Fernando despertó sobresaltado, la pesadilla había sido horrible, tan horrible que había despertado a Thais, está lo miraba asustada, qué le había pasado, Fernando estaba sudado, sentado en la cama y mirando a la nada, Thais le agarró el brazo:
- ¿Qué pasa Fernando? Has tenido una pesadilla.
Él todavía estaba atónito, solo sabía balbucear:
- Gisela... Gisela.
Thais se lo quedó mirando, negaba con la cabeza:
- No me lo puedo creer.
Thais se levantó de la cama con mala gana, Fernando al verla se levantó y se acercó a ella:
- Thais...
- Fernando, incluso en nuestra luna de miel la nombras, no me lo puedo creer.
- He tenido una pesadilla, he soñado que moría, bueno más que un sueño parecía una premonición.
- ¿Premonición? Estás loco, ¿Desde cuando tienes premoniciones?
- Nunca me había pasado antes, pero... dicen que cuando tienes mucha química con alguien, pues puedes sentir cosas, y yo lo he sentido.
- ¿Química? Para mi que estás obsesionado, no puede ser que con todo lo que te ofrezco yo sigas pensando en esa, es una mujer casada, y tú también.
- No se trata de eso Thais... De verdad... tengo un mal presentimiento, algo está pasando, algo la ha pasado.
Thais recordó la llamada que colgó y ocultó cuando estaba Fernando en el mar, Gisela lo había llamado, igual era para pedir su ayuda, pero ella sólo podía pensar en que incluso a bastantes kilómetros él no se la quitaba de la cabeza:
- Fernando, ¿Sigues enamorado de ella?
- Te estoy hablando enserio Thais, estoy preocupado, de verdad creo que algo la ha pasado.
- Te estoy haciendo una pregunta, por lo menos ten la delicadeza de contestar, ya que tengo que convivir con ella hasta en la cama.
Fernando la miró, no quería ni podía engañarla, así que fue totalmente franco:
- Sí, Thais en ningún momento te he engañado, siempre te he dicho que estoy enamorado de ella, que la quiero, y aunque me haya casado contigo no cambia mis sentimientos, y lo siento, de verdad que lo siento porque me había venido aquí para desconectar e intentar estar más cerca de ti, pero no puedo, no puedo porque sé que algo ha pasado, así que...
- ¿Qué?
- Me quiero regresar ya, mañana.
- Nos queda una semana.
- Sí, pero no puedo esperar, necesito saber si ha pasado algo.
- ¿Por qué no llamas? Llama a Rafa, o a Erica, que te digan si se han enterado de algo, no me hagas esto, he gastado todos mis ahorros en este viaje, en tenerte para mi en mi seguramente mi último viaje, Fernando por favor.
- Está bien... mañana llamaré, pero si me dicen que algo pasa, me vuelvo Thais.
César se levantó con cara de dolor, miró a su alrededor, el suelo estaba lleno de escombros, en el lado derecho a lo lejos se veían varios cuerpos, pero a él le interesaba Gisela, camino entre los escombros despacio hasta que a lo lejos la vio, cerca de uno de los árboles allí estaba ella. Se acercó hasta el árbol lo más rápido que pudo, Gisela estaba herida, había escombros encima de ella, César se acercó como pudo fue quitando los escombros de alrededor, hasta que por fin la tenía entre sus brazos, la cogió en brazos como pudo, ni si quiera sabía como la iba a sacar de allí en el estado en que estaban los dos, pero lo haría.
Rafael entró en la casa con Samuel y Jessica, los tres estaban callados, no hablaban, Rafa se dejó caer en el sofá, mientras que Jessica se sentó a su lado. Samuel no paraba de dar vueltas por la casa, Rafa lo miró:
- Quieres estarte quieto, me estás poniendo nervioso.
- No puedo, no hemos podido sacar de allí a Gisela, es como si no hubiésemos hecho nada.
- Ni si quiera sabíamos si estaba en esa casa.
Erica despertó con las voces, se levantó de la cama y escuchó desde la puerta después de comprobar que la niña dormía. Ellos seguían hablando:
- Rafa, ¿Donde iba a estar?
- Quien sabe, parece mentira que no conocieses a Henrique, porque le conoces más que yo, sabes perfectamente que es capaz de desaparecer a la gente, ¿Quien te dice que no os alejo para hacerla desaparecer? Ir a esa casa ha sido una estupided.
Rafa de repente se calló, Erica había aparecido en el salón, los miraba perpleja y con cara de sueño. Rafa se dirigió a ella intentado no dar importancia a lo que acababa de decir:
- ¿Te hemos despertado? Perdón no me he dado cuenta.
Rafa se acercó a ella, la fue a coger del brazo cuando ella lo retiró, se le quedó mirando con cara de asombro:
- ¿Habéis ido a casa de Henrique? Sin avisar, sin planes... sin nada.
Erica parecía enfadada, Samuel intentó calmar la situación:
- Erica teníamos un plan, simplemente que Rafa no te quería meter en el, y es normal.
- ¿Por qué es normal? ¿Por qué soy una mujer? ¿Por qué os estorbaría? ¿Por eso es normal?
- Claro que no Erica, si no te dijimos nada era porque no quería que te pasase nada, no me lo hubiese perdonado.
- ¿Y si te hubiese pasado algo a ti Rafa? En eso no habías pensado, ¿Que hubiese hecho yo? Sabéis que esa casa es peligrosa, lo sabíais y aún así...
Samuel interrumpió:
- Ha sido mi culpa, no tuve que haber venido a incomodaros.
Jessica había estado todo el tiempo escuchando hasta que por fin habló:
- No ha sido culpa de nadie, cada uno se preocupa de lo suyo y es normal, pero se supone que esto lo estabais haciendo por Gisela, y si, ha sido una estupided porque ni si quiera sabemos si está ahí Gisela, pero es admirable, que os la hayáis jugado... cuando no sois ni familiares... es admirable.
A Jessica se le caían lagrimas sobre las mejillas, Erica abrazó a Rafa, después se dirigió a Jessica:
- Perdón, en realidad no sabía lo que estaba diciendo, no quiero que pienses que no quería ayudar a Gisela, es solo... que no quiero que os pase nada.
Jessica la acarició la cara:
- No te preocupes, lo importante ahora es averiguar qué ha pasado con... bueno... con todos los integrantes de esa casa.
- Sí, lo mejor será que descansemos, mañana va a ser un día duro.
Llegó la mañana, César despertó después de casi no haber dormido nada. Se acercó a la habitación donde tenían a Gisela, allí estaba ella, en la cama, con un vendaje en el brazo y otro en el abdomen, no había despertado pero estaba bien, seguramente era por los analgésicos. Alguien entró a la habitación, Edgar se acercó a su hermano:
- Parece que está respondiendo favorablemente, puedes estar tranquilo.
- No estoy tranquilo, casi la mato.
- No ha sido tu culpa, la explosión fue un ataque terrorista, o eso han dicho los policías.
- ¿Han dicho algo más?
- No, dicen que no ha sobrevivido nadie, así que... Henrique está muerto.
- No ha sido un ataque terrorista, pero bueno... lo importante es que la he podido sacar de allí.
Edgar tocó el hombro de su hermano con cariño:
- Te la has jugado por ella, no te preocupes, va a estar bien, ¿Qué vas ha hacer con ella?
- Realmente no lo sé, la quería llevar lejos, pero no contaba con que iba a salir herida.
- Tendrás que investigar, si Henrique ha muerto... no pasa nada porque ella se quede aquí, de lo contrario si que tendrás que pensar en llevártela.
- Lo se, llama a Daniel, necesito hablar con él, y explícale a Elena que hay una nueva integrante en la casa.
Edgar asintió y salió de la habitación. César se acercó a la cama, negó con la cabeza mientras miles de imágenes le venían a la cabeza, imágenes de una mujer, podría ser Gisela en el suelo, llena de sangre, César abrió los ojos horrorizado:
- Necesito que te pongas bien Gisela, si te llega a pasar algo... no me lo hubiese perdonado en la vida, otra vez no.
En casa de Rafael todos estaban tomando café cuando sonó el teléfono, este se acercó y contestó, era Fernando:
- Fernando, ¿Qué tal por allí?
- Bien... necesito preguntarte algo Rafa.
- Sí claro, dime.
- ¿Sabes algo de Gisela?
Rafa abrió los ojos de par en par, Erica se acercó a él:
- ¿Gisela? ¿Por qué?
Erica empezó a negar con la cabeza para que no le contase nada:
- He tenido una... pesadilla... en ella Gisela estaba tumbada y llena de sangre, además ...tengo un mal presentimiento.
- No te preocupes Fer... No hemos sabido nada, y sabes que las malas noticias vuelan, nos hubiésemos enterado.
- ¿Me lo podrías averiguar Rafa? Por favor.
- Sí claro... tranquilo.
Rafa colgó sin dejar de mirar a Erica, esta le tocó el hombro:
- Rafa, es lo mejor, ahora mismo Fer aquí sería como un león enjaulado, y no sabemos realmente lo que ha pasado.
- No me gusta mentir a mi amigo y lo sabes.
- Lo se, pero realmente no le estás mintiendo, realmente no sabemos nada.
Daniel llegó a casa de César, Daniel era un hombre de unos cincuenta y tantos años, con el pelo castaño. Era el abogado de César, era de su entera confianza, y era el hombre apropiado para investigar:
- ¿Qué tal te encuentras?
- Un poco dolorido, pero se pasará, necesito que me averigües qué ha pasado, me refiero a... que es lo que dicen oficialmente.
- Sí claro, ahora mismo me pongo con ello.
- Perfecto, cuando sepas algo me comentas inmediatamente.
Una mujer bajita, castaña y con ojos claros entró en la habitación donde estaba Gisela, esta había despertado, aunque todavía tenia la cabeza loca, miró a la mujer y después vagamente miró alrededor de la habitación, la mujer se acercó a ella y la tocó la frente:
- ¿Cómo se encuentra Bella?
Parecía adorable y muy tierna, Gisela intentó hablar, aunque solo podía balbucear, todavía estaba adormilada:
- Pues...no se...¿Donde estoy?
- En casa de César, le voy a decir que está despierta, él está deseando verla.
La mujer salió de la habitación, Gisela seguía mirando a su alrededor, no sabía muy bien que hacía ahí, y lo peor, no sabía porqué estaba dolorida, César entró en la habitación, Gisela lo miró, él tenía una sonrisa de lado a lado, también se le veía magullado, se acercó a la cama:
- ¿Cómo te encuentras Gisela?
- No se...estoy aturdida, ¿Qué me ha pasado?
- ¿No te acuerdas?
Ella negó con la cabeza, él se acercó más a ella y la agarró la mano con suavidad:
- Cuando íbamos a huir de esa casa... explotó el balcón en el que te encontrabas, saliste disparada...
- Por eso estoy vendada y dolorida.
- Sí... tienes una herida en el abdomen y una en el brazo.
- ¿Son graves?
- La del abdomen no, pero la del brazo un poco más, una barra de hierro te atravesó el brazo... pero vas a estar bien.
Ella se miró el brazo despacio y después miró a César de nuevo:
- ¿Qué ha pasado con Henrique?
- Todavía no se nada, ya he mandado a mi abogado a que averigüe.
- Necesito que el me diga donde está mi hijo.
- Tranquila, lo averiguaré, tengo muchos contactos, pero lo principal es que te pongas bien.
- Estoy en tu casa,¿No?, eso me ha dicho la mujer...
- Elena, es mi asistenta, ella te va a cuidar mientras estemos aquí.
- ¿Estemos aquí? ¿Nos vamos a ir?
- De momento tranquilízate, tienes que descansar y recuperarte, y más adelante ya veremos a ver qué hacemos.
Gisela asintió y ya se la estaban cerrando los ojos de nuevo, César miró al gotero que tenía puesto Gisela, ya estaba entrando en ella el segundo bote de anestesia.
Daniel llegó cuando César y Edgar estaban comiendo en la entrada de la casa, ese hombre se acercó a ellos:
- Perdonar que os interrumpa.
- Tranquilo Daniel, ¿Ya sabes algo?
César extendió la mano mientras decía la frase invitándolo a que se sentase y les acompañase:
- Sí, he hablado con uno de los investigadores privados, por lo visto efectivamente piensan que ha sido un ataque terrorista o un ajuste de cuentas, todos sabemos que Henrique tenía muchos enemigos, no le van a dar mayor importancia al asunto, el problema es...
- ¿Qué?¿Hay problemas?
- Sí, porque no encuentran el cuerpo de Henrique, y tampoco el de su mujer, no saben exactamente la gente que había en la casa, pero por lo que han visto en las cámaras de seguridad de la casa,Henrique estaba allí y su mujer también, no les vieron salir antes del atentado, y después de la explosión las cámaras dejaron de funcionar.
- ¿Qué cuerpos han hallado?
- Cuatro, tres hombres y una mujer, de momento no saben las causas de la muerte, pero lo que me han podido adelantar es que no se trata de Henrique ni de su mujer.
- Necesito otro favor... necesito que den por muerta a Gisela, la mujer de Henrique.
Edgar miró a su hermano asombrado:
- ¿Cómo?
- Luego te explico Edgar, Daniel paga lo que haga falta a los investigadores, pero necesito que den por muerta a Gisela, perfectamente podía haber muerto de un disparo antes de la explosión, podrías hasta decir que Henrique la mato antes de huir.
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Como te imaginé
RomansGisela Álvarez casada con un hombre mucho mas mayor, jamás a conocido el deseo, la pasión y mucho menos el amor.Hasta que llega a su vida Fernando Marín, un escolta que le pone su propio marido, el cual la hace sentir cosas que jamás imaginaba senti...