La noche

60 7 0
                                    

Gisela lo miró:
- ¿Qué?
César se puso de rodillas, se acercó a ella, con su mano tocó su cara despacio, Gisela no se sentía incómoda, todo lo contrario, se sintió alargada, agradecida con ese hombre tan bello que tenía enfrente, César comenzó a acercarse, estaba bastante cerca, pero de pronto se alejó rápido, ella al principio no entendía, pero algo la sacó de sus pensamientos, habían llamado a la puerta, ella despacio se acomodó en la cama, se hizo la dormida. César fue a abrir la puerta, era Ashley con un camisón en color rosa claro muy cortito:
- Quería saber si estaba bien, ¿Te he despertado?
- Estaba adormilado, pero no pasa nada, no te preocupes Ashley, no necesito nada.
Ella se bajó un tirante de su camisón lentamente:
- ¿Estás seguro?
César parpadeo, no sabía muy bien cómo atajar la situación, en otro caso hubiese caído en sus redes, pero Gisela se había interpuesto entre sus pensamientos y sus sentimientos:
- Ashley tengo que estar pendiente de Gisela, gracias por todo.
Ella de malas se subió el tirante y asintiendo se fue al dormitorio, César cerró la puerta, se apoyó en ella y respiró hondo, se acercó a Gisela, ella se había quedado dormida, la había tenido tan cerca, había estado apunto de besarla. En parte agradecía que Ashley hubiese interrumpido, no quería cometer un error. César se sentó en el sillón y al rato se quedó dormido.
Henrique se despertó con dolor de cuello, había pasado toda la noche en ese sofá incómodo de su despacho, se levantó y se asomó al pasillo, no había nadie, pero escuchó voces en la cocina, se acercó, allí estaba Juan preparando el desayuno y Ashley apoyada en la mesa de la cocina tomándose un café:
- Buenos días.
Juan y Ashley se giraron a mirarlo, tenía mala cara, se notaba que no había pasado buena noche:
- Me quedé dormido en el despacho, no me llamasteis cuando se fue mi amigo.
Ashley se acercó a él:
- Es que no se fue, ademas te vi tan dormido que no quise despertarte.
- ¿No se fue? ¿Dónde a dormido?
- Pues... en el dormitorio de Gisela.
Henrique puso cara extraña, pero para la decepción de Ashley, él no se había puesto celoso, sino se había molestado por no ofrecerle algo más cómodo:
- ¿Por qué no le disteis uno de los cuartos?, para que estuviese más cómodo.
- Le dije que si necesitaba algo, pero él se empeñó en quedarse ahí, quería tener vigilada a Gisela por cualquier cosa.
- Está bien, voy a ver qué tal sigue.
Juan interrumpió:
- Es todavía un poco pronto, si quiere tómese un café.
- Mejor, por si no a dormido bien, que descanse un poco más.
César se despertó, al principio se asustó un poco al no saber bien donde estaba, pero luego vio a Gisela en la cama tumbada, ella estaba dormida. César se levantó y despacio se acercó a la cama, la miró, podía pasarse días contemplándola, era tan bella y ahí tumbada, se agachó un poco para poder tocar su cara, ella abrió los ojos despacio, lo vio:
- ¿Cómo te encuentras Gisela?
- Cansada y eso que he tenido que dormir durante horas.
- Eso es la medicación, no te preocupes, te tengo que decir que ya estás limpia.
Ella miró abajo de la cama, triste:
- ¿Así de simple?
- Bueno... hubiese sido más complicado si estuvieses en un estado más avanzado, poco a poco vas a ir soltando los restos, vas a estar muy bien, necesitas un poco más de reposo, pero en breve podrás hacer tu vida normal.
Ella miró a un lado de la habitación seria, "tu vida normal" era algo que no quería escuchar:
- Mi vida normal... no se ni cual es mi vida, ni que sentido tomará.
- ¿Sigues queriendo irte?
- Sí, claro que si.
- Pues tienes que fingir, tenemos que decirle a Henrique que sigues mal, que no has podido expulsar nada todavía, sino me tendré que ir, y perderíamos la oportunidad.
- Pero... ¿Cómo piensas hacerlo? Va a ser muy arriesgado César.
- Tranquila, lo vamos a conseguir, tú hazme caso a mi.
Llamaron a la puerta, ellos dos se asustaron, Gisela se tumbó en la cama, César se colocó cerca de la puerta:
- Adelante.
Era Henrique, César se puso un poco nervioso, pero respiro hondo, no podía dejar que él notase sus nervios, se tenía que llevar de allí a Gisela como fuese:
- César me han dicho que dormiste aquí toda la noche, siento que no te hayan ofrecido nada más cómodo, estaba tan cansado que me quede dormido.
- No te preocupes, he dormido bien, quise estar aquí para ver si necesitaba algo.
- Me ha comentado Ashley que la distes unas pastillas para... expulsar al bebé.
- Para limpiarse Henrique... pero todavía no hemos conseguido nada, tengo de plazo hasta mañana, sino... tendré que llevarla para intervenirla.
Henrique abrió los ojos de par en par, no podía dejar que saliese de casa, se puso nervioso, César lo notó, pero tenía que seguir como si nada:
- Mejor que la intervengas aquí, no quiero que por moverla la pueda pasar algo.
- Aquí no la podría intervenir Henrique, no hay un sitio homologado, ni tampoco tengo los accesorios. Si no quieres llevarla a un hospital, por lo menos a mi clínica.
Henrique intentó tranquilizarse y asintió:
- Bueno... vamos a esperar, hay plazo hasta mañana ¿no?
- Sí, vamos a rezar porque no haya que llevarla a quirófano.
- Si quieres baja a desayunar, Ashley se quedará con ella mientras.
César no quería dejarla, miraba a la cama y después a Henrique, estaba tenso, no quería alejarse de ella, pero tuvo que acceder, no podía dejar que se le notase nada:
- Está bien, se puede quedar sola de todas formas, está con su suero y sin dolores, pero bueno tampoco está demás que alguien la cuide.
- Mejor.
Los dos hombres bajaron, Gisela se quedó sola por el momento, que iba a pasar ahora, ella tenía claro que se iba a ir con César, ese hombre la iba a ayudar, no lo podía desaprovechar.
Ashley estaba en la cocina aburrida cuando escuchó voces que se acercaban a la cocina, eran César y Henrique que se acercaban hablando, Ashley se colocó la camisa Juan al verla negó con la cabeza, ella le hizo un gesto de despreció y se giró para mirar a la puerta, al verlos entrar sonrió, César se percató y la sonrió a ella, Henrique los miró, no puso muy buena cara:
- Ashley, el doctor va a desayunar, así que vete con Gisela.
- Estará descansando ¿no?
César asintió, pero a Henrique no le convenció su contestación:
- Sube por favor.
A Ashley se le borró la sonrisa y de mala gana salió de la cocina, Henrique dio un golpe a César en el hombro invitándolo a sentarse a desayunar.
Rafa estaba en la casa tomándose un café con Samuel, Erica todavía no se había despertado:
- Vamos ha hacer lo que dices, pero no quiero meter de por medio a Erica, no quiero arriesgarla.
- Está bien te entiendo, fue una metedura de pata por mi parte el decirlo delante de ella.
- No te preocupes, conozco a Erica, no va a ser fácil irnos sin que ella no sospeche, así que tendremos que hacerlo cuando ella esté dormida.
- Rafa, esto es arriesgado, quiero decir... puede ser peligroso, no sé si eres consciente de lo que pueda ocasionar.
- Sinceramente no estoy acostumbrado a esa clase de cosas como tú, se que has sido el hombre de confianza de Henrique durante mucho tiempo y habrás visto de todo, pero... quiero ayudar a Gisela, Fernando me lo agradecerá y él es como mi hermano.
Rafa se quedó serio, miró a Samuel y dudo unos instantes en preguntar, pero al final hizo la pregunta:
- ¿Vas a traer armas?
Samuel no quería preocuparlo, sabía que él estaba acostumbrado a estar en ese círculo, pero Rafa no:
- Tú por eso no te preocupes, de eso me encargado yo.
Ashley seguía sentada en el sofá mirando la cama, pensaba, estaba cansada de estar ahí, pensaba que iba a ser la dueña de la casa una vez se quitase a Gisela del medio, pero veía que Henrique ya no la hacía caso, era eso o que había aparecido ese hombre, el doctor la llamaba la atención, quería seducirlo, igual le echaba para atrás estar bajo el techo de Henrique, pero ella le iba a quitar la vergüenza, estaba decidido, quería poder y ese hombre estaba soltero, podría hacerla muy poderosa. Gisela despertó, estaba más tranquila:
- César.
Para su sorpresa no estaba César, sino Ashley, ella se levantó y se acercó a la cama:
- ¿Cómo te encuentras?
- Mejor, gracias.
Ashley tenía mala cara, estaba extraña:
- ¿Te puedo hacer una pregunta Gisela?
Ella asintió, no sabía por donde podía venir la pregunta, así que se preparo para lo que pudiese venir:
- ¿Desde cuándo conoces al doctor?
No entendía muy bien la pregunta, frunció el ceño:
- Desde hace unos meses, me vino ha hacer una revisión,¿Por qué?
- Porque... me extraña un poco que le llames César con tanta confianza y además... que él se haya quedado aquí...
- ¿Qué? Es un profesional y además es amigo de Henrique, no sé a donde quieres ir a parar.
- A ningún lado Gisela, no te pongas a la defensiva, solo quería saber si le conocías o no.
- Te gusta, ¿Verdad?
Ashley asintió con una sonrisa, parecía una adolescente:
- ¿Qué pasa con Henrique?
- ¿Qué pasa de que?
- Se supone que estás aquí para él o con él, no creo que le haga gracia que te fijes en su amigo y créeme que él se va a dar cuenta.
- Me cuesta hablar de esto contigo, eres su mujer.
Gisela soltó una carcajada, la miró con ironía:
- Ashley, soy su mujer porque lo dice un papel y tú lo sabes, sino no estuvieses aquí, si no supieses que puedes estar al lado de Henrique, pero te digo una cosa, Henrique no sabe diferenciar entre compañía y propiedad, te lo digo porque no creo que le haga gracia que te vayas con su amigo. Por otro lado entiendo que te guste César, es guapo y está soltero, además tiene una buena posición social.
Ashley sonrió, la había confirmado que estaba soltero:
- A mi me gustaba enserio Henrique, pero no me hace ni caso Gisela, pero César... le veo tan apasionado.
A Ashley la comenzó a entrar calor, Gisela la miraba con ironía, las dos se miraron y comenzaron a reírse:
- Quien iba a decir que íbamos a estar así ¿no?
- La verdad es que sí.
César entró en la habitación y las miró, las dos mujeres al principio no se dieron cuenta de su presencia, él comenzó a reírse y ahí fue cuando miraron en su dirección:
- Me gusta ver qué estás mejor Gisela y tú que eres muy buena compañía para ella.
Ashley no paraba de sonreír, César se acercó a ellas, acarició el brazo de Ashley con delicadeza:
- Te estaba buscando Henrique, se ha ido a su dormitorio a arreglar.
Ella asintió y seguidamente salió de la habitación, César miró a Gisela todavía estaba su sonrisa adornando su cara:
- ¿Qué tal?
- Bien César, muchas gracias por todo, te quería hacer una pregunta, no me debería de meter, pero...
- ¿Me lo vas a preguntar igual no?
Ella se rió y asintió:
- Sí, ¿Te gusta Ashley? Se que es personal, pero... quería saber.
- Es una mujer muy bella.
- Pero...
- Pero nada más.
Gisela le miró fijamente, sus ojos brillaban, seguro que estaba a otra cosa:
- Te gusta alguien más ¿no?
César echo una carcajada, luego la reviso el suero, quería evadir la pregunta, Gisela le seguía con la mirada a donde se movía:
- Aunque no me contestes lo sé, se te nota en la mirada.
César ya no sabía que decir, se paró y la miró, no podía parar de sonreír, Gisela le producía eso, y ahora que estaba de mejor humor él estaba encantado:
- Ashley es muy bella, pero tienes razón... me interesa otra mujer,¿Contenta?
- Y... ósea...¿Cómo es que no estás con ella?
César frunció el ceño:
- ¿Por qué sabes que no estoy con ella?
Gisela se encogió de hombros y volvió a soltar una carcajada:
- No lo se, solo lo intuyo, ¿Me equivoco?
- No, no te equivocas.
- Por eso digo, que no entiendo que no estes con ella... eres un hombre guapo, simpático, bueno, que ayuda a lo demás, y aparte... tienes una buena posición social, me asombra que estés soltero.
- Digamos que... estuve muy enamorado una vez, pero... la vida me la arrebató, no he encontrado a nadie con quien la pueda comparar, hasta que... bueno... conocí a esta mujer.
Gisela lo miraba embelesada, la encantaban las historias románticas y esta historia era en vivo, seguía atenta a lo que César decía:
- Pero... no es sencillo.
- Nada es sencillo y mucho menos el amor... pero... si estáis destinados a estar juntos, tarde o temprano estaréis.
- Es complicado, ella está casada y... bueno hasta hace nada no sabía que existía.
- Sí realmente te interesa, lucha por ella.
- Me interesa y mucho, y si... creo que voy a luchar por ella, porque es única.
Llegó la noche, era la noche, Samuel esperaba en el coche a Rafa, este se levantó con cuidado de que Erica no se despertara, pasó la mano con cuidado por la cara de Erica, esta no se despertó, así que salió con sigilo y se puso el pantalón en el salón, después de vestirse totalmente de negro, salió. A lo lejos estaba Samuel, también iba de negro, se subió al coche:
- Pensaba que no venias ya.
- Sí, pero no era fácil con Erica por ahí, tenía que esperar a que se durmiese.
- Todavía estás a tiempo de echarte para atrás Rafa.
Él pensó por unos instantes, sabía que iba a ser muy complicado, pero sentía que lo tenía que hacer:
- No se como lo vamos ha hacer, está todo muy complicado, pero no te voy a dejar tirado, te he dicho que voy y voy, hoy es la noche.

Él pensó por unos instantes, sabía que iba a ser muy complicado, pero sentía que lo tenía que hacer:- No se como lo vamos ha hacer, está todo muy complicado, pero no te voy a dejar tirado, te he dicho que voy y voy, hoy es la noche

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Como te imaginéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora