Te quiero

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- Te estaba buscando.
- Ya me ha encontrado, dígame.
Gisela se quedó pensando, no le podía decir que estaba espiándole.
- Quería salir y estaba buscándote por eso.
- ¿Salir?, a las siete de la mañana.
Gisela respiró hondo, había que pensar rápido.
- No, en una hora o así, pero como anoche te fuiste sin avisar pues estaba viendo a ver si habías llegado.
- Le dije a Jessica que me iba a mi casa, tenía asuntos que solucionar.
- ¿ A tú casa?, no sabía que tenias casa.
- Pues sí, no es mía, porque la comparto, pero vamos que como si lo fuese.
- ¿La compartes?, claro con alguna chica.
Fernando sonrió, sabía que estaba celosa.
- No, con un amigo,¿por?
- Por nada.
Fernando se acercó a ella, tanto se acercó que a ella no le quedó mas remedio que echarse para atrás. La puerta se interpuso en su marcha atrás, él se seguía acercando, hasta que quedó muy cerca, a Gisela la faltaba la respiración.
-¿La molestaría que fuese una chica?
- Claro que no.
- Pues -se acercó mas, tanto que estaba a punto de besarla- entonces nada.
Se alejó, a ella la dio rabia.
- No quiero que te confundas,además si quieres salir dímelo a mí, no ha Jessica, tu jefa soy yo.
Se fue de su lado, él la miraba riéndose mientras se iba.
Gisela sabía que lo que sentía ya rebasaba sus límites, sabía que era algo mas que atracción, pero también sabía que no podía ser.
Henrique había estado muy ocupado en su viaje a Argentina, a penas había tenido tiempo para llamar a su casa. La habitación de hotel donde se hospedaba era muy grande, mas parecida a un apartamento que a una habitación de hotel, con todas las comodidades.
Henrique hablaba con Samuel en el sofá de la salita.
- Pues si todo va bien pasado mañana me iré a España otra vez, estoy cansado de estar aquí.
- Sí señor, tendré todo listo.
- ¿Cómo que te vas?
Una mujer rubia con ojos azules salió de la habitación, llevaba nada mas que una camisa azul, que supongo que sería de Henrique.
Samuel se retiró.
- Buenos días Ashley.
- ¿ Te vas? todavía te quedan unos días.
Ella se acercó, se sentó en sus piernas y con mucho cariño y coqueteo le tocó la cara, mientras le besaba el cuello.
- Ashley, tengo cosas que hacer.
- ¿Qué cosas? tú mujer.
- Por ejemplo, sabes que en su cumpleaños estuve fuera, quiero ver como va todo por allí.
- Con lo bien que estamos aquí¿qué necesidad tienes de irte?
- Ella es mi mujer, no te equivoques.
Aquella mujer se levantó de muy malas ganas, le dio la espalda y grito.
- Ella no te desea lo sabes, si no no estarías aquí.
Henrique se levantó de mala gana y agarrándola del brazo la giró.
- No te importa, ella es mi mujer, tú no eres nadie, contigo solo me divierto y tú también te diviertes, no entiendo el problema.
- El problema es que te has obsesionado con esa niña, desde que era adolescente, hay mujeres mejores, como yo por ejemplo, que te podemos dar lo que quieras.
- No me interesa.
- Llevas seis años esperando que te de una muestra de cariño, que la puedas hacer tuya, por favor... el deseo te tiene que matar, la he visto, es muy bella.
- He dicho que me voy y me voy.
La empujó y salió de la suite.
- Esto no se va a quedar así, vas a ver que soy la mujer que te conviene.
Gisela se cambió, eligió ropa para provocar, quería jugar, pues iban a jugar. Del armario eligió un pantalón corto azul celeste y una blusa blanca atada a la cintura. Se maquilló, y se aliso el cabello.
Salió en su busca, efectivamente Fernando estaba terminando de lavar el coche, ella se colocó el cabello y desde lejos lo llamo con un silbido pequeño, Fernando se giró.
- Quiero ir al pueblo.
Fernando se quedó con la boca y los ojos abiertos de par en par, estaba preciosa. Ella se acercó más a él y con su sensualidad le habló a dos dedos de sus labios.
- ¿No me ha oído?
- Sí. ..
Le costaba hablar, pero al final decidió abrirla la puerta y casi sin pestañear se montó en el asiento del piloto.
Gisela no se paraba de acomodar el pelo, mientras que por el lateral del ojo veía como la miraba por el retrovisor.
- ¿Pasa algo?
- No, nada.
- Aaa, veo que me mira, pensé que querías decirme algo.
- La diría muchas cosas, pero mejor lo dejo así.
- ¿Qué cosas?
La sonó el móvil, ella sintió que era muy oportuno, y de mala gana contestó.
- ¿Qué pasa?
Era Henrique. Gisela miró a Fernando por el retrovisor mientras escuchaba a su marido. Se miraron con pena, con deseo, con ¿amor?.

Como te imaginéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora