtelo, no sabía como ibas a reaccionar, por eso no te dije nada mi amor, te lo juro.

Gisela comenzó a llorar, la dolía el alma, tanto tiempo buscando respuestas y las tenía enfrente de sus narices. Miró a Jessica, tenía rabia:

- ¿ No sabías cómo decírmelo?, pues como lo has hecho ahora... Jessica tú mejor que nadie sabías todo lo que e estado buscando a ese desgraciado que abusó de mi, mejor que nadie sabías lo mal que lo he pasado, que he tenido que ir a un montón de psicólogos, mejor que nadie sabías de mis pesadillas, Jessica y callaste... eso no lo justifica nada.

Jessica comenzó a llorar, Gisela la estaba odiando, ella no quería que Gisela se sintiese mal y mucho menos que tomase represarías contra ella, para ella Gisela era como la hija que nunca tubo y verla así... la dolía mucho:

- Entiendo tu enfado Giss, pero entiéndeme a mí, mira... hablé con Samuel, te juro que te lo iba a contar, pero... él me convenció para no hacerlo, y créeme que no le culpo a él, que la decisión de quedarme callada fue mía, pero Giss lo hice por ti, te lo juro, no quiero que te pase nada malo.

- ¿Por mi?, Jessica... no, por mi no, lo hiciste por ti, al igual que Samuel lo hizo por él, porque tenéis miedo de Henrique, os da temor que tome represarías contra vosotros, pero no os preocupéis, porque a mi no me da miedo, ya no, estoy harta de temer todo y a todos, Henrique me va a escuchar... va a saber todo el asco que le tengo, todo el odio que ha generado en mi, le detesto como no sabes.

Gisela iba a salir de la habitación, pero Jessica la agarró del brazo frenando su marcha:

- Por favor Gisela, no lo hagas, por favor, sí es verdad que tengo miedo, pero no de lo que me haga a mi, si no a ti, mi niña, no quiero que te haga nada.

- Yo no tengo ningún miedo, ya no soy la de antes, y quiero mirarle a los ojos y decirle todo, todo lo que siento.

- Mi niña por favor... se que ahora estás con rabia, pero no es buena consejera, por favor, escúchame, por favor.

- Déjame Jessica, necesito hacerlo, déjame.

Después de gritar retiró el brazo de a mano de Jessica y salió con furia por la puerta. Jessica pensó en seguirla pero lo descartó, Gisela estaba como nunca a había visto, sabía que no iba ha haber nadie que la callase y tenía mucho miedo, se echó a llorar, y se tiró al suelo de rodillas:

- Por favor Dios mío, cuídala, no permitas que Henrique la haga mas daño, por favor.

Gisela salió corriendo de la casa, corrió por el jardín, estaba lloviendo pero ella necesitaba aire, fue a la parte mas alejada e la casa, y allí fue donde paró, miró a la nada con millones de lágrimas en sus ojos, no podía parar de llorar, no podía creer lo que la estaba pasando, se sentía sola, sucia, engañada, en ese momento miles de sentimientos pasaron por su cabeza, se arrodilló en el suelo, seguía llorando, no podía parar, tanto tiempo engañada, por ese hombre.

Como te imaginéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora