Aquel extraño

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Fernando miró con cara de confusión, pero a la vez de ironía, le hacía gracia aquella muchacha y le llamaba mucho la atención. Henrique habló y sacó de sus pensamientos a Fernando.
- Disculpa a mi mujer, es un tanto rebelde.
Henrique se rió y Fernando no pudo evitar sacar una sonrisa. A Gisela no le estaba haciendo gracia nada de lo que estaba pasando.
- Veo que os causo mucha gracia.
El Doctor Vázquez se acercó mientras los hombres se seguían riendo por los comentarios de Gisela.
- Perdonad que interrumpa vuestra agradable charla, pero os tengo que robar un momento a Henrique.
Henrique no dudó ni un segundo en irse con el doctor, mientras se alejaban Gisela pensaba que se tenía que quedar a solas con ese hombre, pensó en irse a otro lugar, pero por mas que miraba a su alrededor no veía una vía de escape.
- ¿No ves salida?- Fernando se seguía burlando de ella.
- ¿Ves?- Ahora la que se burlaba era ella- Que rápido te tomas las confianzas, ya me llamas de tú.
- Perdone, se me olvidaba que aunque estemos en el siglo XXI a la gente de alta sociedad hay que hablarles de usted, perdone.
Fernando no aguantaba a la gente con dinero, se creía superior y esta mujer aunque bellísima, no dejaba de ser una cría que había tenido de todo y de ahí su prepotencia. Veía que le iba a costar hacer bien su trabajo con aquella mujer molestando.
- No quería incomodar disculpe.
Gisela no podía apartar sus ojos de los de aquel hombre,era un auténtico extraño pero la causaba mucha curiosidad.
- Tranquilo, aprenderá. -Puso cara de superioridad y se apartó hacia donde estaban los canapés.
Estaba cansada y hambrienta, así que como su esposo seguía con su adorable charla, ella cogió un canapé y se lo metió en la boca, estaban buenísimos, y quería más, pero no quería que pensasen que estaba muerta de hambre, así que se aguantó.
Se giró y mientras bebía de otra copa de vino que había agarrado, miraba a Fernando, tenía un cuerpo esbelto, el traje le quedaba genial, parecía echo a medida, y su cara era preciosa, un muchacho de anuncio y sus ojos. Gisela suspiró, sus ojos eran perfectos, de pronto algo la sacó de sus pensamientos, era Henrique se acercó por detrás y la dio un beso en la mejilla, era extraño porque no solía dar muestras de cariño en público.
- ¿Te aburres mucho? .
-¿Tú qué crees?.
- Tranquila, si quieres nos podemos ir ya.
- Lo agradecería.
Gisela no lo dudó y se dirigió a la puerta, Henrique entre risas la siguió, mientras se despedía de la gente que se encontraba por el camino.
Ya llegaron a la casa, Gisela se sentía cansada, más que cansada harta . Subió al cuarto del niño, entró sigilosamente y le dio un beso tierno en la frente, después lo arropó y salió en silencio. Henrique se quedó en el despacho trabajando así que ella aprovechó para ver un capítulo de su telenovela preferida, se puso cómoda, cambió los tacones por las zapatillas de casa y el vestido por el pijama y tranquila se sentó en el sofá. Al rato entró Jessica a ella le gustaba también la telenovela y solían verla juntas.
- ¿ Me he perdido algo?.
- La acabo de poner, pero creo que Matilde ya a renunciado al amor de Gabriel, se a dado cuenta de que lo suyo no puede ser, mírala pobre como llora.
Alguien llamó a la puerta, era raro porque ya era tarde, ninguna de las dos se quería levantar, no querían perder detalle, finalmente Gisela se levantó y abrió la puerta, sin dejar de mirar la televisión.
- Buenas...
Después de un rato Gisela miró a la puerta, era Fernando, la dio un vuelco el corazón, qué hacía en su casa esta noche y en su cuarto.
- ¿Tú?
- Veo que te agrada mucho verme, quiero decir, la agrada.
- Perdón, no le esperaba.
- Quería que empezásemos con buen pie, y la traje esto.

De detrás de él, sacó un tarro de palomitas, ella se extrañó.

- No piense que soy adivino, o que la espío, solo que Juan me dijo que grababa la telenovela cuando no podía verla y la estaría viendo ahora, así que en son de paz la traje esto.
- Muchas gracias.
Cuando Gisela fue a coger las palomitas rozó su mano, por un momento se puso nerviosa y la verdad no entendía el motivo, no era el primer hombre que veía, no entendía lo que ese hombre la producía.
Fernando se alejó y ella cerró la puerta y todavía en el limbo se sentó al lado de Jessica.
- ¿ Quién es?
- Mmmm...Fernando. ..
- Insisto, ¿quién es?

Como te imaginéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora