Mi amo

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Fernando no podía seguir viendo la imagen y salió incrédulo del lugar, se quedó parado antes de salir de la casa por completo, miró atrás soltó una lágrima que le recorrió la mejilla, se la secó de mala gana y salió hasta el coche. Entró y sin mirar a su amigo le dijo que se fuesen del lugar:
- Ya nos podemos ir.
Rafa se quedó mirándolo, algo había pasado, no era normal que se sentase de esa manera:
- ¿Qué pasa?
- Nada, ya me quiero ir, no quiero que se me haga más tarde.
- Si tú lo dices.
Rafa sabía que algo había pasado, pero también sabía que no podía presionar más a su amigo, si no quería hablar pues prefería dejarlo hasta que decidiese hablar. Arrancó y salieron de allí.
Henrique se acercó a ella, era preciosa, dio una vuelta alrededor de ella, miró lo que ella le ofrecía, quería tenerla entre sus brazos para siempre, pero sabía que no era el momento, sabía que ella lo había por interés, que ella siempre se movía por interés. Se alejó de ella y la retiró la cara:
- Recoge la bata y lárgate.
Gisela se quedó de piedra, qué le pasaba, siempre la había deseado:
- Pero...
- Recoge la bata y lárgate.
Gisela al verlo enfadado recogió la bata sin quitarle ojo, se la puso:
- No te entiendo, siempre me deseaste, siempre quisiste mi cuerpo, ahora te lo ofrezco.
Se acercó a él, necesitaba que por lo menos la mirase, necesitaba ver su expresión, cuando le iba a tocar la cara él la detuvo, agarró su mano:
- Te deseé siempre, pero...
- ¿Pero?
- Así no.
La soltó la mano, Gisela se quedó parada frente a él, al darse cuenta de la imagen se sintió mal, se estaba ofreciendo a él como un trozo de carne y lo estaba rechazando:
- Véte de aquí Gisela, no me apetece verte más.
Ella se iba alejando despacio sin apartar la vista de él, Henrique quería que saliese rápido, no podía tenerla más tiempo cerca y seguirla rechazando:
- Que te vayas.
Henrique mosqueado se encerró en el baño. Gisela salió más rápido, cerró la puerta y se fue a su cuarto.
Rafa aparcó frente a la casa, miró a su amigo que callado seguía sin bajarse del coche, despacio quitó las llaves del contacto, no quería molestarlo, pero sabía que algo malo pasaba:
- ¿Me vas a decir lo que has visto?
Fernando volvió en si, pero seguía sin mirar a su amigo:
- Fernando, ¿Qué pasa?
Fernando lo miró, no quería soltar más lágrimas, así que intento hacerse el fuerte:
- La he visto... de rojo...
- ¿De rojo? No entiendo.
- Estaba en el cuarto de él.
- Fernando, intenta tranquilizarte, no te entiendo.
- Que la he visto en el dormitorio de Henrique, ella iba vestida de rojo, con un camisón rojo y se lo a quitado delante de él...
- ¿Y?
- ¿Y? Se estaba entregando a él, se supone que le daba asco, Rafa, ese hombre la violó... y ahora... se entrega a él como si fuese un objeto, o es que... me ha mentido... ¿Lo quiere?
- Fernando, igual no es lo que piensas... igual ella...
- Ella nada Rafa, lo he visto con mis ojos, yo estaba pensándome lo del viaje, y ella...
- Ella asistió a tu boda Fernando, ¿Pensabas que nunca iba a rehacer su vida? Es joven, guapa, tiene que rehacer su vida, tú fuiste el que te alejaste Fernando, por motivos ajenos a tu voluntad, pero es así, tienes que entender.
- Nunca podré entender que ella haya regresado con ese monstruo, nunca.
Fernando se bajó del coche, Rafa se bajó siguiéndole, ya no volvió a decir más palabras, dejó a Fernando que entrase a su dormitorio, Rafa sabía que decirle la verdad a Fernando no serviría de nada, solo era hacerle más daño, pero tampoco era justo culpar de todo a Gisela.
Gisela se acostó en su cama llorando, Samuel la vio entrar, llamó a la puerta pero Gisela no contestó:
- Gis, ¿puedo pasar?
Gisela se secó las lagrimas:
- Sí Samuel, pasa.
Samuel pasó, cerró la puerta:
- ¿Qué pasa?
Gisela dio un golpecito a la cama diciéndole que se sentara, Samuel miró su gesto y seguidamente se sentó cerca de ella, Gisela se acercó a él y apoyó su cabeza en el hombro de él:
- Gis... ¿Te dijo algo Henrique?
- No... no me apetece hablar Samuel, quiero estar así... sentir que alguien está a mi lado.
Samuel no quería hacerse ilusiones pero sabía que Gisela lo estaba mirando con otros ojos y eso le encantaba.
A la mañana siguiente Thais despertó y vio que Fernando estaba asomado a la ventana, medio adormilada le habló:
- ¿Qué pasa Fer?
Fernando se asustó porque no se esperaba que Thais le hablase ya, miró el reloj, las 07:00 de la mañana, se le había ido la noción del tiempo. Miró a Thais:
- ¿Ya te has despertado?
- Sí, ya nos vamos... ¿No has dormido?
- Sí, lo que pasa que no mucho.
Thais se quedó pensativa, ¿Hasta cuando esa mujer iba a estar en sus pensamientos?, tenía la esperanza de que en el viaje se pudiese acercar más a su marido y así él olvidarse de esa mujer. Fernando se acercó a ella y la besó en la frente:
- Voy a preparar café, ya hablé con Erica para llevarla a la niña temprano.
- Perfecto.
Fernando salió por la puerta, Thais dio un golpe a la cama:
- No me mira como mujer, ¿Qué le ha hecho esa mujer? Por más que lo provoco nada de nada.
Rafa estaba en la cocina, escucho a su amigo detrás de él:
- Buenos días, ya hice café, os espera un buen viaje, así que con este café os preparáis.
Fernando se sentó en la mesita de la cocina, observaba a su amigo ponerle el café. Rafa acercó la taza de su amigo y él se apoyó en la encimera de la cocina mientras daba sorbos a la taza miraba a Fernando:
- ¿Qué me miras tanto?
- Parece mentira que te vayas de viaje hijo, tienes una cara... ¿No has dormido bien?
- Sabes perfectamente que no.
- Se que te vas de viaje de novios, que tienes que pensar en eso y ya.
- Lo se, créeme que no es mi intención estar pensando en... Gisela, pero no puedo hacer otra cosa, mi cabeza se va directamente a ella, pero tengo que dejar de pensar en ella, Rafa me ha hecho mucho daño, para mi Gisela está muerta.
Fernando se levantó y se fue a su cuarto. Rafa sabía que su amigo no lo decía enserio, que la quería pero ambos se habían hecho daño, ¿Y eso se iba a poder solucionar?, se veía imposible.
Gisela despertó en los brazos de Samuel,se asustó, rápidamente se levantó y se puso la bata. Samuel despertó con tanto movimiento, la miró con cara de sueño, Gisela estaba dando vueltas por la habitación:
- ¿Qué pasa Gis?
- Nada... te tienes que ir Samuel.
Samuel se levantó, se acercó a ella, la agarró las manos:
- Tranquila, me pediste que me quedase contigo, estabas mal y eso fue lo que hice.
- Samuel no quiero complicaciones, no te tuve que pedir eso.
- Gis, no ha pasado nada, tranquila... somos amigos.
- Sí... pero puede llevar a equívocos, perdóname.
- No me digas que te perdone cuando es lo más bonito que me ha pasado en mucho tiempo Gis. Cuando sabes que yo estoy para ti, que siempre estaré.
- Gracias Samuel, tú si eres un amigo y se que puedo contar contigo.
Los dos se fundieron en un abrazo, Gisela sabía que podía contar con él:
- Ahora vete antes de que te puedan ver.
Samuel salió por la puerta tras darla un beso en la mano. Gisela se sentó despacio en la cama.
Fernando fue a casa de Erica a dejarla a la niña, está estaba en la cocina cuando escucho el timbre, fue a abrir y cuando vio a la niña sonrió, enseguida Ainhoa la echo los brazos, la quería mucho:
- Ay mi niña guapa.
Erica la cogió en sus brazos, y le hizo un gesto a Fernando para que pasase, tras pasar cerró la puerta y acomodó las cosas de la niña en el sofá del salón, Erica se apoyó en la encimera de la cocina, Fernando se acercó y agarró las manos de su hija:
- No te preocupes que la voy a cuidar muy bien.
- No me cabe la menos duda, pero me cuesta separarme de ella.
- Normal, es una monada te roba el corazón.
- La verdad es que sí, me alegra que tenga unos tíos tan buenos y que la quieran tanto.
- No lo dudes, además ahora va a trabajar en el bar Rafa y así puedo descansar.
Los dos se rieron, Erica se fijó en su amigo, algo le pasaba:
- La niña va a estar bien, tranquilo, te noto preocupado.
- No es preocupado, es mosqueado o no se...
- ¿Y eso?
- Anoche me llevó Rafa a casa de Gisela.
Erica abrió los ojos de par en par:
- ¿Estás loco? ¿cómo te arriesgas así? Si te pilla Henrique te mata.
- Lo se, pero necesitaba verla, saber que estaba bien, y la verdad que en la hora...
- ¿En la hora?¿Qué pasa?
- Pasa que... la vi en camisón, en la habitación de ese hombre.
- ¿Y?
Fernando contestó asombrado de la respuesta de Erica:
- ¿Y? ¿Cómo puedes decir eso?
- Es su marido, ¿A caso tú no te pones en pijama o ropa interior frente a Thais?
- Sí pero...
- Pero nada Fer, tú elegiste, ella eligió, igual no es lo que queríais cada uno pero es lo que elegisteis, y tenéis que seguir con vuestras vidas, piensa que ella tiene que seguir su vida y te digo... que si hace eso no es por gusto.
- ¿Cómo estás tan segura Erica? Parece que sabes algo que yo no se, o que la conoces más que nadie.
- No la conozco más que nadie, pero a ella no la queda otra cosa que volver con ese hombre, porque no tiene a nadie más y aparte para nadie es un misterio que ese hombre tiene mucho poder.
- Bueno... realmente no quiero volver ha hablar de esa mujer. Cuida mucho de mi niña, la voy ha echar mucho de menos.
- Seguro que ella a vosotros también, cuídate guapo, y pasarlo muy bien.
- Gracias Erica por todo.
Fernando la dio un beso en la mejilla y seguidamente le dio un fuerte beso en la mejilla a su niña, Erica lo acompañó a la puerta, antes de que se fuese le agarró del brazo para que él se girase a verla:
- No la odies, no la queda más remedio, piensa eso, no ha podido ser lo vuestro y no ha sido culpa vuestra, han sido las circunstancias, pero no la odies, ni hagas o digas cosas de las que luego te puedas arrepentir.
Fernando no dijo nada, asintió levemente y seguidamente se fue. Erica lo miró mientras se iba, seguidamente miró a la niña:
- Tú papá no está bien, está feliz de tenerte pero su felicidad no es completa.
Fernando se montó en el coche, allí estaba Thais sonriéndole de oreja a oreja, por más que intentaba concentrarse en ella y en el viaje no podía parar de pensar en Gisela y de decirse que ojalá el viaje fuese con ella. Arrancó y volvió a la realidad.
Gisela estaba almorzando fuera, para ella era un placer cuando no estaba Henrique. Su pensamiento se iba a Fernando:
- ¿Qué estarás haciendo en estos momentos?
Agarró el móvil, quería llamarlo, saber de él, pero enseguida lo soltó. No podía molestarlo, no debía mosquear a Henrique, sabía que su destino era obedecer a su amo, y aunque la dolía pensar así y decir que él era su amo, era la verdad. Sentía que había nacido para él, para cumplir sus deseos.
Llegó la tarde y Henrique llegó a la casa, Gisela estaba en su cuarto leyendo cuando escuchó el teléfono, se extrañó, no solía llamar nadie.
Henrique cogió el teléfono y tras contestar llamó a Samuel, era para él. Este se quedó de piedra, sabía porque le llamaban, nadie más llamaba a esa casa y mucho menos para preguntar por él. Henrique le tendió el teléfono, esté temblando lo agarró lentamente, y más lentamente se lo acercó a la oreja, casi sin voz contestó:
- ¿Si?
Una voz dulce al otro lado pronunció su nombre:
- ¿Samuel?
- Sí... soy... yo.
- Tiene que venir al centro de salud... su madre...
Samuel miró al frente, no quería escuchar, no podía escuchar más:
- Sí madre falleció esta madrugada a causa de un fallo cardíaco.
-¿Cómo?
- Lo siento mucho caballero, necesitaría que se pasase por los temas de papeleo.
- Sí, claro.
No podía seguir hablando, colgó, seguía mirando a la nada. Henrique lo miró fijamente:
- ¿Qué pasa?
- Mi madre...
- ¿Tú madre?
Samuel poco a poco iba reaccionando, lágrimas le recorrían las mejillas:
- Mi madre ha fallecido, esta madrugada.

- ¿Tú madre?Samuel poco a poco iba reaccionando, lágrimas le recorrían las mejillas:- Mi madre ha fallecido, esta madrugada

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